"Fue un homicidio sexual". La perfiladora criminal María Laura Quiñones Urquiza no tiene dudas sobre las motivaciones que tuvo el asesino de Angeles Rawson. "No es necesario que haya habido penetración porque en criminología el uso excesivo de cuerdas puede sustituir incluso cualquier acceso carnal".
Para sustentar sus afirmaciones se apoya en datos corroborados por la propia fiscal que investiga el crimen. "La chica fue atada en los pies, en el cuello, las manos y los muslos; es un sustituto sexual, la simbología sexual está en las cuerdas", sostiene la profesional sobre los lineamientos que marcaron el accionar del matador.
De esta manera podría explicarse entonces por qué las pericias forenses realizadas sobre el cuerpo de Angeles Rawson arrojaron que no hubo relaciones sexuales, ni forzadas ni consentidas, previo al homicidio. Para Quiñones Urquiza, el criminal es obsesivo, prolijo, sádico y con rasgos sadomasoquistas.
Por el hecho está imputado Jorge Mangeri, de 45 años, que trabajaba de portero en el edificio del barrio porteño de Colegiales donde vivía la víctima y quien se autoincriminó. El hombre admitió en la madrugada del sábado pasado: "Soy el responsable de lo de Ravignani 2360; fui yo", ante el juez que lleva la causa.
Quiñones Urquiza es diplomada en Criminología, Criminalística y Derechos Humanos, y especialista en técnicas de perfilación criminal para la investigación y gestión de agresores en serie. En el Simposio de Investigación Criminal de 2009 presentó una ponencia sobre "agresiones sexuales en serie".
Cree que el caso "probablemente" ya esté esclarecido con la detención del portero y no juzga como necesaria la presencia de un cómplice para que lo ayudase a trasladar el cuerpo en una bolsa.
El trabajo para trazar un perfil del asesino comenzó a hacerse minuciosamente apenas se conoció que Angeles había sido asesinada. "Nosotros tuvimos información en Canal 13 (medio al que asesoró), de primera mano, especialmente en Telenoche. Por eso sabíamos del uso de cuerdas. Igualmente elaboramos un mapa del lugar donde se encontró el cuerpo (en una planta de tratamiento de residuos de José León Suárez); hicimos un perfil geográfico analizando la ubicación de la vivienda de Angeles, el recorrido hasta su casa y dónde fue vista por última vez", explicó sobre la forma en que trabajó por esos días.
"Lo que hicimos fue ubicarnos en el mapa mental del criminal y en las señales que dejó en el cuerpo. Así armamos un esqueleto principal de investigación al que le fuimos agregando información". Por ese camino llegaron a la conclusión de que era un crimen sexual y llevado adelante por un sujeto con rasgos sádicos. "La bolsa en la cabeza de Angeles es lo que determina ese carácter del asesino", explica.
Más allá de la construcción de este perfil, la cuestión es dilucidar cómo encajarlo en la realidad. El portero llevaba diez años trabajando en el edificio y no se conocían hasta ese momento conductas que podrían sugerir la presencia de un asesino. Sin embargo, esos antecedentes carecen de valor para los especialistas. "Hay un principio en criminología que reza que cualquier persona es plausible de cometer cualquier delito en cualquier momento y bajo determinadas circunstancias", plantea.
La admisión del crimen de parte de Mangeri sorprendió a muchos de quienes seguían el hecho a través de los medios. Hasta ese momento Sergio Opatowsky, el padrastro de la adolescente, era, para la mirada social, el principal sospechoso. "Los periodistas están en todo su derecho de trazar hipótesis, lo que no se puede es establecer una justicia mediática y presentar a alguien como culpable cuando todavía no lo es. Por eso se trabaja sobre perfiles y no sobre sospechosos. En eso coinciden los mejores perfiladores del mundo, con muchos de los cuales he trabajado: Scotland Yard, FBI, la policía de España. Es demencial elaborar un perfil criminal basándose en la cara del sospechoso porque eso bastardea la ciencia".
Pero las sospechas que apuntaban al marido de la madre de Angeles no incidieron en la pesquisa. Quiñones Urquiza está convencida de que Opatowsky es "un sujeto de gestos y conductas histriónicas, nada más"; sobre la mamá de la joven, en cambio, las miradas en algún momento se posaron con mayor detenimiento. "Cuando ví a la madre me extrañó el discurso y la parsimonia, pero pueden ser actitudes de una persona totalmente «empastillada». Hay una grabación en la que no puede siquiera mantener los ojos abiertos y la vocalización está como arrastrada. Eso obedece a un pensamiento enlentecido porque las pastillas tienen ese efecto sobre el habla y el pensamiento".
Las heridas del portero Jorge Mangeri no confundieron a los investigadores. "Hay que ver la data y la localización de las heridas. De todos modos las heridas de torturas son mucho más profundas si fueron hechas por personas experimentadas. Las autoinfligidas suelen verse en lugares en los que el propio sujeto tiene acceso y tienden a ser agrupadas", sostuvo Quiñones Urquiza para descartar la teoría de la tortura.
Angeles, de 16 años, fue encontrada hace 9 días con dos vueltas de hilo sisal enrollado en el cuello y su cabeza cubierta con una bolsa; los estudios determinaron que murió por aplastamiento dentro de un camión compactador de basura.