La actriz y cantante Elena Roger regresó al cine con “Lejos de Pekín”, de Maximiliano González, una película sobre el conflicto de la paternidad y la adopción, mientras prepara el lanzamiento de su próximo disco después de una intensa gira por Polonia. “Las presentaciones en Varsovia y Biaystok fueron muy hermosas. El público se sacó fotos conmigo y me agradeció mucho. Fue una muy linda experiencia. Ahí te das cuenta que somos todos iguales. El idioma y la cultura pueden ser diferentes, pero el ser humano siempre conecta”, dijo Roger en una entrevista con Télam.
Esas presentaciones, que las realizó sólo con el acompañamiento en piano de Nicolás Guerschberg, fueron organizadas “por un chico polaco que viene a Argentina todos los años a practicar tango y esta vez me invitó al festival que organiza en su país”, dijo la cantante, a la vez que agregó: “Es muy fuerte que un extranjero se interese tanto por algo tan nuestro como el tango”.
En su vuelta a la pantalla grande en “Lejos de Pekín” (que está en cartel en Rosario), Roger interpreta a una mujer que, junto su marido (Javier Drolas) viajan a Misiones para adoptar a una beba. Sin embargo, cuando llegan, la madre de la nena parece arrepentirse, aunque la asistente social les asegura que al día siguiente “todo estará solucionado”. Así, el matrimonio pasa una noche sumido bajo una lluvia torrencial, y esa noche mezclará las ilusiones sobre el futuro familiar, el miedo a que no suceda y el pasado que los enfrenta al recuerdo de sus mismos padres.
“Es una película muy poética que transita por esta relación, que no es una mala relación de pareja pero que tiene conflictos. Es angustiante tanto para ellos como por la madre que da en adopción a este bebé”, comentó la intérprete.
—Los personajes no sólo tienen incertidumbre en cuanto a la paternidad, sino también un conflicto con respecto a sus padres.
—Los niños son un gran espejo, te muestran todo lo negativo. A veces ves algo que no te gusta y pensás “pero yo lo hice ayer”. Todo el tiempo estás en examen. También recordás mucho a tus padres cuando tenés un hijo. O a veces una niñez en la que idealizás a tu padre y después te das cuenta que es un ser humano y que tiene defectos como todos.
—También es una película en la que, en la misma escena, están pasando cosas positivas y negativas a la vez.
—Sí, esa última escena es muy conmovedora, creo que vale la pena toda la película ver esa última escena con los niños viendo algo que los entretiene. Esa niñez, ¿estará acompañada o no por un adulto? ¿Dónde terminan esos niños? Hay niños que están años y años en hogares de tránsito esperando ser adoptados y el sistema no logra ubicarlos con facilidad. Son años a veces, años, y cuánto más grandes se hace más difícil.
—Con tantos proyectos en carpeta, ¿por qué elegiste esta película?
—La verdad es que los proyectos me encuentran a mí. Salvo que sea una película que no me interese para nada contar, siempre siento que si un director pensó en mí para determinada película y puedo servir de instrumento para relatar una historia y los tiempos me dan, ¿por qué decir que no? Bueno, yo no soy una actriz de películas o una actriz de telenovelas, me gusta cuando las cosas vienen y me resuenan, me gusta decir que sí. Hay mucha poesía y está ahí atrás el tema de la adopción, de esta madre que da en adopción y de la otra que lo va a recibir, y qué va a pasar después con ese bebé.
—En cuanto a lo musical, ¿estás trabajando en dos discos con Escalandrum, no?
—Sí, son dos discos con canciones de María Elena Walsh para grandes y para chicos. Estamos en la posproducción y el año que viene lo vamos a lanzar. Haremos conciertos con una gira nacional e internacional para mostrar ese material.
—¿Por qué María Elena Walsh?
—Porque el año que viene cumpliría 90 años y entonces se nos ocurrió hacer esta especie de homenaje. Toda nuestra generación conoce mucho los temas para chicos, pero los de grandes hay que buscarlos un poco y nos encontramos con un repertorio muy interesante. Con la formación de siempre de Escalandrum y su de jazz se pudieron combinar muy bien los arreglos con Nicolás Guerschberg.
Un homenaje al maestro Fernando Birri
Maximiliano González, el director de “Lejos de Pekín”, explicó que su nueva película cierra lo que él denomina “mi trilogía misionera”, ya que junto a “La soledad” y “La guayaba” conforman una unidad, estructuradas por un eje temático, como son las problemáticas de la mujer en la zona de Misiones. “Soy misionero, de Puerto Iguazú, y en estas tres películas he intentado construir una mirada sobre esos aspectos. «La soledad» trataba sobre las madres niñas y «La guayaba» era sobre la trata. En este caso decidí hablar de la adopción. Si bien estos filmes no tienen una continuidad en la historia, sí la tienen en la línea argumental de la problemática social de la región y del país”, señaló. Según el realizador, “ningún arte como el cine es capaz de visibilizar esas problemáticas y al mismo tiempo universalizarlas”. Y en ese sentido destacó que su
película también es un homenaje al gran maestro Fernando Birri. “En estos años me apoyé mucho en uno de los conceptos de Birri, «la resistencia poética política». De allí que «Lejos de Pekín» es para mí justamente eso, una película de resistencia, poética y política”, apuntó.
González afirmó que el filme también refleja un momento difícil. “Lo escribí en 2017, y fue una forma de canalizar a través de la escritura la enorme tristeza por la situación social a la que el neoliberalismo nos arrastraba nuevamente. La situación del cine y de la cultura en general se iba desmoronando por las políticas del gobierno. Semana a semana teníamos que salir a defender los derechos adquiridos junto a los colegas y compañeros”, recordó.