Efecto posclásico. El mejor momento, el escenario ideal para tomar impulso y pegar un salto. El envión anímico invita a todo eso y un poco más, pero, aunque parezca raro, todo lo que sucedió el pasado sábado en el Gigante, Central debe masticarlo y procesarlo de tal manera para no terminar en una indigestión. Esto es, el equipo no deberá quedarse en esa tremenda (por cómo se dio todo) victoria ante Newell’s, sino enfocarse en lo que el encuentro ante Huracán amerita.
Suena contradictorio, pero Central no necesita de enviones de este tipo en la previa de un partido de local. Se hubiese entendido de otra forma o creer que la victoria en un clásico podía aportar más si el canalla tuviera que jugar afuera, donde tanto le costó durante el año. Pero acá en Arroyito es otra cosa. El equipo de Russo se siente de maravillas jugando frente a sus hinchas y es por eso que lo ocurrido en el clásico no le servirá como incentivo extra.
Pero claro, desconocer toda esa carga emocional con la que los futbolistas canallas aún deber llevar sería no dimensionar ese ánimo fortificado con el que el canalla saltará a la cancha, seguramente en contexto de efervescencia absoluta.
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Los futbolistas de Central se entrenaron con muy buen semblante durante la semana, tras la victoria en el clásico.
Virginia Benedetto / La Capital
¿Por qué Central tiene que apelar a esa inyección anímica? Para allanar aún más el camino hacia los objetivos trazados en el inicio del torneo. Estos tres puntos son clave para Central porque lo acercarían a los puestos de clasificación a las instancias finales del torneo, pero también para afirmar su posicionamiento entre los clasificados a la Copa Sudamericana.
Y si de incentivos se trata, el equipo de Russo tiene una yapa por la cual ir por todo esta noche frente a Huracán. Porque logrando un triunfo, se instalará a un pasito de la zona de clasificación a Copa Libertadores. No podrá superar la línea de Defensa y Justicia porque la diferencia de gol es importante (+5 contra los +14 que tiene hoy el Halcón de Florencio Varela), pero quedará ahí, al acecho, sabiendo por supuesto que el resto deberá jugar todavía.
Es que el tiempo corre, las fechas pasan y Central se va quedando sin hilo en carretel, pese a que está mucho mejor posicionado en una tabla que en la otra. Porque el sueño de meterse entre los cuatro primeros de la zona A implica una obligación extrema de parte del equipo de Russo. En ese terreno hay un paso ineludible que debe dar porque de lo contrario las chances le quedarán reducidas a la mínima expresión. Aún ganando quedaría a dos unidades de Colón, que hoy es el último que se estaría metiendo en los playoff.
Es una de las metas a perseguir porque fue uno de los objetivos que el equipo se planteó, más teniendo en cuenta lo que fue la producción en el semestre, tras la cual se creyó que con algunos pequeños retoques el canalla no iba a tener demasiados problemas para meterse entre los cuatro primeros. Lo cierto es que la realidad le está haciendo una devolución un tanto esquiva.
Si logra meter una seguidilla de buenos resultados y acercarse o directamente ubicarse entre los cuatro primeros habrá otra parte de la historia que será beneficiaria de un impacto positivo y es ni más ni menos que la lucha por las copas internacionales de 2024, donde Central tiene depositadas mayores expectativas.
Porque en medio de este andar cansino en la Copa de la Liga todavía le alcanza para seguir entreverado en la pelea. Y lo dicho, un triunfo frente a Huracán le permitirá no sólo afirmarse por la Sudamericana, sino alimentar el sueño de la Libertadores.
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Malcorra fue el destacado en el clásico, pero contra Huracán seguiría sentado en el banco de suplentes.
Virginia Benedetto / La Capital
Desde lo futbolístico está claro que Central debe dar un salto de calidad, porque lo hecho en el clásico fue demasiado chato y lo único que quedó de ese partido fue la victoria ante el eterno rival, pero no más que eso. Por eso, Russo está frente a la obligación de que su equipo se reencuentre con esa versión más agresiva que en tantas otras ocasiones supo mostrar jugando en el Gigante de Arroyito.
Como sea, este Central llega con la ilusión por las nubes, con el ánimo en alza y con el semblante ideal como para lograr que ese triunfazo que metió en el clásico le sirva de abono para una nueva alegría. La chance de pelear por llegar a los puestos de vanguardia de su zona y el desafío de afirmarse entre los coperos del año son la excusa ideal para un Central que vive días de ensueño.