Ricardo Montaner decidió renovarse y combinar su tradicional romanticismo con un toque de reggaetón y ritmos latinos. El resultado es un nuevo álbum, y sus respectivos videos, que incluyen a jóvenes y exitosos cantantes como Nicky Jam, J Balvin, Lali Espósito y Farruko.
El músico venezolano-argentino, conocido por sus canciones de amor, describe su última producción como una evolución para adaptarse a los tiempos actuales, escuchando recomendaciones de su equipo de colaboradores. "Es un salto, pero no al vacío", expresó Montaner en una entrevista con Associated Press en su restaurante en Surfside, una localidad vecina a Miami. "Es un salto muy poderoso", aseguró.
El álbum "Montaner", su 25º trabajo discográfico, lleva su apellido como un auto-homenaje a su carrera de cuatro décadas. En la portada, Montaner aparece con su esposa Marlene, bailando con los cuerpos pegados. La foto fue tomada en un bar de Buenos Aires, rodeados de otras parejas que también bailan como enamoradas. "Este álbum está hecho a propósito para el reencuentro de la pareja, que la gente entienda que es eso de bailar parados en un ladrillo y que eso del romanticismo es algo hermoso. No está demás invitar a tu pareja a salir a bailar, o poner el volumen alto, bailar en un rinconcito o en cualquier parte de tu casa", dijo el músico.
El cantautor de 61 años explicó que se reunió con músicos de otros géneros —entre ellos sus hijos Mau y Ricky, el compositor colombiano Camilo y el productor Tainy— y se dio cuenta de que podía evolucionar e incluir el componente urbano (reggaeton y trap) en su disco sin cambiar el eje fundamental de su trabajo, que es la música romántica. "La idea era no vulnerar de ninguna manera mis orígenes, pero sí añadirle los aires de lo que está sucediendo hoy", manifestó Montaner, sentado en una banqueta alta junto a una pared que exhibe numerosas fotografías del cantante en diferentes etapas de su carrera.
La transgresión se reflejó también en el proceso de composición. Por primera vez desde que inició su carrera a finales de los años 70, el cantante de éxitos como "Tan enamorados", "Bésame" y "La cima del cielo" compuso las canciones de manera grupal, a sugerencia de sus hijos. Y le funcionó tan bien que asegura que lo recomienda.
La adaptación a la música urbana no ha sido traumática para el cantante, que en sus años universitarios abandonó la carrera de periodismo después que un profesor le dijo que probara como músico. Por el contrario, es algo que asegura que surgió de manera natural.
Su casa, explica, es como un hervidero de música. En ella recibe constantemente a otros artistas, desde bandoneonistas y arpistas, hasta tangueros. En los parlantes de la casa suenan también Nicky Jam y J Balvin, Carlos Vives y otros.
Es por esto que la participación de nuevas estrellas como Balvin y Lali Espósito en el video de "Qué vas a hacer", y la de Nicky Jam en el clip de "No me hagas daño", no suenan descabelladas para Montaner.
Farruko, el cantautor nacido en Argentina y criado en Venezuela, también colabora en el álbum en la canción "Vasito de agua"; y Mau y Ricky cantan con él "Una canción para el despecho". Estas colaboraciones se dieron de manera casi casual.
Farruko, por ejemplo, estaba grabando en el mismo estudio que Montaner, pasó a saludarlo, escuchó la canción y le dijo: "Maestro, yo me quiero montar ahí", contó el baladista. Al día siguiente, su voz ya había sido incluida en ese tema. "Lo de Farruko fue increíble", aseguró Montaner, vestido de pantalón y camisa negros. "Muy fluido, natural, orgánico. Cero plan", afirmó.
En cuanto a Balvin, el cantante colombiano estuvo entre los primeros en escuchar en el estudio de grabación la canción "Qué vas a hacer". Montaner no estaba, pero Mau y Ricky grabaron un video que mostraba a Balvin bailando mientras escuchaba la canción, y se lo enviaron a su padre. Más tarde lo llamaron por teléfono y Balvin le dijo a Montaner que quería cantar con él esa canción. Como ya había sido grabada, Montaner le propuso que en cambio protagonizara su video y de inmediato aceptó.
Para Montaner, la música es como una ola y los músicos deben decidir entre subirse a esa ola y cabalgarla, o dejar que la ola les pase por encima. "Yo elijo surfear la ola", expresó relajado mientras saboreaba un café. "Me permite seguir respirando", aseguró.