Casi treinta años después de un éxito arrasador que incluyó cuatro series de televisión y dos secuelas, “Robo Cop” vuelve al cine. El filme, que se estrena hoy, recrea la historia que rodó Paul Verhoeven en 1987. La trama es similar: en 2028, en una ciudad de Detroit sumida en la violencia, Alex Murphy, un policía eficiente y con una buena vida familiar, es herido de muerte en un atentado. La empresa OmniCorp, que ya tiene distribuidos implacables robots antidisturbios en todo el mundo, ve una excelente oportunidad comercial en algo que, además, restituiría el orden urbano. Así construyen su producto más ambicioso, RoboCop, un prodigio semiorgánico, compuesto con lo que quedó de Murphy y alta tecnología capaz de procesar millones de prontuarios delictivos en segundos, pero que, a diferencia de las robots anteriores, genera empatía en la gente por su componente humano.
El director brasileño José Padilha, que debutó con “Tropa de elite”, se hizo cargo de esta producción de 100 millones de dólares protagonizada por Joel Kinnaman, como Alex Murphy, y que cuenta con los trabajos de Gary Oldman, Michael Keaton y Samuel Jackson en roles centrales.
“El es un producto que desean vender”, explicó Padilha sobre la idea que tiene OmniCorp de RoboCop. “Es un prototipo. Lo desarrollan, justo igual que una empresa de refrescos desarrolla una buena botella: tratan de hallar el diseño ideal para un robot que puedan vender a los Departamentos de Policía. Y representa miles de millones de dólares para la compañía, así que están dispuestos a pasar por alto ciertos aspectos éticos para lograr su objetivo. Pero olvidan algo esencial: adentro del producto aún se encuentra un hombre”.
El hombre y la máquina. “La idea de OmniCorp es que necesitan poner a un hombre adentro de la máquina, un hombre que tome las decisiones de tal forma que la corporación no tenga que asumir la responsabilidad si algo sale mal”, dijo Joel Kinnaman, estrella de la serie televisiva “The Killing”. “Ellos dejan sus emociones intactas en las situaciones sociales, pero si se enfrenta a una amenaza o se comete un crimen, la computadora toma el control. Luego la compañía se da cuenta de que sus sentimientos hacen que el sistema sea vulnerable y los apagan totalmente. Pero cuando Alex entra en contacto con su familia, sus emociones se restauran y anulan el sistema computarizado. Así que él comienza a tomar sus propias decisiones de nuevo”, dijo el actor, y entre ellas está averiguar quién fue el autor del atentado que acabó con su vida.
Kinnaman dice que le atrajo interpretar el papel de Alex Murphy después de reunirse con José Padilha. “José describió su visión, sus ideas filosóficas y políticas que se podrían integrar en el concepto de RoboCop”, dice Kinnaman. “Este tema serviría para abordar muchas cosas interesantes. El quería hacer una película de acción y entretenida, pero que también pudiera profundizar en dilemas morales que afrontaremos en un futuro cercano. Y yo deseaba formar parte de eso”.
“En los años 80, la idea de alguien mitad hombre y mitad robot sólo podría ocurrir en un futuro muy distante. Pero ya sucede en nuestros días”, dice Padilha. “Desde prótesis hasta drones, o automóviles que se manejan solos, esta tecnología se está convirtiendo en parte de la vida de todos nosotros. De hecho ya se generan diferentes cuestiones legales y éticas con las que debemos lidiar. Y Alex Murphy encarna todas estas preguntas: ¿qué ocurre cuando pones a un hombre adentro de una máquina?”.
En ese sentido, Padilha añadió: “Nos estamos acercando a un mundo en el cual la guerra será automatizada. Vamos a tener robots que sustituyan a los soldados y los policías. Ya empezamos a tener intensos debates acerca de los drones, los cuales no son automatizados, hay un ser humano que los observa desde una ubicación remota para decidir cuándo jalar el gatillo. Pero ¿qué ocurriría si un software o un algoritmo, toma esa decisión?. Todo lo que mostramos en la película sucederá en el mundo real muy pronto y vamos a tener grandes análisis acerca de si esto está bien o no.”, concluyó.