Roger Waters y David Gilmour, en una de sus pocas treguas de los últimos 40 años en pie de guerra.
Cuando parecía que la tensión entre Roger Waters y David Gilmour, líderes de Pink Floyd, había pasado, estalló la bomba. Fue la esposa del guitarrista de la legendaria banda de rock inglesa quién encendió la mecha y las esquirlas de la explosión se esparcieron por las redes sociales a la velocidad de un rayo.
La exitosa periodista y novelista británica Polly Samson, quien está casada con GIlmour desde 1984, lanzó un furibundo ataque contra el bajista. Su marido apoyó públicamente las acusaciones de su esposa dándole like a su posteo y lo citó con una sentencia contundente: "Cada palabra demostrablemente cierta".
"Lamentablemente, @rogerwaters, eres antisemita hasta la médula. También un apologista de Putin y un mentiroso, ladrón, hipócrita, evasor de impuestos, sincronizador de labios, misógino, enfermo de envidia, megalómano", tuiteó Samson y desató el escándalo. Más tarde añadió: "Basta e tonterías".
La respuesta de Waters no se hizo esperar. Su equipo de comunicación publicó en Instagram: "Roger Waters está al tanto de los comentarios incendiarios y tremendamente inexactos que Polly Samson hizo sobre él en Twitter, los cuales él refuta por completo. Actualmente está recibiendo consejos sobre su posición".
Samson lanzó su ataque en respuesta a una polémica entrevista en la que Waters defendió su posición en la que comparaba al Estado de Israel con los nazis, excusó la invasión de Ucrania ordenada por el presidente ruso, Vladimir Putin, y consideró que era "muy, muy triste" que sus ex compañeros de banda grabaran una canción pro Ucrania.
La enemistad entre Waters y Gilmour viene de largo, los líderes de Pink Floyd se distanciaron debido al mal ambiente que comenzó a vivirse en el estudio de grabación en los tiempos de apogeo del grupo, en la década de 1980, debido a las disputas sobre la dirección creativa de la banda que obligó a la salida de Waters.
El bajista demandó a sus ex compañeros para evitar que continuaran usando el nombre de Pink Floyd. La disputa legal que se resolvió fuera de los tribunales en 1987, pero la tensión siguió. Hubo un breve respiro en 2005 cuando la banda se reunió para tocar en el concierto benéfico Live 8 en Hyde Park, Londres.
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Por Carlos Walter Barbarich