La temporada final de “Luis Miguel. La serie” llegó silbando bajito. Netflix la estrenó anticipadamente y con poca publicidad (¿por temor a las amenazas de juicio?), y subió a la plataforma los cinco capítulos juntos, descartando la secuencia semanal de las temporadas anteriores. Justamente fue la segunda temporada la que dejó sabor a poco, y por eso las expectativas con respecto a estos episodios finales eran más bien bajas. Error. Afortunadamente un error. Para sorpresa de muchos, esta tercera temporada se guardaba bajo la manga cinco capítulos compactos, con gran ritmo narrativo, con personajes secundarios potentes y con un Diego Boneta en su mejor forma, dando vida al Luis Miguel de los últimos años, el más oscuro, hermético y controvertido.






























