"Zama", los riesgos del cine de culto
"Zama", los riesgos del cine de culto
Calificación: ***. Intérpretes: Daniel Giménez Cacho, Lola Dueñas, Daniel Veronese, Juan Minujín, Rafael Spregelburd. Dirección: Lucrecia Martel. Género: drama. Salas: Del Centro, Hoyts, Showcase, Village.
La espera y la frustración son el motor de "Zama". El filme de Lucrecia Martel viene de un gran paso por Venecia y Toronto, fue elegida para representar a la Argentina en los premios Oscar y los Goya, y como si esto fuera poco la crítica la elogió ampliamente. Sin embargo, "Zama" no es una obra maestra como se la promociona, aunque sería injusto -si existe la justicia en el cine- tildarla como una mala película. Ambientada en el siglo XVIII, esta es la historia de Diego de Zama, un funcionario de la corona española que espera y desespera por una carta del rey para que le otorgue el traslado a Buenos Aires. Allí están sus hijos y su esposa, en otra vida muy lejana a este presente, en el que convive con presiones de arriba mientras actúa como un voyeur, y bastante destrato con los que están abajo. Martel apuesta a los planos cuidados y eso es un acierto en este filme, cuya trama es muy difícil de entrar en la sensibilidad del espectador. Diego de Zama aparece como un ser al que primero se lo odia y al final inspira piedad. El deseo sexual difuso, el protagonismo de los animales, los nativos con sus costumbres y su dialecto sin traducción construyen un caos en la mente de este funcionario, que cada vez se aleja más de su propia identidad. "Zama" está planteada como una película de culto, a la que que no se le puede negar una lograda producción, pero que costará mucho digerir para el público medio.
Por Pedro Squillaci
"Lego Ninjago: la película", un mundo de juguetes
Calificación: ***. Voces originales: Jackie Chan, Dave Franco, Fred Armisen, Kumail Nanjiani y Michael Peña. Dirección: Charlie Bean, Paul Fisherey. Salas: Hoyts, Monumental, Showcase, Sunstar y Village.
Con Lego el proceso fue el opuesto al habitual, que es lanzar merchandising sobre series o películas animadas exitosas. La industria de los clásicos bloques encastrables se diversificó al asociarse a las majors para generar productos audiovisuales para televisión, franquicias cinematográficas y colecciones cada vez más sofisticadas. Así llegó “Lego Ningajo: La película”, que sucede a la inicial “La gran aventura Lego” y “Lego Batman: La película”. Los directores Charlie Bean y Paul Fisher se lanzaron a su primer largometraje después de una carrera experimentada en algunos de los tanques de Hollywood desinados al segmento infantil. Se trata de una película tradicional y a la vez irreverente para niños, aunque más de un adulto pueda sentir algo de nostalgia al ver los “ladrillitos”. Pero el filme está lejos de la nostalgia.
Los cineastas fusionaron el relato convencional de aventuras con un villano tan descaradamente malo que da risa, un adolescente que sufre con estoicismo el desprecio que genera que todo el mundo sepa que es el hijo del villano, una madre proactiva que lo impulsa a seguir adelante a pesar las humillaciones, un gato-monstruo real, un arma “máxima” cuidada con celo por el maestro ninja y ese mismo maestro intentando transmitir sus enseñanzas ancestrales a los cinco protagonistas. A diferencia de muchas películas infantiles hechas a repetición, “Lego Ninjago” tiene la espontaneidad disparatada de un juego de chicos con imaginación y humor, además de una trama que irá develando las relaciones entre ellos y cómo es posible reparar vínculos, sin pase de facturas, pero sí con mucha perseverancia en ese objetivo.
Por Rodolfo Bella
“¡Madre!”, el ego insaciable
Calificación: **. Intérpretes: Jennifer Lawrence, Javier Bardem, Ed Harris, Michelle Pfeiffer y Brian Gleeson. Dirección: Darren Aronofsky. Género: Thriller. Salas: Monumental, Showcase, Village y Hoyts.
El cine de Darren Aronofsky nunca fue fácil de digerir. Aún en sus mejores momentos (“Pi”, “Réquiem por un sueño”, “El cisne negro”), el director neoyorquino se mueve en los extremos y genera controversia. “¡Madre!”, su nueva película, viene a confirmar esta regla, pero esta vez el resultado general es desparejo. Aronofsky construye una alegoría desbordada sobre el ego insaciable de los artistas y la gente que termina viviendo a su sombra. El fin es interesante, los medios son cuestionables. En el centro de la historia hay una pareja que vive en una casona en medio del campo. El (Javier Bardem) es un poeta (aparentemente reconocido) que está pasando por un bloqueo creativo. Ella (Jennifer Lawrence) es una ama de casa dedicada y musa inspiradora, que pasa sus horas reconstruyendo el viejo caserón después de un incendio. Un día llegan al lugar visitantes inesperados: un admirador del poeta y su mujer, una extraña dupla que termina resultando una amenaza para la protagonista. “¡Madre!” es, en esencia, un derroche de recursos cinematográficos: la película arranca como un thriller psicológico, suma elementos del cine de terror clásico (hay referencias a “El bebé de Rosemary” y “El resplandor”) y retoma al final su tono alegórico. En el medio el director amaga con una sátira disparatada, tira pistas falsas, se excede, derrapa y por momentos se vuelve a levantar con la invalorable ayuda de los actores (tanto Lawrence como Bardem están fantásticos). Todo esto suena como una montaña rusa, y lo es, aunque no hay tanto delirio surrealista como se anticipaba ni tantas imágenes violentas que generen rechazo. Lo molesto es que Aronofsky intenta todo el tiempo despistar y manipular al espectador, y al final, para colmo, subraya el mensaje.