Al presidente Javier Milei puede no gustarle que el pleno del debate público gire hoy en torno a sus modos. Pero, en los hechos, someter a la política y a la sociedad a un estado de tensión permanente a fin de sustentar el relato oficial torna cada vez más difícil el cumplimiento de los preceptos democráticos.
La persistencia del discurso de campaña por sobre una narrativa de gestión sólo satisface al núcleo duro libertario y deja al lado del camino a los portadores del disenso. En ese contexto, la escasa asistencia ciudadana registrada en los últimos comicios provinciales (cronograma con punto de partida en Santa Fe) parece certificar que únicamente votaron aquellos —oficialistas y opositores— que transitan sin sobresaltos un camino asfaltado por la polarización.
Con una estrategia basada en el desapego a las formas institucionales como vía de acceso al objetivo fijado, el gobierno de Milei soslaya el impacto de un ajuste desproporcionado en jubilados o sectores populares de la Argentina.
Los modos del oficialismo
En esa línea plagada de arrebatos contra múltiples sectores de la sociedad, en rigor, distante a una democracia liberal, también se inscribe la preocupante reacción de Diego Spagnuolo, director de la Agencia Nacional de Discapacidad, Andis.
El funcionario cuestionó los beneficios de transporte que tienen las personas con discapacidad y confrontó, sin eufemismos, con un niño con autismo. No muchos meses atrás, Spagnuolo se había despachado con expresiones ofensivas descartadas hace décadas tanto por la comunidad médica como por los tratados internacionales de derechos humanos.
En tiempos donde los límites adquieren volatilidad, la lista de arremetidas se amplía con los recurrentes cruces entre la Casa Rosada y el periodismo, o la reacción oficial frente al conflicto con epicentro en el Hospital Garrahan. En ese marco, no pocos actores de la sociedad recelan de un Ejecutivo con creciente impronta autoritaria. Pero la oposición todavía no logra capitalizar ese déficit.
La oposición en su laberinto
No obstante, Cristina Kirchner, en su reaparición pública del 25 de mayo y habiendo tomado nota de la baja performance del peronismo en las últimas elecciones (el PJ no logró imantar a los desencantados), como también que el respaldo a Milei no pasa por la batalla cultural sino por la baja de la inflación y la estabilidad pregonada por el oficialismo, instó a “replantear el modelo económico” a proponerle a la sociedad.
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La clave, según la lectura de la exmandataria, es hacer esa reformulación “sin prejuicios ni falsos clichés históricos o culturales”. Y, acorde al clima de época, convocó a erigir “un Estado eficiente”.