Tiene un diagnóstico de Alta Capacidad y desafía las convenciones educativas y sociales. Estudia una diplomatura de Community Manager a distancia en la UAI
16:33 hs - Lunes 18 de Agosto de 2025
Lara Ghione tiene 12 años, vive en Funes y se convirtió en la primera adolescente en cursar en una universidad. Con un diagnóstico de Alta Capacidad y TDAH, esta adolescente desafía las convenciones educativas y sociales, cursando una diplomatura de Community Manager en la Universidad Abierta Interamericana (UAI) mientras asiste al sexto grado de la escuela primaria. Su historia es un testimonio de cómo el talento y la curiosidad pueden romper barreras, y la importancia del apoyo familiar y educativo.
Lara, que ya se destaca por su estatura y un coeficiente intelectual de 132 (cuando el promedio de un adulto ronda los 70-130), sorprendió desde sus primeros meses. Con apenas seis meses ya decía sus primeras palabras y a los cinco gateaba. A los dos años, su curiosidad la llevó a preguntarle a su mamá, Yamila, si la bandera había sido creada por votación, sugiriendo ella que le hubiera gustado que fuera “rosa y amarilla”.
A pesar de que sus doctores sugirieron que podría haber adelantado sus estudios al ciclo secundario, su familia decidió que continuara en la primaria. "La idea es que no queme etapas y mantenga sus vínculos afectivos", explicó su mamá, Yamila al medio InfoFunes. Esta decisión subraya la prioridad de su bienestar emocional sobre el avance académico, un equilibrio que Lara parece haber encontrado con facilidad.
Un camino con obstáculos y el apoyo de la familia
El camino no ha sido fácil. Lara enfrentó desafíos desde muy pequeña. A los 4 meses, tuvo un importante grado de desnutrición. Más tarde, ya en jardín de infantes, se topó con la incomprensión de algunas instituciones educativas. En una ocasión, a sus 5 años, casi la suspenden por llamar "intolerante" a una maestra que no entendía a un compañero con TEA (Trastorno del espectro autista).
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Un año después, ya en primer grado durante la pandemia de 2020, directivos de la escuela le prohibieron conectarse a las clases virtuales por Zoom, temiendo que su avanzada comprensión de herramientas de edición, como Canva y Capcut, "distrajera" a los demás alumnos. Luego de que seis colegios en Funes le negaran la matrícula, admitiendo que "no estaban preparados" para su caso, Lara encontró contención en el Colegio Biró de Fisherton. Allí, pudo ser ella misma, incluso dando una charla sobre bullying a sus compañeros en tercer grado y realizando un curso de programación en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).
"Mis amigos y compañeros me apoyan mucho. Voy a la escuela por ellos", afirma Lara, quien reconoce que a pesar de conocer los temas de clase, valora la interacción social. Su madre agrega que "la decisión de que cursara online fue más que nada para equilibrar la clase, que ella no se sintiera rara ni la miren así".
La importancia de no dejar de ser niña
La UAI hizo una excepción con Lara para que pudiera cursar la diplomatura, ya que la ley argentina exige ser mayor de 18 años y haber terminado el secundario para comenzar estudios universitarios. "Pudo demostrar su capacidad", dijo su mamá, orgullosa.
Más allá de sus logros académicos, Lara es una niña de 12 años que disfruta de sus clases de danza, ama el K-pop, practica vóley y lee. Es fanática del cine nacional, habiendo visto la película El robo del siglo unas 14 veces, y sigue la carrera de actores como Diego Peretti y Adrián Suar. Se declara fan de las "bolucompras" y disfruta de la lectura, recomendando el libro Me llamo Goa, que trata sobre el inicio de la adolescencia. "Sé que es mi nueva etapa en la vida y quiero saber qué me espera, entender cómo me siento y cómo llevarlo adelante", confiesa.
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Además, gracias a su padre, matemático, Lara aprendió sobre educación financiera y ya ahorra su dinero en bonos. Con la espontaneidad de una niña, bromea con su mamá sobre recibir regalos por el Día de las Infancias "hasta los 35 años". Su madre, Yamila, con 37 años y tres carreras, fue diagnosticada con Alta Capacidad a partir del diagnóstico de su hija, lo que la llevó a reflexionar sobre sus propias experiencias.
La historia de Lara destaca la importancia de visibilizar estos talentos. Como afirma su mamá: "Creemos que es clave visibilizar estos logros para que más chicos puedan desarrollar su talento sin límites. Si a tu hija le encanta dibujar o algún deporte, lo que sea, estemos atentos y acompañemos ese crecimiento".