Martín Seefeld y Damián De Santo se conocen hace más de treinta años. Aunque se cruzaron en varias oportunidades en la pantalla chica a lo largo de su carrera, esta es la primera vez que comparten escenario. La dupla protagoniza “Una clase especial”, una comedia de Daniel Dátola, dirigida por Manuel González Gil, que en el marco de una exitosa gira por el país se podrá ver este sábado 7, a las 21, en el Teatro Broadway (San Lorenzo 1223).
En la obra, De Santo es Lalo, un hombre introvertido, inseguro, y fuera de época que acaba de ser abandonado por su esposa después de muchos años de matrimonio, pero está dispuesto a volver al ruedo. Para lograrlo, contrata una clase con Leo (Seefeld), un reconocido maestro en seducción, galán, mujeriego, carismático, manipulador y autoproclamado el rey de la conquista. Leo ve en Lalo una presa desesperada a quien será fácil quitarle dinero, pero Lalo resulta un hueso difícil de roer.
A lo largo de esta clase, alumno y maestro explorarán juntos el engaño, el abandono, la venganza, las relaciones y los recovecos de la mente masculina. Pero poco a poco la clase se irá complicando, los roles se invertirán y el alumno superará al maestro, en una dinámica donde nada es tan simple porque, como subraya la obra, el amor no se puede estudiar.
“Una clase especial” viene de representarse con gran éxito en distintas partes del mundo con la dirección de Manuel González Gil. En Argentina, se estrenó en Córdoba en Semana Santa y desde entonces emprendió un recorrido por distintos puntos del país. Antes de desembarcar en Rosario, estuvieron en Concordia, Paraná, Santa Fe, Rafaela, Trenque Lauquen, General Pico, Santa Rosa y muchas más localidades del país. Después, seguirá por San Nicolás, General Alvear, San Rafael, San Carlos, Mendoza y San Juan.
Para anticipar su llegada, Martín Seefeld dialogó con La Capital y dio detalles del proyecto.
¿Cómo surgió el proyecto de "Una clase especial", con este equipo y esta gira? ¿Cuál fue el aporte de Manuel González Gil en esta puesta y cómo vivieron con Damián trabajar con él?
Le acercaron la obra a Damián, y él planteó hacerla conmigo. Manuel por supuesto que le aportó el hecho de conocer la obra, porque es una obra que se está haciendo en México, donde es un éxito fenomenal. Manuel la tenía muy clara y fue un placer trabajar con él, es un director fantástico, creador de muchos éxitos. Tiene mucha claridad y es una gran persona. Y trabajar con Damián es un lujo porque es un íntimo amigo, es alguien a quien quiero mucho. Y por otro lado, no nos había tocado trabajar juntos arriba del escenario, siempre lo hicimos en televisión. Así que la verdad es que es un placer y una alegría muy grande poder compartir este proyecto con él. Nos conocemos hace muchísimos años, y la verdad que ese vínculo se traspasa a la obra porque ya tenés una relación y un trayecto del vínculo ganado, y eso es muy importante.
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¿De qué manera sentís que ese vínculo previo con Damián aparece en la obra y en la dinámica entre los personajes?
El vínculo, conocernos, nos ayuda un montón. Aparte nos tenemos un mutuo respeto profesional y personal, así que hay muchas cosas que ya están ganadas. Pero lo que tiene la obra es que te pone frente al espejo todo el tiempo. Es una obra que de una u otra manera nos enfrenta con temas tan actuales como la deconstrucción, la mirada sobre la mujer, la mirada sobre la vida en general. Todo lo que parece ser no es y todo lo que no parece ser, es. Entonces, sin spoilear, el público queda muy sorprendido y se ríe a carcajadas. Es muy dinámica y más allá de reírse, la gente queda también en estado de reflexión.
Venís de hacer "Holter" durante un tiempo largo, donde interpretabas a un personaje en varios sentidos muy distinto al de esta obra. ¿Qué encontraste como intérprete en ese contraste?
“Holter” era otro tipo de espectáculo, catártico en un montón de aspectos, y la verdad es que fue para mí un exorcismo de muchas cosas y un desafío desde el punto de vista intelectual, físico, actoral, emocional. Esta obra también lo es, tiene muchísimo de lo emocional y también de lo físico. El hecho de estar los dos mano a mano es muy fuerte. Pero “Holter” era otra cosa porque lo concebí desde mis entrañas y fue un antes y un después en mi carrera. Y ahora llegó este espectáculo que no me lo imaginaba, y cuando se fue armando este equipo extraordinario, empezó a aparecer una mística que hace que lo que sucede arriba del escenario se traspase a la gente. Así que el contraste me permite crecer como actor, como persona, como ser. Cada espectáculo te hace crecer, te enfrenta con desafíos diferentes, te para en un lugar distinto. Todo para mí es aprendizaje y sigo aprendiendo, sigo creciendo, y eso para mí es maravilloso.
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Tuvieron y siguen teniendo una muy buena respuesta del público. ¿A qué atribuís esto? ¿Sentís que hay algo de los temas que trata la obra que resuena en el público?
Empezamos en Córdoba con el teatro lleno y ahí siguió sucediendo. Eso es una bendición. Creo que la respuesta del público tiene que ver con lo que trata la obra, y con que la gente necesita hoy hacer catarsis y reírse realmente a carcajadas, y eso es lo que sucede. Para nosotros es un honor hacer reír a la gente desde un lugar interesante, profundo y reflexivo. Es muy gracioso y a la vez tiene un mensaje muy fuerte, y eso hace que para nosotros como actores sea un crecimiento. Yo lo atribuyo a eso, y creo también que la obra sorprende todo el tiempo. Cuando tenés ese convenio con el público, en el que vas a hacerle creer algo que en realidad no es, y la gente lo concibe y lo recibe como tal, y entra en el cuento. Es una hora y media en la que la gente entra de una manera y sale de otra, y eso sumado al boca a boca, hace que el espectáculo siga creciendo.
¿Hay algo generacional ahí?
Hay algo generacional, sin dudas, porque todo lo que tiene que ver con la deconstrucción, la mirada sobre la mujer, la mirada sobre la vida de aquel que estuvo mucho tiempo en pareja y se encuentra de pronto separado y fuera del sistema. Son miradas que claramente son generacionales. Pero también te das cuenta que identifican mucho a los jóvenes, porque al teatro va gente de todas las edades y todos la pasan bien por igual. Creo que a la gente de nuestra generación la golpea el doble.
Están en medio de una gira por todo el país. ¿Por qué para vos y para el equipo es importante recorrer el territorio y acercarse a distintos públicos?
Hacer la gira por todo el país es una decisión que hemos tomado y creo que es muy acertada. Primero porque yo siempre sentí que la cultura tiene que ser federal. Hay que acercar la cultura y el arte a todo el país, y no sólo a las grandes ciudades sino al interior del interior. Creo que hay que trabajar de esa manera, pero es una mesa virtuosa que está puesta entre el productor que arriesga, el actor que le pone el cuerpo, las personas que comunican y que hacen que la gente se entere, y la gente que paga su entrada y va al teatro. Ahí se arma un círculo virtuoso que hace que las cosas funcionen. Yo recorrí todo el país trabajando y me siento muy orgulloso del país que tenemos, de poder llevar cultura a todos los lugares de la Argentina. Para mí es una bendición, y por eso soy muy agradecido de lo que hago y me siento muy honrado y muy feliz.