El Papa Francisco transmitió a los obispos argentinos que "una Iglesia que no sale, a la corta o a la larga, se enferma en la atmósfera viciada de su encierro".
El Papa Francisco transmitió a los obispos argentinos que "una Iglesia que no sale, a la corta o a la larga, se enferma en la atmósfera viciada de su encierro".
Lo hizo por medio de una carta dirigida a los prelados que participan de la 105ª asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina. En un párrafo dejó traslucir su buen talante al pedir a los obispos: "Recen por mí para que no me la crea y sepa escuchar lo que Dios quiere y no lo que yo quiero".
En referencia al rol de la Iglesia la misiva del Sumo Pontífice indica: "Es verdad también que a una Iglesia que sale le puede pasar lo que a cualquier persona que sale a la calle: tener un accidente".
"Ante esta alternativa, les quiero decir francamente que prefiero mil veces una Iglesia accidentada que una Iglesia enferma. La enfermedad típica de la Iglesia encerrada es la autorreferencial; mirarse a sí misma, estar encorvada sobre sí misma como aquella mujer del Evangelio", agrega.
Al comienzo de la misiva, el Papa argentino bromea: "Van estas líneas de saludo y también para excusarme por no poder asistir debido a «compromisos asumidos hace poco (¿Suena bien?)»". Y continúa: "Estoy espiritualmente junto a ustedes y pido al Señor que los acompañe mucho en estos días".
La 105ª asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Argentina, presidida por monseñor José María Arancedo, se inició el lunes en Pilar, a unos 50 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, y se extenderá hasta pasado mañana.
La Conferencia Episcopal Argentina advirtió la víspera que "un tratamiento apresurado" de la reforma de la Justicia que impulsa el gobierno "corre el riesgo de debilitar la democracia republicana consagrada en nuestra Constitución".
"Consideramos que los proyectos de ley que se encuentran en el Poder Legislativo en orden a regular el ejercicio de la Justicia presentan aspectos que merecen un profundo discernimiento por la importancia de la materia que tratan", manifestaron.
"Jesús". Ayer, ante 100 mil fieles de todo el mundo que colmaban la plaza San Pedro, en Roma, el Papa Francisco volvió a sorprender al asegurar: "Jesús es nuestro abogado, él nos defiende siempre".
El Pontífice argentino habló así al comentar el episodio de la subida de Jesús al cielo, al explicar que "cerca del Padre, él intercede siempre en nuestro favor".
"¡Es lindo sentir que tenemos un abogado!", exclamó Francisco. Saliéndose del texto que estaba leyendo para su catequesis, agregó: "Cuando uno es llamado por el juez, tiene un juicio, lo primero que hace es llamar un abogado: ¡nosotros tenemos uno que nos defiende siempre, nos defiende de las insidias del diablo, nos defiende de nosotros mismos, de nuestros pecados!".
El Papa también aseguró que "entrar en la gloria de Dios exige la fidelidad cotidiana a su voluntad, aún a costa de sacrificios y del cambio de nuestros programas". Además, recordó al "ora et labora" (reza y trabaja) de San Benito y, al final, volvió a insistir. "¡No lo olvidemos, no estamos solos, tenemos a nuestro abogado, Cristo el Señor resuscitado, que nos guía, nos defiende!", volvió a decir, desencadenando una catarata de aplausos. El Papa concluyó su catequesis con un novedoso "grazie", gracias.
Al llegar a la audiencia general y al dar vueltas en papamóvil entre los fieles, el Papa venido del fin del mundo tuvo un nuevo baño de multitud. Aclamado por las miles de personas —entre las cuales muchos argentinos con banderas y camisetas de la selección—, hizo detener el jeep varias veces para besar y bendecir bebes y hasta se puso un solideo que un joven le regaló, dándole en cambio la suya.
Fiel reflejo de la creciente popularidad del Papa argentino, tanta gente había llegado a la plaza San Pedro para la audiencia general que la Via della Conciliazione se encontraba cerrada al tránsito.
Como ya había hecho la semana pasada, cuando sorprendió al decir "Dios es nuestro papá", Francisco volvió a hablar en su lengua materna al leer el resumen de la catequesis.
Al final de la audiencia, Francisco mencionó el violento terremoto que golpeó a las poblaciones de Irán y Pakistán, llevando muerte, sufrimiento y destrucción. "Levanto una oración a Dios para las víctimas y por todos aquellos que están en el dolor y deseo expresar al pueblo iraní y al pakistaní mi cercanía".
En una jornada soleada, Francisco, se quedó saludando casi una hora a cardenales, obispos, prelados, religiosos y religiosas.