Ricardo Darín fue invitado a un reconocido programa español, donde contó una anécdota en la que pudo evitar un robo gracias a una de sus emblemáticas películas que realizó. Gracias a que fue reconocido logró zafar de la situación, que hoy lo toma con total humor.
“Con el tiempo uno se olvida de los títulos de las películas, pero queda en el inconsciente colectivo. Y una vez estábamos en una estación de servicio, en la madrugada, con mi compañero Germán Palacios. Hacíamos una gira teatral y él había bajado a comprar yerba para tomar mate para volver a Buenos Aires. Estábamos regresando de un pueblo de la provincia. Decidimos volver sin quedarnos a dormir allí porque teníamos muchas ganas de ver a nuestras familias”, contó el actor en el programa "El hormiguero".
Y continuó: “En un momento determinado, yo era el que conducía, quedo solo, al volante y por la ventanilla que estaba baja aparece un señor, con su consabida campera de cuero y su mano adentro como empuñando un arma, y cuando me ve, me dice: «¿Qué hacés vo’ acá?». Le dije que estaba cargando nafta, pero evidentemente me venía a robar”.
Entonces, contó la reacción del hombre: “Quedó shockeado y le gritó al otro que estaba atrás: «Mirá quién está acá, quién está acá... Está el novio de tu vieja»”. El actor reconoció que en ese momento no sabía a qué se refería el presunto ladrón.
“Lo gracioso es lo que me pasó a mí mentalmente. Dije: «¿El novio de tu vieja? Yo nunca estuve acá antes, este hombre me va a matar por una confusión». El otro vino y cuando me vio se fueron los dos corriendo. Tardé mucho tiempo en caer que hablaba de «El hijo de la novia»”, comentó Ricardo Darín haciendo referencia a la película que protagonizó junto a Norma Aleandro.
Luego recordó una anécdota sobre un encuentro que tuvo con un delincuente que se le apareció en una casa que alquilaba. “Era una madrugada, en una temporada veraniega donde estaba haciendo teatro. Escuché unos ruidos extraños tipo 5 de la mañana y salí en calzones".
"Era una casa que tenía grandes ventanales y por delante tenía como persianas de madera que eran corredizas. Veo una sombra que atraviesa el ventanal, hasta que llega al claro y hacemos contacto visual”, describió el actor.
“Yo estaba en calzones y nos quedamos los dos mirándonos como si fuera el far west. Yo no estaba muy bien vestido, ni armado, ni nada. Dependía de ver quién arrojaba la primera piedra o quién hacía el primer movimiento. Y me salió del alma, te juro que ni lo pensé. Lo miré y le ladré”, señaló ante las risas de todos.
“No es que fue un ladrido precisamente, pero fue algo así. El tipo no sabía si yo era un perro grande... y funcionó. Funcionó porque el tipo no sabía si estaba llamando a un perro que lo iba a devorar o si yo estaba más loco que él. En cualquiera de los dos casos, desapareció. Cuando entré a casa me encontré con mi mujer en un ataque de risa y me decía que estaba loco. Pero nunca supe por qué hice eso”, finalizó.