Si no fuera por la voz de Eugenia Garralda Lazarte y las letras que congelan postales de la actualidad, Pasaje Noruega sonaría absolutamente a otro siglo. Además, Pasaje Noruega suena muy bien; sus tangos, sus milongas y sus valses, en síntesis su tono criollo, brotan con singular frescura de las cuerdas y las voces. Con cinco años de vida, el joven grupo rosarino presentará su nuevo disco, "Febril", esta noche a las 21 en Distrito 7 (Lagos 790).
Mariano Sayago, contrabajista que integra el quinteto junto a Garralda Lazarte en voz, Nicolás Moro en voz y guitarra, Guillermo de Pablo en guitarra y Marco Bortolotti en percusión y guitarra, reflexiona que durante los 80 y 90 la estética piazzolleana derivó en una suerte de canon músical tanguero, una especie de vara para medir el buen hacer tanguero de la cual parecía casi imposible sustraerse y todo lo que se componía en aquellos años sonaba más o menos onda Piazzolla. Y agrega que hoy, en cambio en el afán de enlazar generaciones, los nuevos grupos de tango han podido ver mas allá y ahí aparecen como referencias, si pensamos en la orquesta típica, por ejemplo, Pugliese, Gobbi, Troilo, Salgán, Pedro Laurenz, entre otros, y si se piensa en la guitarra, el horizonte va desde Gardel y sus guitarras hasta el Tape Rubín y las Guitarras de Puente Alsina.
—¿Qué le agrega a este material contar con una letrística actual? ¿Qué pueden decir de los autores que incorporaron al disco y que no son parte del grupo?
—En realidad, creo que parte de la importancia del llamado "rock nacional" está relacionada, para nosotros, con la lengua en la que se canta, que no es otra que la misma que hablan cotidianamente tanto quienes hacen esas canciones como quienes las escuchan. Desde ya, entendemos que cantar canciones en una lengua que no es la de uno no impide que el hecho estético pueda producirse, pero sí se vuelve mas difícil sostener una voluntad de comunicación general. Es decir, la lengua de autores como Discépolo, Cadícamo, Manzi, por ejemplo; aunque bellísima, no es tan nuestra ya. Pero sí lo es la del Tape Rubín en su "Reina Noche" o del Cuarteto Ricacosa en "Bien Parejito". Encontrarnos hace unos pocos años con esa letrística tanguera fue profundamente alentador y estimulante y es lo que intentamos hacer en nuestro disco. Grabar temas de Fabricio Breventano, Martín Tejera (compositores uruguayos) y Juan Iriarte, junto con los nuestros, tiene que ver con todo esto; además de que ellos son compañeros de ruta, amigos a quienes admiramos.
—¿Que entienden por el género criollo, cuáles son sus límites? El tema "Agosto" parece más contemporáneo en lo musical, por ejemplo...
—La melodía de "Agosto" podría ser acompañada con muchos tipos de ritmos, mas cercanos al rock o pop quizás; pero elegimos hacerlo al ritmo del candombe porteño y esto vuelve a "Agosto" una canción criolla. Criollos son ciertos elementos musicales, tímbricos, que nos permiten vincular lugares y enlazar generaciones. Y en ese sentido, si por contemporáneo entendemos algo que está vivo, que se está produciendo ahora, el género criollo no tiene, a priori, límites; ya que ese vincular lugares y enlazar generaciones se actualiza constantemente. La música criolla es contemporánea.
—El grupo cuenta con una voz, la masculina, que suena bien "criolla" o milonguera, y la voz de Eugenia (Garralda Lazarte) bien podría cantar pop o rock. ¿Buscaron ese contraste?
—Pasaje Noruega se nutre del aporte que sus cinco integrantes hacemos. La resultante musical inicial es el producto de este encuentro. Luego, ya puestos a desarrollar una estética, vimos que es muy interesante ese contraste que señalás entre una voz de estilo más clásico dentro del tango y otra que muestra connotaciones de otras músicas. Es ese juego entre las voces de Euge y Nico el que le aporta gran parte su identidad estética a la música que hacemos , conjuntamente con nuestra preferencia por los instrumentos acústicos.
—Tanto en Buenos Aires como en Rosario en las últimas dos décadas aparecieron muchos grupos jóvenes intentando echar una mirada propia al tango, ¿por qué la mayoría de ellos van a las raíces criollas, bien milongueras y de guitarras, en vez de revisar el tango piazzolleano que revolucionó al género en algún momento?
—La obra de Piazzolla es extraordinaria. Profundamente luminosa, tanto que por momentos nos enceguecía y no nos permitía ver que había a los lados. Así, en los 80 y 90 la estética piazzoleana derivó en una suerte de canon músical tanguero, una especie de vara para medir el buen hacer tanguero de la cual parecía casi imposible sustraerse y todo lo que se componía en aquellos años sonaba más o menos piazzoleano. Luego, pienso que los músicos y músicas de nuestra época, en el afán de enlazar generaciones, hemos podido ver mas allá y ahí aparecen, si pensamos en la orquesta típica por ejemplo: Pugliese, Gobbi, Troilo, Salgán, Pedro Laurenz, entre otros, y si pensamos en la guitarra, bueno, todas las referencias que ya comenté antes. En este contexto la obra de Piazzolla sigue siendo de suma importancia, pero es un elemento más entre tantos otros de este género tan vasto y tan hermoso que es el tango.