Fátima Florez desembarcó este verano en Mar del Plata con su espectáculo "Fátima Superstar", en el que cada noche abre su maletín de ilusionista y da vida a a decenas de personajes entre los que aparecen Mirtha Legrand, Cristina Fernández de Kirchner, Lilita Carrió, Valeria Lynch, María Eugenia Vidal y Susana Giménez.
En una entrevista con Télam, la actriz, cantante, imitadora y bailarina aseguró que su show en el teatro Roxy es tan exigente que pierde casi dos kilos por noche, y que a veces sueña con sus personajes: "Me demandan tanto tiempo que a veces me olvido de Fátima", aseguró.
Entusiasmada con la respuesta del público en el show que se presenta de miércoles a domingos y que está entre los más vistos de la temporada (ver aparte), Florez prefirió restar dramatismo al hecho de haber quitado una imitación de Cacho Castaña por sus declaraciones sobre las violaciones: "Era lo más prudente: cuando Cristina estuvo delicada de salud, retiré el personaje dos meses".
—¿Lográs relajarte y divertirte con una propuesta con tantos personajes?
—Yo lo que siempre busco es disfrutar y que todo fluya. Todo tiene que transcurrir con naturalidad. Por eso cuando te equivocás en la coreografía o te fuiste de la letra, la gente igual aplaude, porque festeja que todos nos equivocamos, que podemos pifiar una nota. Trato de disfrutar porque no siempre se consigue esto de tener un éxito. Siempre miro la sala, la disfruto y digo "ojalá esto dure mucho tiempo".
—Voz, vestuario, letra, gestos, guiños particulares. ¿Cómo lográs la concentración para acomodar todo?
—Te lo dan los años de pisada escénica. Por ahí al principio estaba más agarrada a la letra y no me animaba a improvisar; hoy me gusta soltarme. Desde que empecé con mi propio espectáculo, me manejo con otra libertad. Por ahí cuando formaba parte de otra compañía tenía mi rutina, no me podía mover de eso, porque había muchos artistas. Ahora puedo sacar o poner personajes, chistes, probar cosas con el público.
—¿Esa libertad aporta su presión extra?
—Es cierto que la vara está cada vez más alta y uno tiene más compromisos, más mochilas. Cuando empezás tenés todo por ganar, pero una vez que estás instalado, mantenerse y seguir superándose es lo más difícil. Uno siente esa presión pero creo que tiene que saber llevarla.
—¿Cómo definís la incorporación de los personajes?
—Este espectáculo lo quisimos hacer completamente nuevo, porque no me gusta quedarme en lo que funciona. Tengo siempre que renovarme en mis personajes, en mis rutinas, ir evolucionando como artista. El año pasado armé este show pensando en mostrar algo completamente diferente, y no es fácil renovarse y seguir allá arriba.
—¿Te gustan los personajes difíciles?
—Siempre elijo personajes que estén de moda o sean clásicos que la gente conozca, pero me encanta hacer personajes diferentes a uno. Es importante romper estructuras, y rompí unas muy importantes como ser mujer cabeza de compañía, cómica, comediante, que se mete en humor político. Creo que por eso las mujeres son mis mayores seguidoras, porque se sienten reflejadas, y que no sea siempre el ámbito dominado por hombres.
—¿Hay un personaje imposible?
—Hasta ahora lo que fui proponiendo salió. Hubo personajes que me costaron años, como Mirtha, o Lilita, por ejemplo, que tiene un registro de voz muy grave, me costó mucho. Estoy estudiando también otros porque me salieron propuestas para afuera, para México, España, Estados Unidos, y eso me demanda mucho tiempo y energía.
—¿Cómo fue la decisión de quitar el número con una imitación de Cacho Castaña?
—A la producción le pareció lo más atinado, y me parece que está bien. Es un momento complicado, porque nosotros hacíamos humor en ese cuadro. Y no me parece que sea lo más atinado hacer humor en este momento, con lo que pasó. Pero además el personaje ese suele rotar. Ya habíamos hecho a Sandro la otra semana. Preferimos esperar que se calme un poco todo. Cuando fue lo de Cristina, que estuvo delicada de salud, yo retiré el personaje, que era un caballito de batalla, y la dejé de hacer casi dos meses en una temporada de verano. Me parece que hay ser prudente cuando hay temas delicados.
—¿Cómo viene el año después del verano?
—Hay propuestas de todo tipo y color. Yo siempre lo que hago cuando estreno un espectáculo es disfrutarlo, venderlo, agregar funciones como hicimos acá. Y por el momento dedicarme a full. Y siempre en febrero empiezo a armar el año. Hay propuestas tanto para calle Corrientes con la obra como para giras, propuestas para mí afuera. Y también para tele.
—¿Es muy grande el desgaste de la temporada?
—Bajo seis o siete kilos. Yo por función pierdo un kilo y medio o dos, que después trato de recuperar medianamente con la alimentación. Pero tengo un estómago muy chiquito, me cuesta comer, y es todo un tema. Corto el gimnasio en el verano porque sino voy a desaparecer.
—¿Podés descansar de tus personajes cuando estás alejada del escenario?
—No me los saco nunca de la cabeza. A veces mis personajes están más presentes que yo. Me demandan tanto tiempo que a veces yo me olvido de Fátima.
—¿Soñás con ellos?
—Hubo veces que soñé con los personajes. Sueño que los hago, o que los estoy sacando. Uno está tan pendiente de ellos que es algo que te absorbe, pero yo de chiquita quise esto. Nunca soñé con ser otra cosa.
Quinteto exitoso
“Fátima Superstar” se posicionó en cuarto lugar entre los cinco espectáculos más taquilleros de la temporada de Mar del Plata, según las datos aportados por la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales (Aadet). La lista está encabezada por “Midachi Kindon”, seguido por “Bossi Master Show” y “Fuerza Bruta”. El quinteto lo cierra “Mi vecina favorita”, la comedia que protagonizan Lizy Tagliani, Iliana Calabró y el rosarino Christian Sancho, entre otros.
Alfredo Ves Losada
Télam