Luego de que por años su tumba permaneció alejada en un subsuelo, finalmente el rosarino Felipe Gallo, fallecido en el hundimiento del crucero ARA General Belgrano, desde ayer descansa en el Paseo de los Ilustres del cementerio El Salvador. Un acto de reivindicación justo y conmovedor que llegó en el marco de los 40 años de la que se considera la mayor tragedia naval del país, que anticipó el desenlace de la guerra de Malvinas.
Este gesto de homenaje tardó pero ayer se llenó de caudal emotivo. Este joven marino fue sepultado en esta ocasión con honores, en una zona destacada del cementerio, en una ceremonia a la que asistieron su hijo, que en aquel momento era apenas un bebé, sus nietos, amigos y veteranos del conflicto bélico.
El 2 de mayo de 1982, dos torpedos lanzados por el submarino nuclear inglés Conqueror mandaron la nave tripulada por 1.093 marinos al fondo del océano en menos de una hora. El buque navegaba fuera de la zona de exclusión y en el ataque murieron 323 personas, casi la mitad de todas las bajas que tuvo el país durante la guerra de Malvinas. Del total de fallecidos, 37 eran santafesinos, entre ellos siete rosarinos.
Gallo tenía 23 años, había nacido en Fisherton, tenía tres hermanos (dos mujeres y un varón), estaba casado y era padre de un bebé de solo nueve meses. Era suboficial de la Armada y falleció días después del hundimiento del Belgrano debido a las profundas quemaduras y heridas que sufrió.
Era electricista con rango de suboficial de la Armada y había tomado la guardia en la sala de máquinas del buque pocos minutos antes de que impactara en ese lugar el primero de los dos torpedos que lanzó el submarino nuclear inglés Conqueror, de la Armada británica.
Había cursado estudios en la Escuela de Mecánica de la Armada (Esma), un destino que elegían muchos adolescentes que cursaban en escuelas técnicas, les gustaba el mar y veían en esa opción la posibilidad de conjugar el oficio con la vida de marino.
Sus compañeros lograron rescatarlo del naufragio con vida, pero su estado de salud era muy delicado y los médicos del buque hospital no pudieron hacer nada para salvarlo. El joven murió por las gravísimas quemaduras que laceraron su cuerpo.
Desde ayer, descansa en el Paseo de los Ilustres, un sector destacado del cementerio El Salvador, que de esa manera rinde tributo por primera vez a un ex combatiente.
Una foto
Rodolfo Cordiglia, compañero de Gallo, contó que lo conoció antes del comienzo del conflicto. Recordó que en su primera charla, lo abrazó cuando Gallo le contó que iba a ser padre. Posteriormente, fueron separados, ya que Gallo partió rumbo al crucero y Cordiglia fue destinado a un barco utilizado para la asistencia médica.
Unas jornadas más tarde, tras el hundimiento del crucero ARA General Belgrano, Gallo fue trasladado al área de Cordiglia, que socorrió a su amigo que tenía quemaduras realmente muy graves en el 70 por ciento del cuerpo, que finalmente le provocaron la muerte. Falleció en el buque “Bahía Paraíso”.
Pero antes, Gallo le había entregado a su amigo una foto suya para que se la enseñara a su hijo, a quien ayer pudo finalmente abrazar y entregarle la imagen.
Santiago Gallo, acompañado por sus hijos, se mostró emocionado hasta las lágrimas. Y confió: “A partir de todo este encuentro, para mí las cosas tienen otro sentido”.
Tras la ceremonia, Santiago contó que sus primeros recuerdos de la guerra son “que me cuenten que mi viejo había fallecido en Malvinas, o ir al colegio primario y que todos los años cada vez que había un acto nos pusieran delante de todos a mí y a otro chico también, hijo de un caído en Malvinas”.
Taiana, en el lugar
En la jornada de ayer, el ministro de Defensa de la Nación, Jorge Taiana, junto a sobrevivientes, viajó a la zona del siniestro y les rindió homenaje a las víctimas del ataque al crucero ARA General Belgrano. Alrededor de las 16, hora de los disparos, evocaron formalmente a las víctimas.
Taiana se trasladó junto a militares, veteranos que combatieron en la guerra de Malvinas y sobrevivientes del conflicto bélico en el rompehielos Almirante Irízar. De esa manera se acercó al lugar donde, hace 40 años, fue hundido el crucero ARA General Belgrano, por el ataque del submarino Conqueror.
Así, el rompehielos Irízar llegó promediando la tarde a 160 kilómetros al sur de la Isla de los Estados, donde a las 16 (hora del ataque) se desarrolló un homenaje a los 323 fallecidos en esa tragedia.
“Navegamos por el Atlántico Sur a bordo del Irízar para llegar hasta el lugar donde fue atacado el crucero General Belgrano y honrar la memoria de los 323 héroes que dieron la vida por la patria”, destacó ayer el ministro a través de sus redes sociales.
Esa delegación conformada por militares, funcionarios y veteranos de Malvinas salió ayer desde el puerto de Ushuaia para realizar este sentido homenaje.
Vale recordar que el 1º de mayo, Taiana había liderado un acto de recuerdo en Puerto San Julián, provincia de Santa Cruz, en conmemoración de los 40 años del bautismo de fuego de la Fuerza Aérea Argentina. Así también homenajeó a los 55 pilotos aeronáuticos fallecidos en la guerra.