“Cada uno tiene sus monstruos”, dijo Esteban Bigliardi, un actor que estuvo en la piel de dos de ellos en los últimos meses. Primero fue en “Morir de amor”, la tira que protagonizó junto a Griselda Siciliani, y luego en “Muere, monstruo, muere”, la película de terror que se estrenó esta semana. En televisión encarnó al asesino serial de mujeres Juan Molina y en el filme a David, un hombre perturbado sobre el que pesa la misma sospecha. Bigliardi, actor de extensa trayectoria en el teatro porteño, dijo que el terror puede tomar distintas formas y que quizás los monstruos más visibles en la actualidad son “los vínculos sociales que se rompen”, “las fuertes desigualdades” y la falta de “compasión”.
La película, rodada en locaciones de la zona cordillerana de Mendoza, fue nominada como mejor filme en los festivales de Cannes, Mar del Plata y Sitges. La dirección estuvo a cargo de Alejandro Fadel, guionista de exitosas películas de Pablo Trapero como “Leonera”, “Carancho” y “Elefante blanco”.
—¿Qué te interesó del guión?
—Primero que lo conocía a Alejandro. Su primera película me había gustado mucho y el proyecto era interesante, sobre todo el desafío que era para mí encarar a David, algo diferente a lo que había hecho en cine o en televisión. Había que hacer un trabajo de composición que no está cercano a mí. Para eso nos juntamos un año antes de que arranque el rodaje, viendo material, yendo a psiquiátricos, entrevistándonos con internos, analistas, psiquiatras, leyendo textos. En la composición habíamos decidido que era alguien que estaba muy flaco, casi consumido y para eso bajé un poco más de 10 kilos. Había un montón de elementos de la película y el personaje que me interesaban, además de las locaciones porque se iba a filmar en Mendoza en invierno. Era imposible decir que no.
—¿Cómo definís a tu personaje?
—David es un paciente psiquiátrico que padece alucinaciones auditivas y visuales. Es un personaje atravesado por sus fantasmas, sus demonios y voces Tiene una psiquis desbocada y fuera de control. En un punto aparece un monstruo y también es una posibilidad de que sea un invento.
—Vos sos abogado. ¿Qué te decidió por la actuación?
—Estudié derecho, me recibí a los 23 años y no ejercí jamás. En casa había una gran biblioteca, mis padres eran muy lectores, siempre estuve conectado con el cine de autor, veía ciclos. Yo empecé a estudiar actuación a los 31 años. Ya era bastante grande para largarme en esto. Hasta ese momento sabía lo que no quería hacer, que era Derecho. Viajé por todo el mundo varios años, vagabundeando, y en una vuelta a Buenos Aires hice un taller de teatro y ahí empecé.
—¿Cuánto influyó el encuentro con Esteban Lamothe?
—En principio conseguí un trabajo en un restaurante en Puerto Madero donde trabajaba Esteban con sus hermanos y otros amigos nuestros. Ahí hicimos un grupo grande de gente que trabajaba en gastronomía y que estudiaban cine, había guionistas, actores, mucha gente interesante. Ese fue también un incentivo para empezar a estudiar teatro.
—En la película las víctimas son mujeres. ¿Qué puntos de contactos ves con la actualidad?
—Hay cierta denuncia o de alguna manera se manifiesta algo que en la sociedad se está manifestando de forma muy obscena como es la violencia contra las mujeres. No se si ha sido deliberado o no, pero de alguna manera cuando alguien se pone a crear algo hay algo de lo que está sucediendo que se filtra porque estamos sensibles a lo que está pasando.
—¿Qué haría el abogado Esteban Bigliardi con David?
—David es inocente, un pobre tipo que dadas las circunstancias personales lo hacen sospechoso. En el caso de “Morir de amor”, cadena perpetua. Es indefendible, aunque tuviera sus motivos o sus razones psicológicas. Cualquier ser humano, si uno profundiza hay una justificación, pero no justificación por el perdón, sino de dónde viene esto, hechos que tienen que ver con cosas más macro, historias de vida. Los victimarios fueron víctimas de algo alguna vez.
—¿Cuál es el monstruo en la actualidad?
—Cada uno tiene sus monstruos, pero, no sé, creo que hoy hay tantos monstruos... Sobre todo los vínculos sociales que se rompen, o las fuertes desigualdades que impiden que estemos conviviendo en una sociedad más igualitaria, en la que nos podamos sentir todos más hermanos, en la que de una punta a la otra del estrato social haya más comunión, que podamos compartir espacio y tiempo en esta ínfima vida en este universo, y que hubiera más armonía y que nos ayudáramos, que hubiera más compasión con el otro. Es más una sensación de deseo, pero creo que el monstruo es no querer al otro distinto, al otro un peligro, una amenaza. Finalmente los que son objeto de esto están en una condición casi de supervivencia. Ser un poco más humanos, es algo que en Argentina sería fantástico que aunque sea mis hijos o los hijos de ellos puedan experimentar y que se siente cada vez más. No se quién lo puede solucionar. Cada uno puede hacer lo suyo en el día a día y haciendo que la sociedad sea un poco mejor.
“Morir de amor”, el reconocimiento y el crecimiento
Según Esteban Bigliardi, el reconocimiento que significó “Morir de amor”, junto a Griselda Siciliani en El Trece “no es algo revolucionario”. “Son trabajos. La verdad que yo tengo mi rutina de vida que no cambia mucho. Sí cambia positivamente las posibilidades de trabajo. Tenés mayor exposición, te conoce más gente y aparecen proyectos. No es algo revolucionario, sino pequeños granitos de arena que van armando algo más grande y con más profundidad. Por ahí para afuera aparezco de golpe y puede ser que hay un gran cambio, pero en el plano interno, son años de trabajo. No es algo que viva como algo que me desvela. Además ya soy grande, no tengo 22 años. Me alegra que las cosas que hago sean vistas y la satisfacción es que sigue el trabajo y me sigo perfeccionando”, aseguró.
Recorridos
El recorrido de Bigliardi por los escenarios incluye la obra “Arde brillante en los bosques de la noche”, coproducida entre Alemania, Argentina, Bruselas, Lisboa y el Programa Cultural de la Unión Europea con la cual hace tres años que recorre distintos países de Europa desde hace tres años. Luego de la gira rodará junto a Rodrigo Moreno, Victoria Galardi y Martín Rejtman.