“Las grandes canciones suelen ser pequeñas vivencias personales que, de pronto, se pueden convertir en cuestiones universales, y eso no se sabe antes de escribir”, dice Andrés “El polaco” Abramowski, voz líder y guitarrista de El Regreso del Coelacanto al tratar de ponerle palabras a esos momentos o sensaciones que tuvo él y sus compañeros durante la producción del quinto álbum de la banda, titulado “Por el borde”.
Tras casi dos años de intenso trabajo, en los que se alternaron numerosas presentaciones en vivo y otras obligaciones laborales del septeto, el flamante trabajo ya está en la calle y el ya casi legendario grupo lo presentará mañana sábado, desde las 21.30, en Galpón 11, Bajada Sargento Cabral y el Río.
La formación del Coela, como le gusta llamar al grupo sus seguidores, la completan, además de Abramowski, Federico “Huevo” Alabern, en voz y guitarra eléctrica, acústica y slide; Luciano Degaetano, en voz y armónica; Lisandro Sagué, en bajo; Nahuel Marquet, en acordeón; Maximiliano Natalutti, en violín y mandolina, y Bruno Rosito, en batería.
En medio de ensayos y notas con distintos medios en la previa al show de mañana, “El polaco” habla sobre el nuevo álbum de canciones de una banda que tras algunos cambios de formación ya lleva 23 años de carrera sostenida a base de trabajo, amor por la música, originalidad con la combinación de diferentes estilos musicales más un toque de ironía.
¿Cómo definirías el proceso de producción de “Por el borde”?
Un proceso muy interesante, de búsqueda, de descubrimiento e intercambio de visiones con Dani Pérez que trabajó con la banda y las canciones desde los ensayos. Fue un ida y vuelta, enriquecedor para todos.
¿Qué cosas los movilizó o te movilizaron al momento de escribir? ¿De qué hablan las letras?
Creo que las letras hablan de la vida. Pinta tu aldea y pintarás el mundo. Las grandes canciones suelen ser pequeñas vivencias personales que de pronto se pueden convertir en cuestiones universales. Eso no se sabe antes de escribir. En este disco creo que, en mis letras (siete en total) pude conectar con cuestiones más cotidianas (no en todos los temas) que siempre me costó abordar porque siempre estuve en busca de temas supuestamente más elevados que, al final, no lo eran tanto.
¿Cómo se dio el trabajo con Dani Pérez como productor del disco?
Con Dani somos amigos desde hace unos diez años y tenemos una relación en la que la música siempre está presente. De pronto nos pareció natural que, una vez que empezó a producir otros discos además de los de su banda, Los Sucesores de la Bestia, terminarámos haciendo un disco con él. Es un gran amigo en todo sentido, y a la hora de trabajar es muy riguroso sin perder el buen trato y el afecto. Además es muy confiable a nivel musical, no hay mucha gente a la que uno le pueda entregar algo tan preciado como las canciones como para que haga y deshaga y esa confianza que siempre le tuvimos fue fundamental para llegar al disco que hoy podemos escuchar.
¿Cuál fue su aporte?
En todo. Aportó en lo musical, arreglos, composiciones, tocó un montón de instrumentos, y también en cuestiones técnicas que hacen al audio y son muy específicas de la grabación. Además, él tomó de la banda una veta que le parecía más interesante para laburar en este momento, básicamente la de una banda de rock de guitarras haciendo canciones, y eso también terminó siendo una renovación sonora para la banda en vivo.
En este disco se dio por primera vez que hay un tema, “Ettore Scola” con otra voz solista o al menos con más protagonismo que la tuya. ¿Por qué?
No es la primera vez porque en “Bailen giles” (2006), Luciano Degaetano cantó “Paseando al perro”. Y en este caso Federico Alabern (primer guitarrista) se animó a cantar en “Ettore Scola” y todos estuvimos de acuerdo. Por supuesto que me hubiera gustado cantarla porque es una gran canción, y me gusta cantar todas las canciones que él hace para la banda en éste y otros discos. Me gusta como quedó el tema y lo que él le imprime a la interpretación.
¿Por dónde viene la mano con Ettore Scola y Litto Nebbia?
Creo que está en el ADN de los músicos rosarinos de rock.
Si tuvieras que armar una mesa que simbolice el disco como producción integral, ¿cuáles serían las cuatro patas?
Las canciones, las guitarras eléctricas, las melodías y la mirada que tuvo Dani sobre El Coela.
¿Qué diferencias descubrís entre “Bailen giles” (anterior disco en estudio) y “Por el borde”?
El uso y el rol de las guitarras eléctricas es lo primero. También me gusta más cómo está escrito, sobre todo mis letras de este disco me dejaron más conformes que en “Bailen giles”. A la escucha son discos muy distintos, pero en la escucha fina podría captarse que la banda es la misma aunque con otro seteo orquestal.
¿Hoy en día es imposible para una banda grabar su disco si no lo hace de forma independiente?
No, pero casi. Los sellos no están invirtiendo en el rubro discográfico. Y los músicos tampoco va a golpear esas puertas como antes.
¿La autogestión o producción independiente es lo que se impone para que un grupo o solista pueda grabar su disco?
La autogestión es la respuesta que los músicos le damos a nuestro contexto. Si queremos tocar, grabar, producir y no hay nadie que lo haga por uno (empresarios, productores, etc), lo tenemos que hacer los músicos. Y cada vez más y mejor.