El 27 de julio de 1996, tres bombas explotaron durante los Juegos Olímpicos de Atlanta matando a dos personas e hiriendo a 111. Sin embargo, la tragedia pudo haber sido mucho mayor de no haber intervenido Richard Jewell, un guardia de seguridad que descubrió los artefactos y comenzó a evacuar la zona antes de que explotaran. Jewell, un admirador del trabajo de las fuerzas de seguridad, se convirtió pronto en un héroe. Pero el destino le guardaba un cruel giro de los acontecimientos cuando los investigadores del caso y la prensa lo comenzaron a señalar como el principal sospechoso.
El premiado Clint Eastwood decidió llevar esta historia a la gran pantalla y el resultado es "El caso de Richard Jewell", que se estrena el jueves en los cines de Rosario. "No hay nada más dramático para una persona que ser acusada falsamente de algo que ha querido evitar", dijo el realizador de joyas como "Los puentes de Madison" y "Río místico". "Siempre es trágico cuando la gente se va con la mitad de la información y no tiene realmente la verdad frente a ella. A veces la prensa tiene prisa para ser el primero en hacer algo porque hay mucha competencia", agregó.
Eastwood, de 89 años, califica la historia del guardia de seguridad Richard Jewell (que murió en 2007 a los 44 años) como "una gran tragedia americana".
Su nueva película despertó mucha polémica en Estados Unidos porque desacredita el accionar del FBI y los medios informativos. El diario "The Atlanta Journal-Constitution", un personaje central en la trama, criticó la manera en la que es retratado en el filme, afirmando que representa de manera errada cómo reportaron la historia y las acciones de sus periodistas.
En una entrevista junto al protagonista de la película, Paul Walter Hauser, el director conversó con la agencia The Associated Press sobre su lucha para lograr que se hiciera el filme, alcanzar el éxito en Hollywood pese a ser introvertido y las críticas sobre la exactitud de la película. Hauser está acompañado por un elenco de lujo que incluye a Kathy Bates, Sam Rockwell, Jon Hamm y Olivia Wilde.
—¿Cuál fue su mayor reto con "El caso de Richard Jewell"?
—Eastwood: El reto fue ese período de cuatro años en el que sufrí la frustración de tener el proyecto prácticamente listo y que de repente se derrumbara, y se cayó en parte por culpa mía. Uno negocia y da contra la pared. Diferentes estudios eran propietarios y finalmente yo me retiré. Pero este último año dije: "Me pregunto qué habrá pasado con eso. Y me pregunto si podría retomarlo".
—¿Cómo espera que esta película cambie la percepción pública de Richard Jewell?
—Hauser: Esperamos que esta película, además de entretener al público — porque estamos en el negocio de entretener y contar una gran historia — tenga ese efecto de eco entre la gente que ayude a limpiar su nombre ante todos. Y creo que esta es una vuelta triunfal para la familia Jewell, tanto como se pueda sin Richard aquí con ellos.
—El editor del "Atlanta Journal-Constitution" (AJC) criticó la película. Cuestionó la precisión y dijo que no es cierto que la periodista Kathy Scruggs tuvo sexo con un ex agente del FBI a cambio de una pista. También rechazó la idea de que el diario haya publicado una historia con fuentes cuestionables. ¿Tiene una respuesta a esas críticas?
—Eastwood: Creo que el "Atlanta Journal" probablemente es el único grupo con algún tipo de complejo por toda esta situación, porque fueron los primeros en acusar a Richard Jewell. Así que probablemente están buscando maneras de racionalizar su actividad. No estoy seguro. Nunca he hablado con nadie de ahí...
—Hauser: Esto también pasa con las películas biográficas. Las películas biográficas de Hollywood están históricamente bajo escrutinio, ya sean sobre la familia Dupont como en "Foxcatcher" o sobre la iglesia católica como en "Spotlight" ("En primera plana"). Es algo muy obvio lo que está pasando con el AJC y entendemos sus inquietudes, pero acá estamos contando nuestra historia y creemos que hicimos un buen trabajo.
—Usted tiene una obra muy vasta como actor y director. ¿Qué es lo que más lo enorgullece de su trayectoria?
—Eastwood: Bueno, una vez hice una obra de teatro de un acto cuando estaba en la secundaria y juré que nunca volvería a hacer eso. Odiaba la idea. Era un chico terriblemente complejo y lo último que quería era hacer algo extrovertido como la actuación. Pero después, cuando entrás a la actuación como adulto, te das cuenta de que no es necesariamente algo para extrovertidos. Los introvertidos son grandes actores porque tienen muchas cosas que se están guardando por dentro. Es cuestión de aprender cómo dejarlas salir. También es una profesión curiosa porque no sabés dónde pasará lo siguiente. Lo intentás aunque no se parezca en nada a vos o a nada que hubieras imaginado. Es una vida divertida, pero muchas cosas simplemente ocurren. Llegan historias y tratás de contarlas lo mejor posible. Pero no es sólo una forma de arte intelectual, es una forma de arte emocional. Y eso me encanta.