Un ex periodista rosarino que actualmente es sacerdote en las afueras de la ciudad de La Plata, donde tiene un hogar en el que se ayuda a chicos a salir de la adicción al paco, denunció haber sido amenazado de muerte y sufrido actos de vandalismo de parte de jóvenes que aparentemente venden droga en esa zona de la capital bonaerense.
"No, miedo no siento, estamos jugados en lo nuestro y en las manos de Dios", contestó ayer a La Capital Christian Viña, periodista que se desempeñó en los años 80 en Rosario tras graduarse en el Instituto 20 de Junio de Dorrego al 900. Vivía en Italia y Montevideo.
Viña trabajó en el diario vespertino Democracia (1982/84) y en algunas radios locales hasta que siguió su carrera profesional en el canal América de Buenos Aires, donde fue movilero en los '90, y tuvo un paso por Cablevisión y ATC.
"Me siento acompañado por la Virgen y por monseñor Héctor Aguer, que me inspiran", agregó el presbítero. "Evidentemente la obra que hacemos está incomodando a alguien", apuntó.
Viña fue consagrado sacerdote el 30 de noviembre del año pasado por el arzobispo de la arquidiócesis de La Plata, Héctor Rubén Aguer, pero durante un buen tiempo realizó experiencia misionera trabajando seis años junto al padre José María Pepe Di Paola, en la villa 21-24 del barrio porteño de Barracas. También colaboró en el municipio de Lomas de Zamora.
De 52 años, este año fue designado a cargo de la parroquia Sagrado Corazón de Jesús del barrio de Cambaceres (partido de Ensenada), en la zona obrera "5 de Mayo", cercana a la gran destilería Ensenada de YPF. Junto el arzobispo auxiliar Nicolás Baisi inauguraron las obras del oratorio "María Auxiliadora", ubicado a una cuadra de la parroquia, que pretende convertirse en un espacio de contención a muchos chicos de la calle. Según Viña, el problema de la droga es grave en el lugar.
"Un joven me amenazó, y en medio de insultos y escupitajos, me dijo que iba a matarme si no retiraba el cartel del oratorio", contó Viña acerca de las intimidaciones. "Días después, otros dos jóvenes destrozaron con un hacha la placa identificatoria del oratorio que fue realizada por el fileteador Martiniano Arce", completó.
Sobre la labor pastoral, dijo: "Estamos intentando sacar a niños y adolescentes de las adicciones. La verdad es que hay mucho por hacer aquí por nuestros hermanos y por jóvenes cuyas vidas merecen ser encauzadas. Pero evidentemente las agresiones demuestran que hay gente que no quiere que continuemos con esta tarea", expresó.
Las amenazas sufridas por Viña remiten a los inconvenientes soportados por el padre Pepe, quien en su momento tuvo que trasladarse al interior del país a esperar que la situación se calmara, por recomendación de sus superiores de la Iglesia Católica. La situación de Di Paola provocó incluso la intervención directa del entonces cardenal Jorge Bergoglio, hoy Papa Francisco.
Viña trabajó con Pepe cuando era seminarista.
El primer hecho violento ocurrió el sábado 15 de junio, pero Viña recién hizo la denuncia una semana después ante la comisaría primera de Ensenada, con jurisdicción en la zona. Conocidos los incidentes, la situación condujo a una reunión con el intendente local, Mario Secco, y la secretaria de Seguridad, Susana González. Luego del encuentro, acordaron reforzar la seguridad en el barrio.
Palabra. "El oratorio busca sacar chicos de la calle y llevarlos al corazón de Jesús", expresó ayer a este diario, por teléfono, Viña. "No es para mal de ninguno, sino para el bien de todos".
Cuando se le pidieron más detalles sobre el panorama de la zona y la labor que comanda junto a otros fieles católicos, precisó: "Recién estamos arrancando. La verdad es que hasta cortamos los yuyos en baldíos abandonados además de evangelizar. Está todo por hacer y hay muchos hermanos con carencias que merecen asistencia en la villa. Y muchos jóvenes cuya vida debemos luchar por encauzar".
La adicción al paco es uno de los dramas mayores del conurbano bonaerense y la tarea propuesta para el oratorio es brindar asistencia y contención espiritual a niños que viven en la calle y consumen paco en forma habitual.
Viña aseguró que piensa "seguir adelante con la misión pastoral y social que emprendimos, junto a tantos chicos abandonados a su suerte en las calles y sumidos en las drogas". Al mismo tiempo, pidió a los fieles que recen por los chicos que lo agredieron.
"En cada misa y en las distintas oraciones del día estamos rezando por la conversión de quienes hicieron esto. El oratorio sólo busca sacar a chicos de la calle y llevarlos al corazón de Jesús", manifestó.