Daniel Alvaredo y Mónica Ester Roza estrenaron “Sentadas en el umbral”, una película que, con humor, aborda un ficticio caso de corrupción en medio de un divorcio, investigaciones clandestinas y dos abogadas con la necesidad de tomar un caso que las ponga en las grandes ligas del Derecho. La película, protagonizada por Soledad García y Victoria Césperes, se puede ver en Cine.Ar y Cine.Ar Play.
“La idea surge por algo que viene sucediendo con la corrupción hace algunos años, que al menos de mi parte observo con mucha preocupación, y por eso es que la abordamos con ironía, como una manera de sublimar la preocupación”, dijo Alvaredo.
El director, además, señaló: “A veces parece que el ámbito de la corrupción sólo involucra a la política y a quienes administran el Estado y hasta pareciera que se intenta justificar la corrupción privada. Nosotros queríamos marcar que el escenario de corrupción venía, fundamentalmente, desde el campo de lo privado”.
El filme empieza con el asesinato de un empresario en una mansión. Un colega suyo, que presencia el crimen, intenta hacer como que no pasa nada. Toda la escena, lejos del dramatismo, es narrada con música y actuaciones más cercanas a la comedia.
“Me parece que el humor es una manera de distanciarse para poder discernir y actuar con inteligencia. No queremos que el espectador se conmueva por las víctimas o los victimarios. Entendimos, y nos parecía interesante, que el distanciamiento fuera provocado por la ironía y que el espectador saliera de las situaciones dramáticas tratando que haya un distanciamiento”, explicó Alvaredo.
A partir de esa escena comienzan a integrarse a la historia un abogado poco fiable y la mujer del empresario que presenció el crimen, quien le pide el divorcio. Ante la inminente separación de bienes, el letrado aconseja que una abogada, cercana a él, represente a la mujer para, así, tener bajo control las cuentas off shore que el empresario manejaba a modo de testaferro.
“Las abogadas no desconfían porque el caso llega de un conocido que tenía un vínculo cercano con una de ellas, y justamente es por eso que cuando se enteran de la verdad, actúan con despecho”, apuntó el director.
—¿Realizaron algún tipo de investigación para abordar este entramado obra pública-testaferros-cuentas off shore?
—Hicimos un recorrido, una investigación, pero no judicial, sino de diarios y medios de comunicación, que hoy son otro Poder Judicial. Y también queríamos poner énfasis tanto en el corrupto como en el corruptor.
—¿Cómo ven la situación actual de la industria y sus trabajadores? ¿Creen que podrán volver a trabajar en breve?
—La situación es desesperante. Las industrias que tienen que ver con la cultura están paradas en gran parte del mundo. No tengo la certeza de cuándo volveremos a trabajar, tengo mucha incertidumbre. Sí tengo la certeza, porque lo sé, de que las cámaras, el Estado y los sindicatos ya han consensuado diferentes protocolos para que se pueda empezar a trabajar. Después, de ahí, habrá una nueva etapa que es hasta que esto cese, que, para mí, será cuando la vacuna se socialice.
—Con respecto a la actividad, ¿qué creés que hará falta en la nueva normalidad para ponerse a tono, tanto en el tiempo perdido como para terminar de aggiornarse a la industria digital?
—El tiempo perdido, perdido está. Lo bueno es que el Incaa va a tener que ejecutar el año que viene lo que no ejecutó este año, así que uno imagina que habrá más dinero para hacer cine en 2021. Con respecto a aggiornarse a los nuevos tiempos, habría que tener mucho cuidado. Nadie va a negar el cambio tecnológico, de lenguaje y cómo consumen los espectadores. Acá estamos hablando de un menú con ofertas audiovisuales y eso cambió el hábito de consumo. Yo soy muy cuidadoso respecto a lo que estamos hablando. Muchas veces, parece que lo que tenemos que aggiornar son los derechos que protegen y le garantizan cierta calidad de vida a los artistas y técnicos.
—¿Es una nueva dificultad que atraviesa la industria audiovisual?
—Las dificultades que tiene el cine hoy empiezan por la poquísima cantidad de salas que hay en el país, en comparación a Colombia, por ejemplo, que es un país de la región con una población similar. Los exhibidores se aggiornaron y la mayoría de estas pantallas pertenecen a las grandes cadenas y les importa el lucro, no el cine argentino. De las plataformas hay que aprovechar el beneficio. Por lo pronto, les pediría que tengan domicilio en Argentina.