Aunque hay mucha más información que décadas atrás, aunque existen formas más precisas y rápidas de detectarlo, y más cómodas, los varones siguen llegando tarde a la consulta profesional. Algunos se niegan a ir porque minimizan la posibilidad de tener cáncer (si tienen menos de 60 años suelen creen que eso no puede pasarles) y muchos otros porque siguen con el "chip" de que el control es molesto, que el tacto rectal es indispensable o porque tienen temor de plantear sus dudas. El miedo también se apodera de ellos y los paraliza ante la chance de escuchar un diagnóstico de cáncer de próstata.
Lo que no saben, dice el médico urólogo Martín Piana, "es que la detección temprana marca una diferencia radical". Y explica que "mientras que un diagnóstico en estadios avanzados suele implicar tratamientos más agresivos y un pronóstico más reservado, detectado precozmente el cáncer de próstata tiene una tasa de curación que supera el 90% sin afectación de la calidad de vida del hombre".
Una amenaza silenciosa
El cáncer de próstata prevalece "como una amenaza silenciosa en el hombre" siendo la segunda causa de muerte por cáncer en la población masculina en la provincia. Sin embargo, los prejuicios alejan a los varones de la posibilidad de encarar una terapia adecuada que les permita sobrellevar y/o superar el problema, con menos consecuencias de lo que imaginan.
"Puertas para fuera ellos siempre están bien, puertas para dentro, la realidad es distinta. En lo cotidiano se nota una contradicción significativa entre la percepción y el comportamiento real en cuanto a la gestión de su salud, quizás porque es considerado un tema tabú para el varón. A pesar de que el 83% de los hombres confía en que su salud es buena, sólo el 43% de los hombres se somete a chequeos médicos regulares. Esta diferencia se debe, en parte, al miedo y a los prejuicios de los hombres a buscar ayuda médica, especialmente en temas relacionados con la próstata", enfatiza Piana, director del Instituto Metropolitano de Urología de Rosario.
Cáncer de próstata: las preguntas clave
En diálogo con La Capital, el cirujano hizo referencia a las acciones necesarias para detectar esta patología, habló del peso de la herencia familiar, de los mitos en relación a los exámenes clínicos, de las nuevas tecnologías y de la necesidad de modificar la mirada que la gente tiene sobre la enfermedad y sus consecuencias.
¿Puede prevenirse el cáncer de próstata?
A diferencia de otros cánceres, el de próstata no puede prevenirse (no hay una vacuna ni conductas que lo eviten por completo), pero sí puede detectarse a tiempo. Y esa detección temprana marca una diferencia radical: mientras que un diagnóstico en estadios avanzados suele implicar tratamientos más agresivos y un pronóstico más reservado, detectado precozmente, el cáncer de próstata tiene una tasa de curación que supera el 90% sin afectación de la calidad de vida del hombre
¿A qué edad comienza a ser más habitual?
La incidencia del cáncer de próstata aumenta progresivamente a partir de los 50 años pero se dispara significativamente después de los 60. No obstante, cerca del 10% de los diagnósticos se realiza en varones menores de 55 años, especialmente en quienes tienen antecedentes familiares directos o mutaciones genéticas asociadas. Se sabe que aproximadamente el 20% de los casos tiene una base hereditaria. Existe una clara transmisión familiar (con una relación identificada entre el cáncer de próstata y ciertas regiones cromosómicas, como el locus 1q24-25). Esas suelen ser formas más agresivas y de aparición precoz. Los hombres con padre o hermano afectados tienen un riesgo 2 a 3 veces superior al de la población general. Ese riesgo aumenta aún más si hay varios familiares afectados o si el diagnóstico se dio a edades tempranas.
Si hay antecedentes, ¿cuál es la recomendación?
Si un hombre tiene un pariente de primer grado (padre, hermano, hijo) con cáncer de próstata, su riesgo es de 2 a 3 veces mayor que el promedio. Y ese riesgo se incrementa con la cantidad de parientes con diagnóstico de cáncer de próstata. Sin dudas, los antecedentes familiares tienen un peso alto. Si un hombre reconoce en su familia uno o más casos, y más si esos casos se dieron en personas jóvenes deben comenzar los controles antes y, en muchos casos, se justifica la realización de estudios genéticos (como la búsqueda de mutaciones BRCA1/2 o del gen HOXB13), lo que permite diseñar estrategias de prevención personalizadas.
¿Por qué hay casos en menores de 50 años? ¿Es más frecuente que antes?
Sí, hoy se diagnostican más casos en hombres de 45 a 50 años que décadas atrás. Este aumento se debe, en parte, a una mayor conciencia sanitaria que antes y a que más hombres acceden antes a los controles, aunque aun quede un largo camino para que todos se controlen. La detección a los 50 años o antes también refleja una verdad genética: la forma de cáncer de próstata familiar, de la que hablaba, y es más precoz y agresiva. No es el más común pero sí el que más justifica un control temprano. Insisto con esto: si un hombre tiene antecedentes familiares directos —especialmente si esos familiares fueron diagnosticados jóvenes— debe comenzar los controles desde los 40 años y considerar estudios genéticos.
El prejuicio sobre el tacto rectal
¿Cuáles son los controles habituales que deben hacer todo hombre? ¿En qué consisten?
El diagnóstico tradicional en el manejo del cáncer de próstata durante décadas se basaron principalmente en: detección mediante PSA y tacto rectal. El antígeno prostático específico (PSA) y el examen físico digital eran las herramientas principales para la detección inicial. Sin embargo, el PSA tiene limitaciones en especificidad, con falsos positivos que generaban sobrediagnóstico y sobretratamiento. El tacto rectal invasivo y poco útil como método de screening, y la biopsia prostática sistemática transrectal, sin orientación precisa pasaba por alto lesiones significativas o detectar cánceres indolentes. Todo hombre debe comenzar sus controles prostáticos a los 50 años. El estudio inicial es sencillo: un análisis de sangre para medir el PSA (antígeno prostático específico). Este marcador no diagnostica por sí solo el cáncer pero puede alertar sobre alteraciones que justifican estudios adicionales. Si el PSA está elevado o hay sospechas, se puede realizar una resonancia magnética multiparamétrica de próstata que permite visualizar lesiones sospechosas con gran precisión.
Entonces, ¿es indispensable el tacto rectal?
No. Hoy ya no es obligatorio hacer un tacto rectal de rutina para empezar a controlar la próstata. Lo más importante es hacerse un análisis de sangre y si hace falta una imagen de alta precisión como la resonancia. El tacto rectal puede seguir teniendo su lugar en algunos casos puntuales (por ejemplo, cuando se sospecha un tumor avanzado o se necesita una estadificación precisa), pero ya no debería ser la “puerta de entrada” al control prostático.
¿Qué opinión tenés sobre este aspecto?
El tacto rectal y la masculinidad podemos decir que es una historia de resistencia. El examen rectal no sólo fue una barrera médica, sino también psicológica. Muchos hombres lo rechazaron por temor a una herida narcisista más que por razones clínicas. En una cultura donde la masculinidad se define por el control, la fortaleza y el silencio, aceptar la vulnerabilidad de ser examinado por el recto fue, para muchos, un límite simbólico. La consecuencia: menos controles, diagnósticos más tardíos, y más muertes prevenibles. Pero a pesar de los avances, aún persisten mitos peligrosos: que el cáncer de próstata no da síntomas, que es mejor no saber, que “si no duele, no hay problema”. Lo cierto es que muchos tumores crecen en silencio y sólo se descubren cuando ya no hay margen para elegir tratamientos conservadores. La biopsia transrectal al azar, por ejemplo, aún se practica en muchos lugares, a pesar de ser un método ciego, doloroso y con alto riesgo de infección. Hoy, gracias a tecnologías de vanguardia es posible realizar biopsias de otro modo. Afortunadamente esta nueva era permite detectar y tratar solo lo necesario, con mínima invasividad, menos dolor y mejores resultados. Hoy el paradigma cambió.
¿Qué ocurre si los estudios que pide el médico no dan perfectamente?
En caso de hallazgos significativos el siguiente paso es una biopsia de próstata guiada por fusión de imágenes, que permite tomar muestras dirigidas y precisas, reduciendo las molestias, los falsos positivos y los efectos adversos. La tecnología ha migrado hacia la precisión. Por primera vez en la historia podemos ver el nódulo sospechoso en un ecógrafo de alta calidad y localizarlo; para poder diagnosticarlo con una biopsia por el periné y/o tratarlo en el caso de un tumor de bajo grado con terapia focal con láser. La frecuencia de estos estudios depende del valor del PSA, los antecedentes personales y familiares, y del riesgo individual. En general, se recomienda un control anual.