El análisis de muestras obtenidas por la misión Génesis de la Nasa indica que nuestro Sol y sus planetas interiores pueden haberse formado de manera diferente a como los científicos pensaban hasta ahora.
Unas minúsculas muestras de materia extraterrestres, átomos solares capturados por una sonda espacial a 1,5 millón de kilómetros de la Tierra muestran que hay sutiles diferencias entre el Sol y otros cuerpos celestes como la Tierra, la Luna o los meteoritos. Todos ellos “son anómalos al compararlos con la composición de la nube de la que se formó el Sistema Solar”, señaló el especialista Bernard Marty.
“La comprensión de la causa de tal heterogeneidad tendrá un impacto importante en nuestra perspectiva de la formación del Sistema Solar”. aseguró.
Para hacer estas comparaciones mediante análisis en los laboratorios había que salir al espacio a capturar muestras de átomos extraterrestres. Ese fue el objetivo de la misión Génesis de la Nasa, cuyos resultados, rodeados de incertidumbre por la accidentada recuperación de las muestras, se presentan ahora en la revista Science.
“El Sol tiene más del 99% de la materia del Sistema Solar, así que es una buena idea conocer mejor de qué esta hecho”, dijo el investigador principal de la misión, Don Burnett (del Instituto Tecnológico de California). Con sus resultados, “se da respuesta a algunas cuestiones importantes y, como en todas las misiones de éxito, se generan muchas más”, añadió.
La experiencia. La sonda Génesis, de 630 kilogramos, fue lanzada al espacio en 2000 y situada en un punto de equilibro gravitatorio entre el Sol y la Tierra denominado Lagrange 1, a unos 1.500 millones de kilómetros de la Tierra. Allí estuvo 886 días capturando (con unos paneles laminados en oro que desplegó la nave) átomos del viento solar, es decir, partículas cargadas eyectadas por la atmósfera de la estrella.
En L1 la sonda estaba muy alejada de los efectos de la atmósfera terrestre y de sus campos magnéticos. Todo fue bien en la misión durante la fase de cosecha y regreso a la Tierra, pero el aterrizaje de la cápsula con las muestras, en 2004, fue demasiado brusco: no se abrió debidamente el paracaídas que tenía que suavizar el descenso de la cápsula y esta se estrelló en el suelo de Utha (EEUU), donde estaba desplegado todo el dispositivo de recuperación de las partículas del Sol. La misión había costado 150 millones de euros.
Los expertos pensaron que parte del botín podía haberse salvado de la contaminación terrestre, pese a que casi todos los colectores de viento solar se habían roto en el impacto en Utha. En concreto, un instrumento diseñado por científicos del Laboratorio Nacional de Los Alamos llevaba unos colectores especiales donde se acumularon partículas de viento solar y se habían salvado. Los análisis de las muestras han permitido medir los contenidos de oxígeno y de nitrógeno que ahora se presentan.
“El colapso gravitatorio de un fragmento de una nube molecular, hace 4.570 millones de años, formó un disco de gas y de polvo, la nubulosa solar, a partir de la cual se formaron el Sol y los planetas”, recordaron Kevin McKeegan (Universidad de California, Los Angeles) y sus colegas en Science.
Diferencias. La composición de la materia ese disco sería prácticamente homogénea, por lo que los científicos se sorprenden ahora de las diferencias entre el Sol y la Tierra, aunque ligeras, descubiertas con los análisis de la Génesis.
El oxígeno y el nitrógeno son los elementos tercero y sexto, respectivamente, por abundancia en el Sistema Solar, señaló en Science Robert N. Clayton (Universidad de Chicago). El aire en la Tierra contiene tres tipos de átomos de oxígenos, que se diferencian por el número de neutrones que continente en su núcleo, y aunque casi el 100% del oxígeno del Sistema Solar es O16, también hay pequeñas cantidades de los llamados isótopos O17 y O18.
La pista de las diferencias entre el Sol y los planetas terrestres está en la proporción de esos isótopos: los científicos que han analizado las muestras de Génesis han descubierto que el porcentaje de isótopos O16 en la estrella es ligeramente superior que en la Tierra, la Luna y los meteoritos, mientras que el porcentaje de los otros isótopos O17 y O18 es ligeramente inferior.
“La implicación de estos resultados es que nosotros no nos formamos de los mismos materiales de la nube que dio origen al Sol, pero está por descubrir por qué y cómo”, destacó McKeegan (Universidad de California en los Angeles). l