Solanas estrena hoy en Rosario su película sobre los trenes "La próxima estación"
Fernando "Pino" Solanas no se anda con medias tintas. Habla rápido, seguro y con un tono
aleccionador. Hoy estrena en Rosario otro eslabón de su serie de filmes sobre la Argentina
contemporánea. A "Memoria del saqueo", "La dignidad de los Nadies" y "La Argentina latente" se suma
"La próxima estación", donde el director de "El exilio de Gardel" analiza...
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Esta tarde en el Monumental.
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Video: un avance de la
película.
25 de septiembre 2008 · 01:00hs
Fernando "Pino" Solanas no se anda con medias tintas. Habla rápido, seguro y con
un tono aleccionador. Hoy estrena en Rosario otro eslabón de su serie de filmes sobre la Argentina
contemporánea. A "Memoria del saqueo", "La dignidad de los Nadies" y "La Argentina latente" se suma
"La próxima estación", donde el director de "El exilio de Gardel" analiza con un estilo testimonial
los servicios públicos y en especial el hoy lamentable sistema ferroviario. Pino cree que el
regreso del ferrocarril a los primeros planos del transporte de pasajeros y de carga es ineludible
y que su importancia estratégica hablará por sí misma acusando a quienes en los años 90 se
beneficiaron con su saqueo. ¿Y el tren bala? "Es un disparate", aseguró.
—¿Qué dificultades acarrea el género testimonial?
—Lo dificultoso es el proceso de investigación, que vengo haciendo desde
2003. Este trabajo se hace con mucha investigación, lectura, hablando con mucho gente y recorriendo
muchos lugares. Lleva mucho tiempo desarrollar por un lado el guión informativo y por el otro
inventar la película. Es una mezcla entre documental y ficción. "La próxima estación" es una
película con mucha expresión cinematográfica, no es un documental, como esos que uno mira en TV en
el canal Encuentro.
—¿Los trenes son una metáfora de la Argentina?
—Son una metáfora del desastre y el saqueo de los años 90. Y siguen siendo
una metáfora de la ignorancia y la irresponsabilidad de quienes nos gobiernan. Cuando se concesiona
por 30 años la gran estación de Santa Fe (la General Belgrano donde se construirá un shopping), lo
que se está diciendo es que no tienen la más mínima intención de colocar un tren que llegue a Santa
Fe.
—¿Cuál cree que es la importancia estratégica del tren?
—No se le puede sacar el tren a un país extenso como la Argentina. El
barril de petróleo pasó los 100 dólares y llegará a 200. Por eso el ferrocarril es hoy de ocho a
doce veces más barato que el transporte automotor. No puede ser suprimido porque es el único
transporte que garantiza un servicio regular independientemente de las condiciones climáticas, sea
con nieve, lluvia, niebla o con fogatas como las del Delta. Las vías son las arterias, las venas de
una Nación. Lo único que asegura la integración del territorio es el ferrocarril. Al suprimir el 80
por ciento de los trenes, que fue una medida aberrante, no sólo se 800 pueblos se convirtieron en
fantasma y cientos de otros se empobrecieron, sino que toda la carga de pasajeros y de mercaderías
pasó a las rutas. Eso produjo un colapso. El año pasado Argentina batió todos los récords; tuvimos
8160 muertos entre calles y rutas y más de 12 mil lisiados. Son 20 mil víctimas y eso al país le
cuesta una fortuna. Es aberrante que el gobierno no restituya el servicio de trenes de pasajeros en
todo el país.
—¿Se puede reproducir este modelo de tren que tarda ocho horas a Buenos
Aires?
—Antes había 37 mil kilómetros de vías, hoy quedan apenas 7.500 y en
muchos tramos no se puede ir a más de 50 kilómetros por hora. Tuvimos ferrocarriles que hacían
Buenos Aires-Rosario en tres horas veinte minutos. Y eran coches pullman de un lujo extraordinario.
Para ganar la "guerra del automotor" hay que volver al sistema que menos accidentes produce que es
el ferrocarril. La vuelta del tren hoy es irreversible pero estamos ante un gobierno que no ha
hecho nada por reconstruir el transporte público, ni para reconstruir la flota marítima y fluvial.
Tampoco hizo nada en estos cinco años sabiendo que Aerolíneas Argentinas estaba quebrada.
—Pero sí tiene un gran proyecto de tren bala.
—Eso es un disparate. Si se obstinan es porque hay una mordida de dinero
muy grande ahí. Nadie puede comprender que se endeude al país por 30 años cuando todavía nadie ha
podido analizar los presupuestos definitivos. Empezaron hablando de 800 millones de dólares y hoy
reconocen que va a costar más de cinco o seis mil. Y todo en el aire, esa es una
irresponsabilidad.