Nueve años y cinco meses después del brutal accidente que les costó la vida a dos de sus amigos y dejó postrada para siempre a otra de ellos, Matías Capozucca se sometió ayer por orden judicial a un estudio psicofísico y una entrevista para ver si le permiten recuperar su licencia de conducir. Las pruebas, realizadas en el Distrito Centro por un equipo de especialistas, se completarán mañana con un test de Rorschach (se utiliza principalmente para evaluar la personalidad) y luego serán elevadas a la Justicia, que deberá dictaminar si le concede o no la rehabilitación para conducir.
La inhabilitación —por diez años, pero pasible de reducirse a cinco— formó parte de la condena que recibió después de protagonizar un choque en parque Norte a más 115 kilómetros por hora con un BMW que había sacado de la concesionaria de su padre, y tras haber bebido alcohol. Al terminar las pruebas, el joven, hoy de 29 años, dijo sentirse "estigmatizado" y ser blanco de una "persecución", en especial de LaCapital.
El accidente. Aquel trágico 22 de mayo de 2005, a la 6.30 de la madrugada, Capozucca manejaba un BMW negro acompañado por un amigo y dos amigas, cuando tras una mala maniobra mordió el cordón y terminó estrellándose contra unos árboles del parque.
Como consecuencia del impacto fallecieron en el acto Nayib Abraham y Ursula Notz, mientras que Carla Alfaro quedó en estado de coma vigil (está despierta y consciente, pero es totalmente incapaz de producir respuestas motoras o tiene un repertorio muy limitado de movimientos, como parpadeo o rotación de la cabeza) y con esas lesiones irreversibles permanece hasta el día de hoy. Capozucca, que tenía alcohol en sangre, resultó ileso y escapó del lugar del accidente.
Cuatro años después el juez correccional Osvaldo Núñez Cartelle lo condenó a cuatro años de prisión efectiva y diez de inhabilitación para conducir por los delitos de homicidio culposo en dos hechos y lesiones gravísimas culposas en otro.
La defensa apeló y la causa pasó al tribunal de alzada, donde el fiscal de Cámara pidió rebajar la pena a tres años. Los integrantes de la Sala 2 aceptaron esa pena, pero ordenaron que fuera de cumplimiento efectivo.
Sin embargo, los defensores de Capozucca presentaron un pedido de inconstitucionalidad al entender que un juez nunca puede aplicar una condena mayor a la solicitada por el fiscal. Finalmente, en diciembre de 2011 la Corte Suprema provincial anuló la condena a prisión efectiva.
Igualmente, al joven le correspondieron 10 años de inhabilitación para conducir que caducan en diciembre de 2015, aunque el Código Penal establece que esa sanción puede reducirse a la mitad. Con ese horizonte, Capozucca ya solicitó al Juzgado Correccional Nº 9 que lo rehabilite para manejar.
Así lo confirmó ayer Mónica Gangemi, la mamá de Ursula, quien hace años aprendió a canalizar su dolor a través de la militancia en una asociación civil, Compromiso Vial.
"Es cierto, Capozucca ya está en tiempo de pedirlo", admitió, para contar que anteayer fue notificada en sede judicial de que "se lo iba a evaluar desde el punto de vista de la salud mental para ver si efectivamente pueden otorgarle la rehabilitación".
Una posibilidad que, más allá de ser legal, para Gangemi expresa un hecho curioso: "Que alguien que protagonizó un acto tan traumático y con consecuencias irreversibles en una situación de tránsito muestre tanta vocación por volver a instalarse en el mismo escenario". Con razón, dijo , "se ve tanta violencia en la conducción" (ver aparte).
Bajo la lupa. Los estudios se le empezaron a practicar ayer en el Distrito Centro y culminarán mañana con un test de Rorschach.
"Se le tomaron varios tests para evaluar la aptitud, todos por estricta orden judicial y que luego se remitirán a la Justicia", precisó la subsecretaria de la Agencia de Movilidad y Seguridad Vial, Mónica Alvarado, para dejar en claro que eso no significa "en absoluto" que se le "vaya a otorgar una nueva licencia".
Las pruebas consistieron en estudios "psicométricos y sensométricos", más una entrevista (test proyectivo), de los que participaron, aparte del gabinete psicofísico de Tránsito, "psicólogos, psiquiatras, médicos y una veedora por Compromiso Vial", detalló la funcionaria.
De hecho, otra referente de esa organización civil, Melina Perren, detalló que por la entidad participó de los estudios como observadora la psicóloga María Pía Lesgart y reivindicó la instancia de evaluación como "un paso adelante en la elaboración de cierto protocolo de actuación ante casos tan graves" como el de Capozucca.
Críticas.Y aunque Perren contó que inicialmente el joven llegó a las oficinas de Tránsito del Distrito Centro —acompañado por su padre— intentando preservar un "perfil bajo", al término de los estudios se despachó con críticas a los medios de comunicación ante el portal de noticias Rosario3.com.
"Yo tuve un accidente trágico que siento como una tortura que voy a llevar toda mi vida", admitió. Pero acto seguido afirmó sentirse "estigmatizado" y con una "exposición mediática" a la que rechazó "ser sometido".
"No entiendo cuál es el fin de esta persecución", dijo, para acusar a LaCapital de ser el medio que más lo "estigmatizó con las noticias".
Capozucca también reclamó "volver a una vida normal".
Lo que a su entender incluye, a todas luces en un lugar más que prioritario, volver a estar al frente del volante de un automóvil de manera legal.