¿Un Papa norteamericano, joven, sexy, que fuma como un preso y viola el secreto de confesión? Sí. Ese es Pío XIII, el Sumo Pontífice que imagina Paolo Sorrentino en "El joven Papa", la serie de HBO que es un éxito en Europa y que ya levantó polémica. El famoso director italiano que ganó un Oscar por "La gran belleza" y que filmó películas memorables como "Il divo" y "Las consecuencias del amor" volvió al ruedo en la pantalla chica con esta serie protagonizada por el inglés Jude Law, en la que también actúan Diane Keaton y el español Javier Cámara.
Jude Law da vida a Lenny Belardo, el primer Papa estadounidense de la historia y, según explicó Sorrentino, él trata de llevar a cabo una "revolución en la que utiliza el misterio como un elemento de atracción, y se niega al mundo para estimular la atracción de la iglesia". Pío XIII es joven, fumador, guapo, adicto a la Coca Cola Cherry y a la vez perspicaz e ingenuo, primitivo e innovador, inseguro y resoluto. "Lo mejor son sus contradicciones. Ante todo él no es un embustero", aseguró el director. Sin embargo, este Papa decide navegar en las sombras y ocultar su imagen a los feligreses al modo de Salinger, Kubrick, Banksy o Daft Punk.
"El joven Papa" se divide en 10 episodios coproducidos por HBO, Sky Italia y Canal+. Los primeros capítulos se exhibieron como adelanto en el pasado Festival de Venecia, donde fueron recibidos con grandes elogios. "Me siento liberado", confesó entonces Sorrentino.
El argumento para esta serie estuvo dando vueltas en la cabeza del director durante muchos años. "La idea de un Papa con dudas sobre Dios la tuve hace mucho", contó. "Escribí un guión ya con 22 años, aunque luego lo he cambiado muchísimo. Charlando con el productor Lorenzo Mieli excluimos modos de contar la Iglesia ya vistos: por ejemplo, ciertas derivas hagiográficas de la televisión italiana. O el acercamiento amarillista de los estadounidenses, que ven el Vaticano como un nido de víboras y viciosos. Pensamos que estaría bien narrarlo como un lugar de trabajo rarísimo: a la vez que sacan adelante una farmacia o un banco, deben lanzar constantemente a mil millones de fieles mensajes y posturas sobre la vida. Es esquizofrénico en cierto modo. La mayoría de nosotros se levanta y tiene que resolver pequeños problemas. Ellos además afrontan cuestiones trascendentales".
Paolo Sorrentino se ha caracterizado en su filmografía por hacer ácidos comentarios sociales. Si en "La gran belleza" abordó con ironía a la élite cultural romana, "El joven Papa" no es la excepción. Además del guiño a los escándalos financieros del Vaticano, en los primeros capítulos conocidos, un cura intenta suicidarse, otro sale del clóset, el Papa aparece desnudo y se hace alusión al fuerte conservadurismo de la curia.
Pero Sorrentino no tiene temor de que se genere una polémica con el Vaticano. "Si eso pasa, es un problema del Vaticano, no es un problema mío", aseguró. Además se refirió al conservadurismo de su personaje teniendo en cuenta la apertura que ha mostrado el Papa Francisco. "El Papa que mostramos en la serie es diametralmente opuesto al existente, pero existe la posibilidad de que tras un liberal llegue uno diferente, porque no creo que la iglesia siga el camino hacia la libertad. En el futuro nuestro Papa puede ser verosímil", señaló.
En todo caso aclaró que, "si tienen la paciencia de ver (la serie) hasta el fondo verán que no trata de una provocación, no es intolerante, no tiene prejuicios. Indaga con honestidad y curiosidad en las contradicciones y dificultades de todo lo fascinante que hay en el clero y en un sacerdote que es un poco diferente a otros", apuntó.
Sobre el Papa Francisco en particular, el realizador opinó que "ha de juzgarse a largo plazo. Francisco cuenta con una gran capacidad de fascinar, de sugestionar. Pero ese poder a veces lo tienen también los ilusionistas. El poder de incidir se ve sobre un período más amplio. Aun así, me impresiona: ciertas posturas de sentido común son inesperadas, sus huidas del dogmatismo resultan muy interesantes", afirmó.
El Vaticano no dio su autorización
Paolo Sorrentino no contó con la colaboración del Vaticano para la filmación de la serie.
"Pude dar un par de vueltas con su autorización, y nada más. Había pedido rodar allí, pero tuve que recrear todo: la Capilla Sixtina, San Pedro... Creo que se equivocaron: habría podido contarlo bien, y la serie no busca atacar sino entender", explicó.
El director también dijo que la realización de la serie ha cambiado en parte su rela ción con la fe. "A veces asumimos posiciones con demasiada prisa: soy ateo, agnóstico, creyente... Trabajar con estos temas te lleva a indagar más. Y descubres que a lo mejor la pregunta no es si crees o no, sino por qué desde hace tanto tiempo nadie puede evitar plantearse ese dilema. Sobre ello trabaja la Iglesia: no es que convenza a la gente para creer, sino que las personas se hacen preguntas y ellos proporcionan respuestas", opinó.
Sorrentino se concentró en la filmación de "El joven Papa" después de renunciar a su proyecto de hacer una biopic de Silvio Berlusconi, debido a que dicha película se volvió "demasiado complicada".