Ariel Staltari: "Si no entro concentrado por mil, corro el riesgo de morder la banquina"

El popular actor llega a Rosario el 15 de noviembre próximo con la obra “Agotados”, un unipersonal en el que interpreta a más de 40 personajes

07:55 hs - Domingo 12 de Octubre de 2025

Ariel Staltari no se duerme en los laureles. En medio del éxito de “El Eternauta”, el actor redobló la apuesta consigo mismo y con el público: desde abril, protagoniza “Agotados”, un unipersonal en el que interpreta a más de cuarenta personajes. En Rosario, se podrá ver el sábado 15 de noviembre, a las 21, en Sala Lavardén (Mendoza 1085)

La obra se presenta como “una comedia vertiginosa” que se sumerge en un día frenético de Samuel, “un actor que está tratando de vivir de sus sueños pero mientras tanto trabaja en un restaurante boutique de Buenos Aires atendiendo una especie de call center”.

Con el corazón roto y la billetera, atiende sin respiro las llamadas de comensales dispuestos a hacer lo imposible por conseguir una mesa y enfrenta maltrato, desprecio, gritos, coimas y hasta amenazas. Ariel materializa esas interacciones, interpretando a cada uno de los personajes con los que interactúa.

Con dirección de Pablo Fábregas, la obra es una adaptación de una de las comedias más exitosas de Broadway de la última década, protagonizada en su versión original por Jesse Tyler Ferguson (“Modern Family”). Al igual que con “El Eternauta”, Staltari participó de la escritura de la versión local, que incorpora guiños a la cultura argentina.

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Antes de su visita a Rosario, Ariel habló con La Capital y dio detalles de este nuevo proyecto, su identificación con el personaje, y adelantó la segunda temporada de la popular serie basada en la obra gráfica de Héctor Oesterheld y Francisco Solano López.

- ¿Por qué decidiste embarcarte en esta obra que es claramente un desafío?

Lo acepté por la oportunidad que me brinda este espectáculo de encarar un desafío como nunca antes en mi carrera. Hacer cuarenta personajes en un hora y diez, protagonizando una comedia en calle Corrientes en el teatro comercial, no me había pasado nunca claramente. Me pareció importante hacerlo también al mismo tiempo que el estreno de “El Eternauta”, porque me permitió no quedarme en esa ola de éxito que generó la serie y enfocarme en el trabajo, que es en definitiva lo que te termina rescatando. La productora me ofreció la obra y me gustó, hicimos la adaptación del texto, y dije “esto es imposible de hacer”. La verdad es que hay que cambiar de texturas y posturas emocionales, posturas corporales, en milésimas de segundo. Esa es la particularidad. Es un espectáculo que te permite ver un fragmento de la vida de los seres humanos. No es sólo una comedia pura y dura porque si bien te reís y la pasás bien, en otros momentos te emociona, te interpela, te hacés preguntas y te van cayendo fichas. Por ejemplo, de que sos víctima de la precarización laboral o del abuso de poder. Es una obra bastante completa en contenido y profundidad, que además tiene esta cosa bastante asfixiante de ver al personaje en esa situación. Muchos espectadores me dicen que les dan ganas de subirse al escenario a ayudarme. Otros me preguntan cómo termino después de la función, porque la verdad es que es un esfuerzo descomunal.

- Fuiste parte de la adaptación del texto, originalmente de Estados Unidos, para acercarlo a la idiosincrasia argentina.

Sí, adaptamos la obra a nuestra sociedad. Mientras iba ensayando, me iban surgiendo voces y personalidades que he conocido a lo largo de mi vida. Eso también lo pusimos en función del relato.

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- ¿Tenés algunas pautas de cuidado o preparación para poder afrontar las funciones?

En principio, entreno. Hago mucho ejercicio aeróbico para llegar con capacidad aeróbica a cada función. Si no, no la podría hacer porque cambia mucho la respiración. Hago un trabajo muy importante sobre la respiración, sobre la relajación y sobre la concentración por todas las cosas. Si no entro concentrado por mil a cada función, corro el riesgo de morder la banquina. Eso es fundamental.

- Hay un elemento central de la obra que tiene mucho vínculo con tu propia historia y la de muchos artistas: el tener que trabajar de cualquier otra cosa para sobrevivir. ¿Cómo te llevás con eso?

Hay un punto de encuentro muy directo con mi vida y con la de todos los artistas. A veces sos ninguneado, maltratado, invisibilizado, y sufrís mucho. No por el laburo que tengas que hacer, porque todo trabajo que sea digno está bien, pero sí por sentir que no es el lugar adecuado para vos. Porque quizás sos feliz arriba de un escenario o pintando un cuadro o en la manifestación artística que elijas. Porque ahí está tu vida y si tenés que hacer otra cosa la mayor parte de tu tiempo, medio que te secás por dentro. Creo que eso interpela bastante al común denominador de la gente, porque no necesariamente eso otro tiene que estar vinculado al arte. A lo mejor alguien quiere dedicarse a hacer casas, y tiene que estar trabajando en un restaurante o un call center. También se va a sentir frustrado porque su sueño está en otro lado. Eso creo que es algo bastante universal de la obra.

- Te escuché decir que el hecho de hacer esta obra a la par del estreno de “El Eternauta” fue un movimiento voluntario para mantenerte conectado con la vitalidad del oficio.

Sí, tiene que ver con volver al punto de partida, que en definitiva es lo que te salva. Saber de qué estás hecho, saber que tenés que volver al yugo, que tenés que aprender todo el tiempo, que estás transitando un camino lleno de vericuetos. Nadie tiene las cosas tan claras dentro del arte, siempre hay algo nuevo para aprender. A mí eso me gusta muchísimo, y eso me inquieta, el aprendizaje y el crecimiento personal y profesional.

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- ¿Qué estás aprendiendo de este personaje y esta obra?

Arriba del escenario, ni hablar. Es un aprendizaje constante función a función. No solamente porque la hago todas las semanas en Buenos Aires, sino porque también la tengo que adaptar cuando salgo de gira. Cuando me toque en Rosario voy a estar en un escenario diferente, con una atmósfera diferente, con escenografía que no es la habitual, con sonido que no es el habitual. Todo eso hace que hagas una nueva obra en cada lugar y ese es un nuevo desafío y por lo tanto un nuevo aprendizaje. A nivel humano, también aprendo un montón. Me nutre y me curte de una manera muy hermosa el cariño de la gente. Eso también lo descubre en cada lugar donde voy me siento sorprendido, halagado, agradecido por la gente que fue siguiendo todos mis trabajos. Gente que a su vez me agradece por esos personajes icónicos y por las series icónicas que me tocó hacer. Así que más allá del aplauso por la obra en sí, también están esos agradecimientos mutuos. Eso también me da mucha satisfacción.

Se viene la segunda temporada de "El Eternauta"

- En esto de la simultaneidad de proyectos, ¿se genera un vínculo virtuoso en el que la gente va al teatro porque te conoce por “El Eternauta” o incluso por “Okupas”?

Sí, y también hay muchos otros que me conocen recién ahora. Y otros que me ven por primera vez en el ámbito teatral porque sólo me habían visto en series. Y algunos flashean con el que flaco que había hecho tal cosa o tal otra de pronto está en el escenario haciendo cuarenta personajes. Es una prueba para mí. Saber que uno está a la altura de semejante espectáculo también me fortalece como artista. Es increíble poder decir: “lo logré”. Porque cuando leía la obra realmente pensé que no se podía, pero sin embargo acá estamos desde abril. Llevamos varios meses y las cosa persiste, así que estoy muy agradecido. Porque valió la pena el esfuerzo y el riesgo.

- Pasó el furor de “El Eternauta” pero imagino que con una segunda temporada confirmada estarán activos. ¿Cómo viene eso?

Sí, la espuma baja pero el trabajo sigue, gracias a Dios. Estamos trabajando en la segunda temporada y esperamos que esté a la altura de la primera. Todavía no hay tiempos precisos de nada, pero estamos trabajando. Y estar trabajando en estos tiempos no es poca cosa. Justo estaba escribiendo. Faltan un montón de viñetas que atravesar así que ahí vamos.

- Después de tantos años, ¿qué te sorprende todavía del oficio?

Que siempre estás volviendo a no saber nada. Que siempre volvés al punto de partida. Que por más que hayas hecho un montón de cosas, siempre hay algo nuevo y diferente que tenés que aprender a hacer. Lo que te da este oficio es la oportunidad de vivir mil vidas teniendo una vida sola. Eso es algo maravilloso. Es inagotable, infinito. En mi escuela lo digo mucho porque no hay muchos otros oficios que te permitan mutar de piel, de texturas emocionales y psicológicas, meterte en la vida de otro ser humano. Eso sólo te lo regala la actuación.