Desde que en 1997 lanzaran "Urban Hymns", que incluía su éxito "Bitter Sweet Symphony", The Verve no había vuelto a editar nada hasta hoy, día en que se dará a conocer el nuevo álbum de los británicos, "Forth".
Desde que en 1997 lanzaran "Urban Hymns", que incluía su éxito "Bitter Sweet Symphony", The Verve no había vuelto a editar nada hasta hoy, día en que se dará a conocer el nuevo álbum de los británicos, "Forth".
En vísperas de la edición de su CD de regreso, el grupo surgido en 1989 en el norte de Inglaterra, no se pone plazos. "Si queremos hacer otro disco de aquí a cinco años lo haremos; si no queremos no lo haremos. Pero espero que nunca condenemos a la banda a ser una especie de tumba para elefantes del rock and roll", afirmó el cantante Richard Ashcroft.
El álbum tiene una decena de temas en los que el grupo se puso a trabajar después de que Ashcroft y el guitarrista Nick McCabe decidieran olvidar las diferencias artísticas que motivaron su separación en 1999, año de la segunda separación ya que The Verve había sufrido a mediados de los 90 una ruptura temporal.
"Tuvimos mucho tiempo para pensar en las cosas. Somos más viejos y más sabios", reconoció McCabe, de 37 años, al hablar de la reunificación en unas recientes declaraciones con motivo de la publicación del nuevo disco. Durante el tiempo que duró la separación, Ashcroft editó tres discos solistas y el resto de los miembros del grupo participó en varios proyectos, aunque ninguno de ellos de gran impacto.
Mientras tanto, la música que la banda inglesa había creado no dejaba de revalorizarse con los años. En especial "Urban Hymns", considerado ya piedra angular del pop británico de fin de siglo.
Para el bajista Simon Jones, el reencuentro fue bastante sencillo. "Richard nos trajo al estudio, tomamos un poco de café y charlamos durante una hora y después de eso ya estábamos tocando música. Era realmente como en los viejos tiempos". Varias de las canciones del álbum tienen su origen en las sesiones de improvisación en las que el grupo, según destacaron sus miembros, volvió a tocar como una banda.
Peter Salisbury recuerda que el grupo estuvo trabajando varias semanas en el nuevo álbum y luego emprendió una gira de fin de año, tras lo cual la banda volvió a encerrarse para terminar el disco. La banda se encargó de producir el álbum, del cual participaron varios ingenieros de sonido, algunos de ellos viejos conocidos, como Chris Potter, quien ya trabajó en el CD anterior.