El Tribunal Oral Federal 3 condenó este jueves al mediodía a buena parte de la banda del Peruano Julio Rodríguez Granthon, de 28 años, incluyendo a su proveedor: Rodolfo Héctor "Eric" Masini, de 41. El “Peruano” recibió una condena de 12 años como organizador de tráfico de estupefacientes en la modalidad de comercio agravado por la intervención de tres o mas personas de forma organizada. Masini, por su parte, fue penado con 11 años como coautor del mismo delito. Según las escuchas acumuladas en el expediente, este último era el proveedor del estupefaciente que la banda comercializaba. También fue condenado, a una pena de 8 años y 6 meses, Iván Gastón "Loro" Ramírez, la mano derecha del Peruano en la calle y quien recibía órdenes desde la cárcel. Rodríguez Granthon es uno de los presos "de alto perfil" que sacaron del Servicio Penitenciario provincial tras la fuga del último domingo de junio pasado en el penal de Piñero.
Por debajo de ese trípode, el tribunal compuesto por los jueces Martín Gambarcorta, Osvaldo Facciano y Eugenio Martínez condenó como coautores del tráfico de estupefacientes en la modalidad comercio agravado por la participación de tres o más personas a Maximiliano Daniel Acosta, a 7 años de cárcel; María Cristina Manrresa, a 6 años y 6 meses; Ramón Larrea, a 6 años de prisión. En tanto, Claudio Manrresa fue sentenciado a 3 años de prisión efectiva y Sara Blanco, 2 años y 10 meses, cumplimiento condicional, como partícipes secundarios del negocio regenteado por el Peruano.
El fiscal Federico Reynares Solari había requerido para Rodríguez Granthon, 12 años de prisión; para Masini, 14; para “Loro” Ramírez, 10; para María Cristina Manrresa, 7; para Larrea, 6; para Acosta, 8; para Sara Blanco y Claudio Manrresa, 3 años y 1 mes. En el requerimiento de pena Reynares hizo hincapié que el Peruano tiene pendiente una condena de febrero de 2020, en proceso abrevidado, en el fuero provincial por “quebrantamiento inhabilitación judicial impuesta” (dos hechos) a la pena de un año de prisión efectiva. Pena que no esta firme aún, por lo que impide ser unificada hasta ser resuelta. En el caso de “Eric” Masini, mencionó que tiene en su prontuario una condena a tres años condicional por infracción a la ley de drogas de octubre de 2019.
Según un extracto de la elevación a juicio del expediente por parte de la fiscal federal Adriana Saccone, que en la fase preliminar estuvo a cargo de la instrucción, el Peruano le "abonaría una especie de canon a la «Doña»", quien sería "pareja del «Viejo» Cantero", en referencia al fundador de la banda de Los Monos, y descripta como una "petisa gordita que tiene un tatuaje escrito con el nombre «Ariel» y anda llena de oro y alhajas" y que que residiría en inmediaciones de Avellaneda y las vías, frente a un Fonavi. También mencionó al apodado "Chuky", quien sería la persona encargada de "cobrar el dinero a los búnkers correspondiente al uso del territorio" para llevarle ese dinero a la apodada Doña.
>>Leer más: Piden 12 años para piloto comercial peruano ligado a Los Monos
Para noviembre de 2019 el Peruano estaba en lo alto de la pirámide del narcotráfico rosarino. Desde su calabozo en Piñero impartía órdenes para que sus socios distribuyeran cocaína en diversas zonas de Rosario y fue considerado jefe de esa banda al ser procesado por el juzgado federal a cargo de Marcelo Bailaque. Entre el 4 y el 5 de noviembre de 2019 el grupo fue desbaratado por efectivos de la División Antidrogas Rosario de Policía Federal Argentina en un procedimiento denominado "Coronas blancas" que implicó la detención de siete personas, el secuestro de 15 kilos de cocaína, más de 5 millones de pesos y 110 mil dólares. La investigación la realizó la misma fuerza a solicitud de la fiscal federal Saccone y recibió la denominación de "Coronas blancas" porque la cocaína tenía una marca particular: los panes estaban individualizados con el sello de una corona, simbología atribuida a "la banda del peruano". La organización es considerada por la Justicia federal como una de las principales abastecedoras de cocaína de la región. Estimaron que la banda movía entre 12 y 14 kilos de cocaína de buena calidad por semana.
En largos pasajes del juicio el fiscal federal Federico Reynares Solari, quien llevó adelante la acusación en el debate oral, mencionó la conexión entre el Peruano y Ariel "Guille" Cantero. La causa se conoce como expediente Manrresa y alude a uno de los condenados, Claudio Manrresa, un licenciado en Seguridad e Higiene de 49 años imputado de ser parte de esta red y semblanteado como uno de los colaboradores de Eric Mansini, el proveedor del estupefaciente.
La caída
El miércoles 5 de noviembre de 2019 efectivos de la división antidrogas Rosario de la PFA realizaron un operativo en la esquina de Avellaneda y Amenábar y lograron detener a cuatro personas en plena transacción de siete kilos de cocaína de máxima pureza. Eso derivó en una serie de allanamientos que se mantuvieron en secreto durante 48 horas. Todo ocurrió en medio del escándalo que protagonizaron, junto a otra empleada de la fuerza federal, el comisario Mariano Valdés y el subcomisario Higinio Bellagio en un oscuro episodio la noche del 9 de setiembre de 2020 sobre la autopista Buenos Aires-Rosario. En ese hecho Valdés resultó baleado en una pierna. En ese contexto el entonces jefe de la PFA, Néstor Roncaglia, "bajó" el viernes 7 de noviembre de 2019 a Rosario y tras los operativos dio por desarticulada la banda liderada por este individuo del que se habló todo el tiempo como de un fantasma. Se lo llamó como el Peruano, pero ese "fantasma" era Rodríguez Granthon.
Para la acusación el organizador de la estructura, quien daba las órdenes desde su calabozo en la cárcel de Piñero era el Peruano, apoyado en su mano derecha en la calle: "Loro" Ramírez. Hasta pocos días antes de que la banda fuera desbaratada los pesquisas de la Federal desconocían quien era el proveedor de la droga que comercializaba la banda en cuestión. Fue así que a partir de escuchas judicializadas entró en el radar Eric Masini. Siguiendo a Loro llegaron a él.
En las conversaciones entre el Peruano y Loro los federales escucharon menciones sobre la cartera de clientes de la banda: "La brasilera", "Facu", "Gusti", "el del Bora", "Moni", "el de Pérez", entre otros. También hicieron referencia a un diálogo entre ambos en el que Loro pregunta: "te dio entonces seis chori"; y Peruano le responde: "si, no tengo batería encima me comuniqué con Eric y ahora labura una vez por semana. No labura más como antes. Ahí me va a pasar seis jugadores derecho, me entendé"; la respuesta es: "seis jugadores derecho me estoy yendo a buscar por eso y cuando vengo te compro tus tarjetas y te las paso". El domicilio de Loro, en la zona de Espinillo al 4000, era referenciado como "la base" y él era el encargado de la relación con proveedores y clientes.
>>Leer más: "El peruano" va camino a juicio oral como líder de una banda narco
De los teléfonos smartphones secuestrados a Eric Masini, tanto en inmediaciones de Avellaneda y Montevideo como en la casa de la calle Castellanos al 900, surge una especie de muestra a escala del narcotráfico en Rosario en tiempo real. Llamadas donde se habla de la cotización del dólar al minuto y sobre transacciones de cantidades de mercancía. También hacían referencias a disputas territoriales violentas y zonas protegidas por determinados personajes.
Reynares remarcó en su alegato que en el smarpfhone de Masini hallaron un mensaje de texto enviado dos días después del crimen de Emanuel "Ema Pimpi" Sandoval, ocurrido el viernes 25 de octubre de 2019 en una casona de La Florida, en el que un hombre NN pregunta a "Eric" si los puede contactar con “Gui” porque querían seguir en el negocio.
En el organigrama de la banda, según la acusación, Masini contaba con la colaboración de Maximiliano Acosta y Sara Blanco, y junto al Loro Ramírez eran los principales eslabones. A ellos le siguen las personas que comercializaban la droga: María Cristina Manrresa, Ramón Luis Larrea y Claudio Manrresa que se encargaban de hacer el "pasamanos".
El Peruano
Preso en la cárcel de Piñero desde el 14 de junio de 2019, cuando cayó en Empalme Graneros mientras transportaba en un auto 3 kilos de cocaína, Rodríguez Granthon rápidamente se instaló entre los pesos pesados del hampa rosarino. Nacido en Bellavista, uno de los siete distritos que conforman la provincia constitucional del Callao, en Perú, en el departamento Rosario tiene domicilio declarado en inmediaciones de la Garita 15 de la ruta 9, en jurisdicción de Funes. Apodado "Coco" o "Peruano" llegó a la Argentina el 5 de marzo de 2012 y se radicó en la ciudad de Río Grande, en Tierra del Fuego. Allí estudió para ser piloto de aviación civil y comercial y refirió estar inscripto ante la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) y la Dirección General de Salud de la Fuerza Aérea Argentina. Dos años más tarde se trasladó a la provincia de Santa Fe y se afincó en Funes, donde completó las horas de vuelo que le faltaban para obtener la credencial de piloto.
El Peruano cayó preso en el cruce de Fraga y José Ingenieros, en Empalme Graneros. Por entonces los federales estaban a la caza del máximo distribuidor de drogas en la zona norte y oeste de la ciudad. El distribuidor que abastecía entre otros a Gustavo “Toro” Martinotti, un ex barra brava de Rosario Central vendedor de drogas en el barrio 7 de Septiembre bajo la franquicia de Los Monos. La caída del Peruano motivó una serie de allanamientos que no sólo incluyeron la celda de Martinotti sino que también llegó a los calabozos de Ariel Guille Cantero y Leandro "Gordo" Vilches, el jefe de Los Monos y su ladero. La caída de Rodríguez Granthon expuso así el entramado narco que lo rodeaba. Entonces se determinó que el Peruano proveía de cocaína de máxima pureza a Gisela Bocutti, pareja de Vilches. Este, desde prisión, bajo el expediente 66592/2017, daba indicaciones de cómo comerciar el estupefaciente a su mujer, quien también abastecía, según la mirada de la Justicia federal, a Martinotti.
Finalmente, el Peruano volvió a ser mencionado en abril de 2020 cuando se estableció que el plan para matar al pastor evangélico y ex concejal Eduardo Trasante había salido del pabellón 9 de Piñero en la zona de celdas donde él estaba recluido.