En el Día del Canillita, la repartidora trebolense celebró más de cuatro décadas como referente de Casa Raposo, emblema del oficio
07:10 hs - Miércoles 12 de Noviembre de 2025
En la ciudad de El Trébol, departamento San Martín, todos saben dónde ir a buscar el diario o alguna revista. Si de material impreso se trata, Casa Raposo es el lugar indicado. Allí, Mari Bruno lleva 42 años como la “canillita” de la localidad, un oficio que comenzó cuando tenía tan sólo 18 años y que hoy forma parte del paisaje cotidiano de la ciudad.
“Tengo 60 años y hace desde los 18 que estoy en este rubro. Y la verdad es que me gusta muchísimo. Obvio que a veces estoy un poco cansada, porque son muchos años, pero pienso que el día que no haga más esto, lo voy a extrañar”, confesó Mari en una entrevista realizada por el blog local, Región Emprendedora. Su rutina comienza temprano, entre pilas de diarios y revistas, y se extiende hasta que el último cliente se va con su ejemplar bajo el brazo.
“María Nieves Raposo, ‘Porota’, fue la que me dio empleo. Empecé probando a los 18 años, iba camino a los 19 y bueno, acá estoy todavía. Con ella aprendí muchísimo. Cuando entré no tenía idea de nada y bueno, con ella aprendí todo”, recordó. El vínculo con Porota fue más que laboral: fue una escuela de vida, una transmisión de saberes que hoy Mari honra cada día detrás del mostrador.
Una vocación de cuatro décadas
A lo largo de cuatro décadas, Mari fue testigo de los cambios en el consumo de información. Si bien el corazón del negocio siempre fue la venta de periódicos, reconoce el impacto de la era digital. “La venta de diarios ya no es como antes, porque el diario ahora se lee por internet. Aunque se sigue vendiendo diarios”, explicó. El hábito de leer en papel persiste, aunque con otros ritmos y públicos.
En ese contexto, Casa Raposo supo adaptarse. Encontró su fortaleza en un amplio y variado stock que atrae tanto a coleccionistas como a familias. Allí se comercializan diarios, revistas especializadas, libros, artículos infantiles y mucho contenido didáctico, entre otras cosas. La oferta se fue diversificando con el tiempo, respondiendo a las nuevas demandas sin perder la esencia.
Para aquellos que aún disfrutan del placer táctil y visual del papel, Casa Raposo sigue siendo el lugar de referencia. Diario La Capital se consigue de lunes a lunes, mientras que los de Buenos Aires están disponibles sólo los fines de semana. “Todavía sigue funcionando el diario papel”, aseguró Mari, con una mezcla de orgullo y nostalgia, a la hora de defender esa plataforma.
El local, ubicado en una esquina céntrica, es más que un punto de venta: es un espacio de encuentro, de charla breve, de saludo cotidiano. Muchos vecinos pasan por allí no sólo por el contenido, sino por el gesto amable de Mari, que conoce los gustos de cada cliente y guarda ejemplares especiales para quienes los esperan.
El origen
El Día del Canillita comenzó a celebrarse en 1947, en homenaje a Florencio Sánchez, periodista y dramaturgo que dirigió la obra Canillita, en la cual representaba a los chicos que vendían periódicos en la calle. Sánchez, que falleció el 7 de noviembre de 1910, los apodó de esa manera por sus piernas flacas y, a partir de ese momento, se los conoció así. La pieza teatral fue un verdadero éxito y fue muy bien recibida por los diarieros, que adoptaron con orgullo ese nombre.
Con el paso del tiempo, el término “canillita” dejó de referirse exclusivamente a los niños vendedores y pasó a identificar a quienes, como Mari, sostienen el oficio con dedicación y constancia. En cada ejemplar entregado hay una historia, una rutina, una forma de estar presente en la vida de los demás.
En El Trébol, el Día del Canillita no es sólo una efeméride: es una oportunidad para reconocer a quienes, como Mari Bruno, hicieron del papel impreso una vocación y un servicio. Su historia es también la de una ciudad que sigue valorando el contacto directo, la palabra impresa y el gesto cotidiano de acercar noticias.
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