El trío Pim Pau regresa a Rosario con su nuevo álbum "Corazón de crianza", en el que profundiza en los sonidos latinoamericanos, brasileños y africanos. El grupo se formó en 2014 con el objetivos de reunir a padres e hijos en torno a la celebración de la imaginación y el juego. La propuesta de Pim Pau, formado por el santafesino Lucho Milocco, la bonaerense Eva Harvez y el brasileño Cassio Carvalho, los tres con experiencia docente, hoy es reconocida no sólo en Argentina sino también en países de Latinoamérica y Europa donde su trabajo es utilizado con fines pedagógicos y ya cuenta con más de 19 millones de suscriptores en YouTube. Milocco, nacido en la ciudad de Sastre, a 200 kilómetros de Rosario, contó cómo es "Corazón de crianza" y el concepto del show: "Reivindicamos que el aprendizaje tiene que estar acompañado del disfrute. Nos resistimos a la idea de que el juego es solamente una cuestión de los niños; es una invitación a compartir un momento de juego y de disfrute". Pim Pau se presenta hoy, a las 17, en el teatro La Comedia (Mitre y Cortada Ricardone).
—¿Cómo es este segundo disco?
—Este disco se llama "Corazón de crianza" justamente porque toma ese latido que es el primer ritmo que escuchamos en la vida, ese corazón que es emoción, pero también es tambor. A la vez ese latido, ese tumbao, atraviesa muchos ritmos latinoamericanos. Particularmente acá, en la hermandad que tenemos con Brasil y Argentina, está en un zamba brasileño como en una vidala argentina. Así pasa en muchos ritmos. El proyecto está atravesado por el ritmo y por el cuerpo. Son dos conceptos que trabajamos mucho en Pim Pau y que son ancestrales y universales, por eso también entra mucho la sonoridad africana.
—¿Cómo es la puesta en escena?
—Desde que empezamos el proyecto, cuando empezamos a crear los primeros materiales audiovisuales, la idea fue llevar el universo del aula al escenario, a los videos o a los discos. Por lo tanto, lo que tratamos de hacer, como muchas de las actividades nacieron en el aula, para y con los alumnos, es no estar saturado de estímulos, sino que es lo más cercano a lo que uno puede ver en un docente, en un padre, una madre, un adulto que está dispuesto al juego. El primer recurso con el que uno trabaja es el cuerpo, algo propio del docente. Uno como padre no se disfraza de dinosaurio para jugar con su hijo, sino que juega, y el juego es una construcción colectiva. En ese caso, la fantasía, la imaginación, es en el encuentro con el otro. La propuesta de Pim Pau, tanto en el escenario como en los videos, es invitar a la familia, que sea algo cercano a los padres y a las madres, que se sientan convocados por la propuesta, desde lo corporal y desde lo rítmico.
—¿Qué temáticas abordan en las letras de este disco?
—Nosotros reivindicamos que el aprendizaje tiene que estar acompañado del disfrute, y por lo tanto nos resistimos a la idea de que el juego es solamente una cuestión de los niños, por eso es una invitación a compartir un momento de juego y de disfrute. El corazón aparece dentro de esos aspectos como en las letras de distintas canciones. Hay canciones que son juegos de pregunta y respuesta, con trabalenguas, con comidas, otras en las que la invitación es a reconstruir sonidos de tambores desde la palabra, el canto, el cuerpo. Hay mucho juego en el disco como en el show. También hay juegos sobre los opuestos, pero a la vez tratando de poner en jaque a la palabra, para poder abarcar distintas perspectivas sobre una misma cosa. También hay palabras que tomamos del africano que nos gusta la sonoridad, el significado y desarrollamos una melodía y un juego.
—También hay un homenaje a María Elena Walsh...
—Para nosotros es un referente importantísimo por su característica de no subestimar a los niños en su obra y tampoco a los adultos. Al contrario es convocar a los adultos al universo de la crianza. También a su poesía transversal en cuanto a edades y tiempos. Ella fue la primera que desarrolló un repertorio con aires de folclore argentino como "La chacarera de los gatos" o "La baguala de Juan Poquito" pero que a la vez no queda en el género puro. El abordaje es lúdico, todo está en movimiento y en transformación. Nosotros agarramos la canción "El adivinador" y la definimos como un carnavalito carnavalesco porque es una mezcla de huayno con zamba reggae brasileña.
—¿Cómo cambió la relación de los chicos con el juego a partir de la tecnología?
—Por suerte el mundo sigue en movimiento y hay siempre cosas para aprender y mundos para explorar. La tecnología trajo un mundo que estamos descubriendo. Nos pasa a los adultos porque los chicos lo asimilan mucho más rápido e ingresan al mundo de la tecnología automáticamente y manejan los códigos y las lógicas que a nosotros nos lleva otro tiempo. Cambió la posibilidad y las dinámicas del juego. Pero hay una cuestión que no se puede evadir, que es que para que un niño se desarrolle en un proceso de sociabilización necesita encontrarse con el otro. El encuentro con el otro es irreemplazable. Nosotros tomamos las redes sociales e internet como una herramienta, pero lo que tratamos de proponer y de invitar desde YouTube es que el espectador no sea un público pasivo, sino que invite a despertar el cuerpo. Hace poquito sacamos un video que se llama "Picapiedra" en el que hay un juego de psicomotricidad, y un juego de manos y en ese jugar está poniendo en práctica cuestiones psicomotrices. Hasta diría que lo que importa es que uno esté jugando más allá de lo que suceda con el juego en sí mismo. Que uno se ponga a jugar con su papá o su mamá, eso ya es transformador porque en ese momento en el que hay un encuentro y un puente están sucediendo un montón de cosas que son propias del desarrollo humano que tiene que ver con el encuentro con el otro.
—¿Qué los decidió a formar el grupo?
—Nos conocimos en el 2014 ejerciendo la docencia. En ese momento trabajábamos en nivel inicial como docentes de sala con niños de hasta 4 años. Eva es maestra de grado, Cassius trabajó en Brasil mucho tiempo con programas de arte y educación. Yo trabajé mucho en recreación en primaria. Los tres además somos artistas, venimos de la danza, de la música y de lo audiovisual. Nos conocimos haciendo docencia en una institución de nivel inicial y como parte de la búsqueda docente, nace primero la amistad y después compartir estas herramientas que veníamos desarrollando, obviamente atravesadas por el arte. Pim Pau nace como una manera de compartir todos esos recursos para el aula.
—¿Cómo se dio la colaboración con los músicos invitados que participan en el disco?
—Este disco se gestó en un proceso de gira de la presentación del disco anterior. En 2017 y 2019 giramos por el país y Latinoamérica y en esos viajes conocimos a Hitayosara Ojeda, de Colombia, también dedicada a la música infantil, y el grupo Triii, de Brasil, y a Kevin Johansen, que es un residente argentino, pero es un ciudadano del mundo y que casualmente o no, grabó "Arigató", que significa gracias en muchos idiomas.