"Venimos a exigir que no se olviden de que tienen que investigar la causa de «Pichón»", dijo ayer Luciana Escobar, la hermana de Gerardo, que criticó que desde hace unos meses la investigación quedara en manos de una nueva fiscal.
Por Lucía Demarchi
Celina Mutti Lovera
"Venimos a exigir que no se olviden de que tienen que investigar la causa de «Pichón»", dijo ayer Luciana Escobar, la hermana de Gerardo, que criticó que desde hace unos meses la investigación quedara en manos de una nueva fiscal.
Salvador Vera, uno de los abogados de la querella, consideró que "el poco o nulo avance de la investigación es producto de la falta de impulso del Ministerio Público Fiscal para ordenar las medidas necesarias". El letrado sostuvo que se solicitaron una serie de medidas probatorias —desde testimoniales hasta pericias médicas— sobre las cuales la Fiscalía nunca avanzó. Esto, con el agravante de las demoras que se producen cada vez que la causa cambia de fiscal y el nuevo funcionario designado debe volver a ponerse en contacto con el expediente, que ahora está en manos de la fiscal Adriana Saccone. "Pedimos varias entrevistas con ella para hablar de la causa, pero nunca tuvimos respuesta", dijo Vera.
También criticaron la actuación del juez federal Marcelo Bailaque, que sobreseyó a cinco sospechosos y pidieron el apartamiento de la causa. Luego la Cámara revirtió ese fallo y se opuso al cambio de juez.
En ese marco, ayer a las 9.30 un grupo de personas con máscaras con la foto de "Pichón" se citaron frente a la Fiscalía Federal, en Entre Ríos 738, y actualizaron el pedido de Justicia. "Tenemos que seguir estando en las calles exigiendo, preguntando, porque la Justicia Federal lo sigue desapareciendo igual que como lo desaparecieron el 14 de agosto, hace 1.027 días", remarcó Luciana. "Al que desaparecieron es mi hermano y hay un montón de pibes que pasaron por lo mismo y el Estado es el responsable de desaparecer, de asesinar a los pibes en los barrios, como le pasó a «Pichón» cuando salió a bailar", agregó.
1027 días
La última vez que Gerardo "Pichón" Escobar fue visto con vida fue el 14 de agosto de 2015. El joven salió de madrugada del boliche La Tienda, en Tucumán al 1100, y su rastro se perdió durante una semana. Su cuerpo fue hallado flotando en el río Paraná. Las primeras pesquisas indicaron que había sido golpeado por uno de los custodios del lugar por haber dañado el auto de la encargada del local, de acuerdo a lo que quedó registrado por una cámara de vigilancia de la zona.
La investigación inicial estuvo a cargo de los fiscales Marisol Fabbro y Rafael Coria, de la Justicia provincial, que imputaron a cinco sospechosos. Uno de ellos fue el patovica Cristian Vivas, al que le endilgaron el homicidio. Los otros cuatro fueron imputados de encubrimiento: los custodios César Ampuero y José Luis Carlino; y los policías Luis Noya y Maximiliano Amiselli, quienes cubrían adicionales en el lugar. Ahora todos ellos están en libertad, con falta de mérito y bajo una nueva investigación.
Las cámaras cercanas a La Tienda mostraron a "Pichón" salir tambaléandose del local bailable y ser retenido en la calle por un grupo de personas que lo golpea. Para la querella, los policías lo llevaron luego a la comisaría 3ª y lo mantuvieron allí cautivo. Su tesis sostiene que, una vez muerto, su cuerpo fue arrojado al río.
Cambio de fuero
Con ese argumento, los querellantes pidieron que el caso se investigara en la Justicia federal como desaparición forzada de persona. El expediente pasó a manos del juez federal Marcelo Bailaque, quien en agosto de 2016 absolvió a los cinco implicados: "No hay nada con lo que se pueda culpar a las personas que estuvieron presas" durante el año que transcurrió desde el hecho a esa resolución, sostuvo en sus argumentos.
La decisión de Bailaque fue apelada tanto por la Fiscalía como por la querella y el expediente llegó a la Cámara Federal que se expidió en noviembre de 2016. Tras rebatir todos y cada uno de los puntos sostenidos por el juez, los camaristas revocaron los sobreseimientos al entender que el pronunciamiento era prematuro.
Por Lucas Vitantonio