El estreno de la nueva temporada de la Liga Profesional tiene en vilo a los seguidores de Central. El “trailer” de la pretemporada dejó a los fans canallas con cierto sabor agridulce por la puesta en escena exhibida en los tres encuentros. En ocho días será el lanzamiento oficial de la campaña futbolera nacional. Al elenco de Arroyito aún le falta un golpe de horno. El entrenador tiene prácticamente gran parte de los puestos definidos para iniciar la competencia oficial. También es cierto que carece de un titiritero que tenga la capacidad natural de mover los hilos en materia ofensiva. Por eso no sería extraño que ante Argentinos Juniors, a Miguel Russo le pique el bicho de la improvisación y apele a algún apellido de experiencia para ubicarlo como volante interno. Que ejerza el rol de generador de juego hasta que llegue alguna nueva cara o ponga a tono a alguna pieza que tiene en el plantel.
La serie gruesa de ensayos amistosos quedó en el archivo. La excursión auriazul por suelo chileno dejó varias aristas para destacar. También cabos sueltos. Central no ganó en ninguna de las tres presentaciones que hizo, pero para la conducción táctica el resultado es lo de menos.
Pasado mañana sería la última puesta a punto antes de salir a pista y correr por los puntos de verdad. Central no baja la guardia en pos de llegar a la primera cita bien plantado y con credenciales de ganador, independientemente que recibirá a un conjunto de La Paternal que tiene bien en claro a lo qué juega.
El canalla trabaja en el día a día intentando superarse. Sobre todo en esta renovada etapa. Sea en materia de gestión dirigencial como futbolística. Porque Miguel Russo asumió el reto de tomar el equipo sabiendo que los desafíos que se vienen son espinosos. El promedio será un disparador constante en el derrotero futbolero y en el termómetro popular. No obstante, el canalla buscará hacer pie de movida una vez que la rueda del torneo inicie su curso.
A juzgar por los encuentros informales que hubo del otro lado de la cordillera de los Andes, el entrenador de la casa auriazul ya tiene más certeza que interrogantes con respecto a los nombres propios que montará en breve sobre el escenario del Gigante de Arroyito.
La principal incógnita radica en cómo armará la línea del mediocampo. Russo tomó nota tras los amistosos y la resultante marca que no tiene un jugador que le inyecte juego en ofensiva de manera natural. Si bien apeló a Ignacio Malcorra como especie de generador, lo concreto es que el exLanús fue un parche, no la solución. Le puso garra y voluntad al rol asignado. Aunque la realidad o falta de experiencia para protagonizar esa misión lo expuso porque terminó acorralando contra la intermitencia.
Central necesita un jugador que rompa la monotonía del doble cinco o eclipse el ida y vuelta que podrían tener los carrileros. Le urge una pieza diferente. Esa misma que engrane y haga circular la pelota en función de ataque con aspiraciones reales de marcar la diferencia en la red ajena.
De no llegar un profesional como clama el técnico para esa función, entonces no habrá que descartar ver a Malcorra tratando de encarar hacia al frente ante el bicho. Restará ver o saber luego si el rionegrino pudo cumplir o quedó en el intento. También podría suceder que aparezca en el radar de las posibilidades Walter Montoya. Con Carlitos Tevez el chaqueño jugó de volante interno, pese a que sus características naturales son de moverse bien por la banda derecha.
Russo tomó el formato del Apache y también lo ubicó como interno algunos minutos en Chile. También hay que remarcar que el Chaco no está en plenitud física y futbolística. El DT tiene en claro que viene de un parate importante fruto de una cirugía ligamentaria en el tobillo derecho. Por ese motivo es que lo viene llevando sin apuro, en pos de tenerlo impecable a corto plazo.
Mientras tanto, Central no se resigna en el mercado. Sigue buscando uno o dos volantes que tengan esa creatividad natural, que tanto necesita el equipo para que el funcionamiento sea ofensivo y genere riesgo de alto grado cuando la tropa avance hacia campo adversario.
El entrenador canalla aún tiene labor por resolver. Le quedan pocos días para terminar de ensamblar las piezas y jugar por los puntos. Porque una vez que se prenda el semáforo de la Liga Profesional no habrá lapsus para lamentos debido a que, según sus propias palabras “no hay tiempo para quejas”.