Julieta Cardinali volvió a reunirse con Antonio Birabent y Florencia Raggi para
rodar "Tres deseos", el filme de Marcelo Trotta y Vivián Imar que se estrena mañana en los cines
rosarinos. La película, que tuvo una exitosa exhibición en los festivales de cine de Roma y de
Kiev, narra la historia de una pareja en crisis que debe hacerse cargo de lo que pasa , según
adelantó a La Capital la actriz, "cuando el amor se va".
—¿Qué te interesó de tu personaje?
—Es una película que estoy orgullosa de haber hecho. El tema central es el
amor en sus diferentes lugares. Hay una historia, con un guión muy cuidado. Tiene que ver con los
deseos de cada uno, de personas que buscan su camino, su destino, y hacerse cargo de lo que les
pasa, pero a cada uno de forma independiente, como ser humano.
—¿Qué perspectivas ves para la película en el marco del momento que pasa el cine
argentino?
—Me parece que eso está muy bien. Estamos acostumbrados a pasar por crisis
y seguir haciendo. Y este es el caso del cine. Sabemos hacer con menos plata. Apoyo totalmente a lo
nuevo.
—Sin embargo a veces tienen todo a favor y el público no acompaña...
—Es difícil apoyar el cine argentino. No estamos acostumbrados a ver
nuestro cine. A veces cuesta más que vayan a ver una película argentina que Superman.
—¿Es una cuestión de prejuicios?
—Creo que hay una cuestión de prejuicios, de costumbre, yo veo películas
argentinas maravillosas y nuestro cine es muy ponderado afuera, y a veces más afuera que acá. Vos
viajás y te hablan de directores, actores, técnicos.
—¿Tomaste la decisión de alejarte de la televisión?
—Hace rato que no hago tele, pero no por una decisión o una pose. La
verdad es que la tele tiene otros tiempos y a mi me gusta mucho el cine. Tuve la suerte estos años
de que me llegaran guiones que quise hacer y directores con los que quise trabajar.
—¿Volverías a Rosario a filmar, como cuando hiciste "De quién es el portaligas", con
Fito Páez?
—Fue una experiencia alucinante. Es una de las que más me gustó hacer.
Fito fue muy generoso con nosotras. Escribió ese guión para nosotras.
—¿Pudiste separar su actividad musical de su rol de director?
—Me parece que es un prejuicio muy argentino eso de que si hacés una cosa
no podés hacer otra. Estamos hablando en términos artísticos y Fito es un artista que se puede
expresar como quiera. Juzgar es muy fácil, pero hacer es lo más difícil. Para mí es un honor estar
en su película.
—Pensando en los músicos que dirigen ¿llegará el día que te dirija Calamaro?
—No hablo de mi vida, pero por ahora no hablamos de eso. El no es director
y o no quiere hacerlo.