Los Killers se pusieron serios y dejaron atrás el tiempo de furia
The Killers, que debutó en 2004 con un disco lleno de furia, dejó de lado el juego y se puso serio
en su reciente tercer álbum, "Day & Age". Junto al bajista Mark Stoermer, el guitarrista Dave
Keuning y el baterista Ronnie Vannucci, Brandon Flowers, vocalista y tecladista del grupo de rock
de Las Vegas, ayudó a modelar un CD de diez canciones.
20 de diciembre 2008 · 23:20hs
The Killers, que debutó en 2004 con un disco lleno de furia, dejó de lado el
juego y se puso serio en su reciente tercer álbum, "Day & Age". Junto al bajista Mark Stoermer,
el guitarrista Dave Keuning y el baterista Ronnie Vannucci, Brandon Flowers, vocalista y tecladista
del grupo de rock de Las Vegas, ayudó a modelar un CD de diez canciones.
"Siempre nos exigimos más", comentó Stoermer, "y existe
mucha diversidad, desde el himno rock a temas dance". Flowers añadió: "Sentimos que «Sam’s
Town» (segundo álbum) era una continuación de «Hot Fuss» (primer CD), y este es una continuación de
«Sam’s Town». Pero al mismo tiempo, «Day and Age» es totalmente diferente de ambos, y al
mismo tiempo sigue sonando a nosotros. Es como mirar a «Sam’s Town» desde Marte".
Para los que estén familiarizados con la obra de la banda
será fácil reconocer su firma en el pesado sintetizador de "Human", el primer single del álbum.
Cuatro minutos de rock dramático y épico. Flowers canta: "Mis signos son vitales/ mis manos están
frías/ y estoy de rodillas, buscando la respuesta/ ¿Somos humanos o danzantes?". Dice que la letra
se la inspiró un despreciativo comentario hecho por Hunter S. Thompson sobre cómo Norteamérica
estaba creando una generación de bailarines.
Esta canción recibió también la ayuda del productor del
disco Stuart Price (alias Jacques Lu Cont), conocido por su trabajo con Madonna y Missy Elliot.
"Acabábamos de terminar «Human» juntos, y volamos a su casa después de cenar (en Londres)",
recuerda Flowers sobre su primera vez en el estudio con Price. "Unas pocas horas después teníamos
algo muy cercano a lo que hoy se puede escuchar. Yo estaba en el séptimo cielo". Continúa: "Cuando
entramos en su casa lo primero que vi fue una foto de la tapa de «The Man Who Sold the World», y un
poco más abajo en las escaleras había una foto de Brian Eno en los días de Roxy Music. Sentí que
habíamos encontrado a nuestro hombre".
En el álbum, The Killers experimenta con diferentes
instrumentos: "I Can’t Stay" tiene un sonido tropical, gracias al saxo y a la percusión, y
como señaló el cantante "podría ser la canción de pop más perfecta que hayamos escrito nunca".
"Losing Touch", en cambio, es un tema up-tempo con vientos
y letra desalentadora.
"Spaceman" es un imperturbable glam-rock para estadios
cuyas referencias en la letra, entre otros temas hablan de la abducción alienígena.
Funky blanco al estilo de Duran Duran en "Joy Ride", con un solo de saxo
incluido y para terminar, la oscura "Goodnight, Travel Well" de casi siete minutos.