Guillermo Madero es el director nacional de Seguridad en Espectáculos Deportivos, a quien el presidente Mauricio Macri le asignó, entre otras cosas, la compleja tarea de erradicar la violencia en el fútbol. Estuvo en Rosario para presidir la cuarta reunión del Consejo Federal y tras visitar los estadios de Newell's y Central le dijo a Ovación que "hay una decisión tomada para sacar al crimer organizado del fútbol" y anunció que enviaron un proyecto de ley penal específica para desbaratar a las barras bravas del fútbol.
—¿Cuál es tu matriz política en materia de seguridad en las canchas de fútbol?
—En estos seis meses vemos dos problemas bien diferenciados. Uno es cultural, organizativo, la manera en que se vive el fútbol, la violencia que se magnifica en el fútbol. El hincha común que va a la cancha y a veces se transforma. Por ahí una pelea mínima termina en un hecho de violencia grande. O el hincha común que a veces también queda preso de una organización y termina en una tragedia. Son todos factores que inciden en la inseguridad. Esa es una parte. Lo primero tiene que ver más con nuestra historia y se enfoca de otra manera. Y la otra es el crimen organizado metido en las barras, en grupos violentos. Son dos cosas totalmente distintas y el abordaje es diferente. Esto último depende más del Estado nacional y paraello ya hay un plan de trabajo que consiste en desbaratar a esas bandas.
—La política enfermó al fútbol hace unos 40 años y eso fue empeorando. Creo que la mayor degradación viene con el ingreso del crimen organizado y las muertes no ya sólo dentro de los estadios, sino afuera. Esto en Rosario se ve claramente también. Nosotros como Estado queremos trabajar para sacar esos grupos violentos. En principio hay una decisión política de la cabeza, del presidente de la Nación, de decir "nos vamos a meter con la violencia en el fútbol". Y eso es lo que me marca la pauta justamente que desde la presidencia y nuestro ministerio no va a haber ningún vínculo ni ninguna utilización política. Ahora lanzamos un proyecto de ley penal específicamente para fútbol, puntualmente para desbaratar al crimen organizado metido en las barras de fútbol.
—¿En qué consiste?
—El espíritu es desbaratar a las bandas desfinanciándolas, yendo a sus unidades de negocio. Pensamos tipificar la figura del barra como grupo para tener una asociación ilícita simplificada y poder condenarlos por eso. Uno de los delitos fundamentales va a ser la connivencia de la dirigencia con la barra. Y esperamos que la Justicia nos acompañe.
— Es complicado determinar si hay connivencia de los dirigentes con los barras, porque forman parte de un sistema.
—Tenemos un sistema perverso en el fútbol en el que a veces los dirigentes están presos o rehenes de grupos que los condicionan a través de la coacción, el apriete, la amenaza. Nosotros tenemos que empezar a sincerar ciertas relaciones a través de la nueva AFA o la liga que venga. El Estado va a tener que trabajar muy fuerte en eso. Si hay relación con grupos, que se ponga sobre la mesa. Nosotros vamos a decidir qué grupos pueden sentarse ahí. No se pueden sentar delincuentes. Pero esas relaciones hay que empezar a blanquearlas. En Argentina, y sobre todo en Santa Fe y en Rosario, el fútbol se vive de una manera distinta y eso lo sabemos, pero en todo el mundo tienen la problemática de las barras y los grupos de coacción. Hay que hacer un sinceramiento para saber quiénes somos todos los jugadores y empezar a tener registros para un mayor control sobre esos grupos. Un tipo que tiene condena o está procesado por haber matado a una persona en un estadio de fútbol no puede estar en ese grupo, no podés sentarte a hablar con esa persona.
—Como en todo, se necesita que la Justicia se encuentre a la altura de las circunstancias.
—La Justicia va a tener que acompañar. Pero más allá de eso es imprescindible el sinceramiento. Y los conductores de los clubes, que muchas veces son rehenes, también tienen que hacerse responsables. Ellos son dirigentes. Uno tiene una responsabilidad cuando es dirigente, así como cuando se es funcionario político. Cada uno de nosotros tiene que asumir sus responsabilidades y poner sobre la mesa quiénes son los jugadores.
—Es una tarea complicada, porque si hay algo que atraviesa al fútbol es la hipocresía. Hay economía informal, Justicia informal.
—Por eso digo que necesitamos un cambio cultural. Si no hacemos un cambio de paradigma, de empezar a pensar distinto, es imposible. Si creemos que hay que seguir manejando las cosas como hasta ahora, vamos a estar cada vez peor. Vamos a tener una mala organización con muertes adentro y afuera del estadio.
—Desde lo teórico suena bien. ¿Cuándo podrá plasmarse todo esto en hechos?
—Ya trabajamos en este proyecto penal y ya lo mandamos al Congreso. Creemos que para la segunda mitad del año vamos a tener una ley que nos va a amparar para trabajar en el desbaratamiento de estos grupos organizados. El otro aspecto sobre el que venimos trabajando es el de la organización del fútbol, no se olviden que es un espectáculo privado. La AFA, o lo que venga, va a tener que ir hacia el lado de las normas internacionales. Vamos a tener injerencia sobre las próximas autoridades para que respeten los estándares de seguridad hacia los que tenemos que ir: infraestructura, tecnología y manera de organizar el evento. Ya en el próximo campeonato el Estado va a tener participación desde la seguridad. No puede ser que siempre la prioridad la tenga la televisión o el sponsor. No te puede regir eso, la seguridad debe ser un aspecto fundamental. No podés tener partidos a las 10 de la noche. Ya hemos tenido injerencia sobre esos aspectos y la seguiremos teniendo.
—La profesionalización de las fuerzas de seguridad es un aspecto importante para ese cambio.
—Si a vos te tratan como a un animal, vas a ser un animal. Tiene que haber una policía especializada en eventos futbolísticos. Se trabaja ya para eso y para que no se necesite tanta policía en un estadio. Estamos trabajando en un proyecto de seguridad privada que sea auxiliar de la policía y que tenga entrenamiento específico en espectáculos futbolísticos. El modelo es que en el estadio no haya tantos policías, salvo cuerpos de intervención temprana.
—Pero los clubes tienen seguridad privada.
—La tienen, pero todo depende del club. Nosotros lo necesitamos como una política de Estado.
—En su momento, la implementación de las cámaras de seguridad fue muy controversial.
—Vivimos en la era de la tecnología y en la mayoría de los estadios de fútbol de Argentina parece que estamos en la prehistoria. Necesitamos la implementación de la tecnología y si los clubes no pueden, los va a tener que ayudar el Estado. Ya hay varios países de Latinoamérica que tienen cámaras de detección facial, por ejemplo. El tema de la seguridad privada y la seguridad pública es toda una gran discusión. Nosotros necesitamos normarlo desde el Estado. Dar los estándares mínimos que se necesitan porque tampoco podemos poner cualquier seguridad privada. Tiene que estar capacitada al nivel de los eventos futbolísticos. Que aparezca en el momento que haya que restablecer el orden, no queremos estadios militarizados. Nosotros tenemos estadios con más de mil efectivos y no tenemos visitantes. Hoy las tribunas populares son muy parecidas a los espacios donde pelean las bandas del narcotráfico por la territorialidad. Ellos se adueñan de ese pedazo de tribuna donde un hincha común no puede ir. Tenemos lugares que están cooptados por grupos y nos acostumbramos a eso. Es común. Fijense que si no llegan queda el hueco. Eso es una anormalidad. Esos son grupos organizados ocupando un territorio. Nuestro principal objetivo es ese. Después, en el aspecto organizativo, el Estado se puede meter hasta ahí nomás porque estamos hablando de un evento privado. Nosotros desde la seguridad vamos a trabajar y queremos condicionar a los próximos dirigentes para ir hacia los estándares internacionales, que tienen que ver con una organización distinta, una seguridad privada y una policía especializada.