Queen y Paul Rodgers resistieron la tentación de crear un disco de "revival" de
Queen. Eso puede ser, según los gustos o la expectativa, una buena o una mala noticia. Pero es
digno. Y es que la presión que pesaba sobre los miembros originales de la banda Brian May y Roger
Taylor y el ya no tan nuevo vocalista Paul Rodgers debió haber sido enorme. Desde que salió "Made
in Heaven" en noviembre de 1995, May y Taylor no han grabado ningún otro trabajo bajo el nombre de
Queen.
Después de todo, Queen, con su impactante rock glamoroso fue sobre todo en los
años 70 una de esas bandas británicas que marcaron la vida de millones de jóvenes. Canciones tan
sofisticadas como "Killer Queen" y "Bohemian Rhapsody" conformaban una unidad con los shows, que
dominaba el exaltado y genial cantante Freddy Mercury.
Queen y Paul Rodgers destacaron desde el inicio de su cooperación en 2004/2005
que es imposible reemplazar a Mercury, fallecido en 1991. Pero de todas maneras siempre son
comparados con la era más exitosa de la banda. El primer disco de estudio de esta formación se
llama "The Cosmos Rocks" y se edita estos días en todo el mundo. En edición especial incluye un DVD
con 15 canciones en vivo extraidas de un concierto en Japón perteneciente a su gira mundial
realizada en 2005.
El álbum tiene más de Free y Bad Company, grupos que alguna vez integró Rodgers,
que de Queen. Y es así además un nuevo intento de la banda de emanciparse de la poderosa figura de
Mercury. El disco, asegura la discográfica, pretende marcar el inicio de una nueva era musical del
grupo.
Claro que eso genera cierto escepticismo. Porque "The Cosmos Rocks" es un álbum
de rock sólido, que lleva la marca de tres experimentados músicos de rock con las raíces musicales
en los años 60 y 70. Pero ofrece poco de innovador e inspirador, lo que Queen, no importa qué se
pensara de su estilo, tenía sin duda en sus mejores épocas.
A ello se suma que los músicos abusaron de trucos. "Cosmos Rockin’" es
puro rock and roll. El autorreferencial "Still Burning" es un sólido tema de blues. Y "Small" es
una bonita canción atemporal. "Call Me" podría ser de cualquier banda de los 60. Y también hay
algunos himnos pop, que, como "Say Its Not True" de 2005, rozan bastante lo kitsch.
Las piezas que suenan más auténticas son aquellas en las que los músicos
recurren a un sonido más duro como en "Warboys", con su potente beat, el tema de rock duro
"C-lebrity" o el fulminante "Surfs Up...Schools Out".
Todos los gustos. En general, el disco, aunque contiene algunos temas
grandiosos, da una impresión no del todo decidida, como si los músicos quisieran ofrecer un poco de
todo y para todos los gustos.
Y cuanto más se escucha el CD, más se descubre de Queen: por ejemplo, esos
típicos riffs de guitarra de Brian May, el beat especial de la batería de Roger Taylor y las frases
corales operíticas.
Que nadie busque similitudes más allá de la maestría a la guitarra de Brian May
y la batería de Roger Taylor. El nuevo disco de Queen sigue manteniendo esos dos puntales como
señas de identidad.
Unas canciones que en vivo se alternarán, para regocijo de nostálgicos, con los
temas clásicos de la banda. No quieren que sus conciertos se conviertan en multitudinarios
karaokes, por eso "hemos reinterpretado esos temas", asegura May.
La banda presentará su disco con una gira por todo el mundo, que incluye España
y Latinoamérica. Después del paso histórico hace 27 años por Argentina, de la mano de la gira
"South America Tour", Brian May, Roger Taylor y ésta vez Paul Rodgers regresará al país el 21 de
noviembre próximo, con un recital en la estadio porteño de Vélez.