Por primera vez en la historia de la UNR, se reciben estudiantes que cursaron toda su carrera en un penal. En Santa Fe, apenas el 7 % de la población carcelaria terminó la secundaria
06:40 hs - Miércoles 24 de Diciembre de 2025
El lunes 15 de diciembre no fue un día cualquiera para la comunidad de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) ni para 35 personas que están presas en las cárceles de la ciudad. Por primera vez, en la historia de la universidad pública se graduaron tres estudiantes que completaron toda su carrera en el encierro. Y ese lunes recibieron el título de Técnico Universitario en Administración de Empresas. Otros 32 estudiantes recibieron diplomas por haber concluido distintos cursos de formación laboral.
"Fue todo un acontecimiento académico", define María Chiponi, a cargo de la Dirección Socioeducativa en Contextos de Encierro, dentro del Área de Derechos Humanos del rectorado. Y destaca que si bien hubo otros graduados universitarios que estudiaron en las cárceles de la provincia, fue la primera vez que tres personas empiezan a estudiar y terminan la carrera estando detenidas.
El acto académico se realizó en la Unidad Penitenciaria N° 3, donde recibieron sus diplomas 35 reclusos, de los casi cien estudiantes que este año se recibieron en distintas cárceles del sur de la provincia. Actualmente, existen siete aulas universitarias distribuidas en unidades penitenciarias del sur santqfesino, donde se estudian carreras como Administración de Empresas, Derecho, Psicología, Enfermería y Trabajo social en articulación con las distintas facultades.
Estas aulas funcionan en espacios de las unidades penitenciarias de Piñero, la cárcel de mujeres, en Zeballos y Suipacha y en Francia al 5600, y tienen como objetivo "posibilitar el acceso y permanencia a personas privadas de su libertad y liberadas, a distintas trayectorias socio-educativas, laborales y culturales a los fines de contribuir al ejercicio y ampliación de los derechos humanos", como se menciona en los documentos que posibilitaron la creación de estos espacios.
Para Chiponi, se trata de brindar "herramientas concretas, laborales o de formación para el trabajo, que permite pensar también el afuera". Como ejemplo, señala que, desde que se iniciaron los cursos, "ya hay unos cien graduados en peluquería y barbería, este año hubo una cohorte de graduadas en el curso de acompañante terapéutico y hemos trabajado cursos de carpintería o de cosmética".
, La ley de educación nacional (N° 26.206) establece que la educación y el conocimiento "son un bien público y un derecho personal y social garantizados por el Estado". En este sentido, afirma que la educación en contextos de privación de libertad está destinada a "garantizar el derecho a la educación de todas las personas privadas de libertad, para promover su formación integral y desarrollo pleno".
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Además, destaca que el ejercicio de este derecho "no admite limitación ni discriminación alguna vinculada a la situación de encierro, y será puesto en conocimiento de todas las personas privadas de libertad, en forma fehaciente, desde el momento de su ingreso a la institución".
Aún así, de acuerdo al último informe de la Subsecretaría de Política Criminal de la Nación, fechado el año pasado, las cárceles santafesinas alojan a unas 10 mil personas (10.096 es el número exacto), de las cuales el 17 % nunca pasó por el sistema educativo y otro 17 % dejó la escuela sin completar la primaria. Apenas el 7 % terminó la secundaria y el 1 % transitó por niveles de educación superior.
"La mayor cantidad de personas que transitan la cárcel _confirma la funcionaria de la UNR_ vienen con trayectorias educativas que han sido sistemáticamente interrumpidas. Muchas pertenecen a sectores populares, provienen de familias donde también estos vínculos con la educación han sido intermitentes y muchos de los estudiantes que llegan a la universidad incluso terminan su secundaria estando detenidos. Hemos tenido casos de estudiantes que terminan la primaria, luego la secundaria y después ingresan a la universidad".
Una graduación muy especial
El acto de graduación se hizo en la Unidad Penitenciaria Número 3. El lugar elegido no fue casual: es la primera cárcel donde se inició el programa de educación carcelaria de la UNR.
Allí, tres personas recibieron sus diplomas de Técnico Universitario en Administración de Empresas, una carrera dependiente de la Escuela Superior de Comercio "Libertador General San Martín". Otros once se graduaron de los cursos que ofrece la Escuela de Oficios en Cárceles: dos estudiantes completaron las clases de Excel, otros cuatro de asistente en Recursos Humanos y cinco de Auxiliar Asistente Jurídico.
En tanto el curso de sistematización de experiencias de organización estudiantil en contextos de encierro, organizado entre la Dirección Socioeducativa en Contextos de Encierro y la Universidad Nacional del Centro de la provincia de Buenos Aires (Unicen), tuvo diez recibidos. Y el curso de competencias específicas "Psicología, filosofía y antropología", dependiente del Centro de Estudios Periferia Epistemológica de la Facultad de Psicología de la UNR, sumó otros 11 graduados.
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Del acto participaron el rector de la UNR, Franco Bartolacci, los profesores de cada una de las carreras y cursos y los graduados. "Esto que pasa en Argentina no ocurre en ninguna parte del mundo y tiene que ver con las características de nuestro sistema universitario, de la educación universitaria pública; desde Ushuaia a Jujuy hay más de 29 universidades que tienen programas de intervención educativa en cárceles de diversas modalidades", destaca.
Y afirma que en esto hay toda una definición política "que tiene que ver con el sentido de la educación como posibilitadora, como transformadora. Porque todas las personas que transitan la cárcel, que cumplen una condena por un delito cometido, egresan de la cárcel y se encuentran con un desafío complejo porque, para quien tiene antecedentes penales, el ingreso al mundo del trabajo formal es una complicación; pero a su vez, contar con una caja de herramientas educativas amplia permite también pensar el afuera".