Cosquín - Enviado Especial.- Santa Fe dijo presente con mayúsculas en Cosquín en una noche inolvidable no sólo para los santafesinos, sino también para los que aplaudieron de pie emocionados en la plaza Próspero Molina. Una delegación provincial encabezada por Soledad, Orlando Vera Cruz y el actor Matías Martínez ofreció un emotivo homenaje por los 200 años del nacimiento de la bandera argentina en el marco del 52º Festival de Cosquín. Una propuesta artística de calidez, compromiso y jerarquía. Para poner a la provincia bien en alto. Como la bandera.
No era otra noche más la séptima luna coscoína. Es que en la programación la figura central era Jorge Rojas, un artista que podría llenar un escenario aún más amplio que el de Cosquín con su sola presencia.
Pero la gente vive Cosquín más por el evento que por el peso de los artistas. Y en esa jornada el público disfrutó tanto de los clásicos del ex Nochero como de la dosis de chamamé y sapucai del grupo correntino Amboé o de las voces de Guitarreros.
Este trío salteño, de riguroso traje y corbata, son una suerte de Il Divo, pero en versión folclore, con un repertorio que va desde "La maza" de Silvio Rodríguez, hasta "Canción con todos" de César Isella. Pero la gente participó, se enganchó con la propuesta en un karaoke gigante.
Santa Fe, a escena. En este océano de versatilidad y calidades disímiles, arribó la delegación santafesina cuando ya habían pasado minutos de la una de la madrugada. Un video impactante abrió la presentación, que jerarquizaba la importancia de la bandera patria en el marco de una sociedad donde conviven las carencias y los bellos paisajes, los buenos artistas y los que hacen arte en las esquinas para llevar un peso a sus casas. Con ese collage, de la realidad argentina en general y santafesina en particular, la gente aplaudió el momento en que apareció una imagen de las Madres de Plaza de Mayo.
Aunque sin dudas el video realizado por Ernesto Figge sirvió para iniciar bien arriba, hubo otro momento especial cuando la gente descubrió que era la Sole la que estaba en el escenario.
Es que la intérprete de Arequito, que anoche hacía su propio espectáculo con sus éxitos, solicitó no ser anunciada de modo especial. Vestida con un atuendo formal y sin su look folclórico habitual generó un "ohh, es La Sole" en gran parte del público cuando canto las primeras estrofas de "Coplas de la orilla", de Carlos Pino, a dueto con Orlando Vera Cruz, quien le puso la pasión acostumbrada en su interpretación pero no estuvo demasiado preciso en la afinación.
Trascartón, y con otro video de separador, La Sole cantó junto a la rafaelina Natalia Simonsini la popular "Rosario de Santa Fe", de Agustín Irusta y Lito Bayardo. Simonsini sorprendió por su estilo personal en la interpretación y logró un dueto ajustado con la cantante de Arequito, quien volvió a lucir su potencia expresiva.
Silencio y emoción. El cierre llegó de la mano del actor y director Matías Martínez, quien entró al escenario representando a Manuel Belgrano y llevando una bandera en sus manos. "Tomé la decisión mas difícil de mi vida, una decisión de Estado, crear la bandera", arrancó en un sentido discurso en medio de un respetuoso silencio en la plaza.
En medio de su alocución, en la que mechó discursos reales de Belgrano con textos sumados para la ocasión, invitó a que todos se pongan de pie y que juren por "la esperanza, los sueños, la verdad, la justicia y las historias de lucha".
Ante muchos rostros que no ocultaban su emoción, el actor invitó a clamar tres veces "sí, juro", y el público aceptó agitando sus pequeñas banderitas de plástico. "Argentina, Argentina" gritaba la gente. Y esta vez no era para alentar a la selección de Messi, sino nada menos que a la bandera patria.
Era el momento ideal para que Soledad dé rienda suelta a "Aurora", de Héctor Panizza, acompañada por el ballet El Chúcaro y una pareja de baile ataviada con los colores celeste y blanco que demostró sensibilidad en su propuesta.
"Nuestra bandera está festejando 200 años. ¡Que viva la Patria! ¡Que viva la Argentina!", dijo Soledad en el cierre de la presentación. Los aplausos no se detenían mientras una lluvia de papelitos blancos y celestes invadían el aire y el escenario de la Próspero Molina. Santa Fe dio una muestra de buen gusto y dejó su sello artístico en una noche especial. Y la bandera siguió flameando.