El Papa Francisco creó ayer cardenal a Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires, y a otros dieciocho purpurados del mundo, en el marco de una ceremonia en la basílica de San Pedro a la que asistió el Papa emérito Benedicto XVI.
El Papa Francisco creó ayer cardenal a Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires, y a otros dieciocho purpurados del mundo, en el marco de una ceremonia en la basílica de San Pedro a la que asistió el Papa emérito Benedicto XVI.
El Pontífice argentino le entregó el capelo y el anillo cardenalicio a su sucesor en la sede primada porteña. Y también le tributó un caluroso abrazo a su antiguo colaborador, al conferirle la diaconía de San Roberto Belarmino, titularidad de una iglesia de Roma, la misma que tenía Jorge Bergoglio como cardenal.
Al dirigirse a los nuevos cardenales, el Papa recordó que "Jesús no vino a enseñar una filosofía, una ideología, sino una vía, un camino y la calle se aprende caminando".
Francisco entregó a cada uno el birrete de color rojo signo del cardenalato. Además de Poli, otros cinco cardenales son latinoamericanos: Leopoldo Brenes Solórzano, de Nicaragua; Orani Joao Tempesta, de Río de Janeiro (Brasil); Ricardo Ezzati Andrello, de Santiago de Chile; Chibly Langlois, de Haití, y Kelvin Felix, de la isla antillana de Santa Lucía. El eje continental se completa con el canadiense Gerald Lacroix (Quebec).
El flamante cardenal Poli carga sobre sus espaldas la responsabilidad de seguir las huellas pastorales de Jorge Bergoglio y de cuidar su legado en Buenos Aires.
De bajo perfil y con ADN porteño, Poli se convirtió inesperadamente en arzobispo de Buenos Aires en abril de 2013, unas semanas después de que Bergoglio se convirtiera en el Papa Francisco.
Poli viene mostrando el mismo estilo y espíritu que Bergoglio, aunque con un perfil menos político.
Aunque aclara que no es amigo personal de Bergoglio, a Poli —de 65 años— lo une el haber trabajado codo a codo con él en Buenos Aires entre 2002 y 2008, cuando se desempeñó como obispo auxiliar de la ciudad y vicario episcopal de la zona de Flores, el mismo barrio donde vivió Bergoglio.
Hay algo en lo que no se le parece: Poli tiene nulos contactos con el mundo de la política, y ya se definió como "pastoral y no como político".
Teólogo, historiador y capellán nacional de los Boy Scouts, Poli sostiene firmemente —al igual que Francisco— el modelo de "obispos caminantes", que se basan en la necesidad de que "la Iglesia salga a la periferia"; es decir, al encuentro de los fieles a través de una tarea misionera permanente.
En Buenos Aires, reside en el mismo cuarto austero en el que se alojaba Bergoglio, en la curia porteña ubicada en Rivadavia 413.
Nacido en Buenos Aires el 29 de noviembre de 1947, Poli ingresó en el seminario metropolitano en 1969, donde cursó los estudios filosóficos y teológicos; es además doctor en Teología por la Universidad Católica Argentina, y licenciado en Servicio Social por la Universidad de Buenos Aires.
En 2002, el Papa Juan Pablo II lo nombró obispo auxiliar de Buenos Aires y en 2008, Benedicto XVI lo promovió como obispo de Santa Rosa, La Pampa.
En el primer consistorio de su pontificado, el Papa Francisco tuvo presentes en la basílica a los representantes del gobierno argentino: el secretario de Culto, Guillermo Oliveri, y el embajador argentino ante la Santa Sede, Juan Pablo Cafiero.
En sus palabras a los nuevos cardenales, Francisco sostuvo que la Iglesia "necesita de su compasión, sobre todo en estos momentos de dolor y sufrimiento en tantos países del mundo".
De las periferias "olvidadas" hay varios nuevos purpurados: los africanos Jean-Pierre Kutwa (Costa de Marfil) y Philippe Nakellentuba Ouédraogo (Burkina Faso), y los asiáticos Andrew Yeom Soo (Seúl, Corea del Sur) y Orlando Quevedo (Filipinas).
Los miembros de la Curia romana son cuatro, tres italianos y un alemán: Pietro Parolin (Secretario de Estado), Lorenzo Baldisseri (Sínodo de los Obispos), Gerhard Müller (Congregación para la Doctrina de la Fe) y Beniamin Stella (Congregación para el Clero).
Los europeos también suman cuatro: Gerard Nichols (Westminster, Gran Bretaña), Gualtiero Bassetti (Perugia, Italia), Fernando Sebastián Aguilar (Pamplona, España) y Loris Capovilla (Mesembria, Italia).
Del total de flamantes purpurados, dieciséis son electores y los tres restantes tienen más de 80 años, por lo que no participarán en la elección de un Papa.
Por Claudio Berón
Por Alvaro Torriglia