Liz Solari intenta superar la muerte de su novio y quiere irse a estudiar a Londres

Después de dos duros meses de terapia y de interminables charlas con amigas, Liz Solari comenzó a salir del duelo y decidió que era hora de volver a intentar reír a carcajadas. Y qué mejor que hacerlo con la ayuda del humorista más exitoso del país, Antonio Gasalla. Como una chica cualquiera, el miércoles 21 a las 19, Liz se acercó a la boletería del teatro El Nacional para comprar dos asientos para la función de ese día de “Más respeto que soy tu madre”. A pesar de que las mejores localidades ya estaban agotadas, sus ganas de divertirse eran tantas que aceptó ubicaciones en el pullman.

Dos horas más tarde, Liz llegaba al teatro acompañada por su hermano contador Martín, a quien días después, los medios confundieron con una posible nueva pareja. Ambos se hicieron presentes con la firme intención de mezclarse con la gente y disfrutar el humor del multipremiado artista en el más absoluto anonimato. Lo que ni Liz ni su hermano sabían era que esa noche era el reestreno de prensa de la aclamada obra. Y como era de esperarse, decenas de famosos estaban posando para las cámaras en el hall de entrada. Entre los asistentes célebres de esa velada se encontraban el dueño de la sala, Alejandro Romay, y su hijo Diego Romay, Nacha Guevara, Graciela Borges, Raúl Lavié, Estela Raval, Teté Coustarot, Marta Fort, Silvina Escudero, Fátima Flores, Violeta Lo Re, Claudia Segura y los diseñadores Héctor Vidal Rivas y Leticia Carosella. Al ver semejante despliegue mediático, la modelo decidió esperar a que la función estuviera por comenzar para esquivar cámaras y ubicarse en las butacas de la fila tres del sector pullman lateral izquierdo, lejos de las figuras.

Abajo, en la quinta fila de la platea principal se encontraban ni más ni menos que su ex novio, Diego Balut y su ex suegra, Teresa Calandra, que jamás se enteraron de la presencia de la modelo en el lugar. “Me da muchísima pena no haberlo sabido antes”, dijo Teresa Calandra, consultada por 7 DÍAS. “Me hubiese encantado cruzármela porque la adoro y siempre es un placer encontrarla en cualquier ocasión y evento”, exclamó. De todas formas, Teresa y Liz habían estado juntas algunos días antes cuando se reunieron a tomar el té. “Siempre estoy en contacto con ella, me mantengo al tanto de su vida, de sus proyectos y por suerte la vi muy bien, con muchos planes hacia el futuro”, contó. Liz viajará a Europa para hacer presentaciones del programa “Champs 12” en España e Italia, y luego realizará un curso de perfeccionamiento de actuación y canto en Inglaterra. La modelo pasará alrededor de un mes instalada en Londres donde tomará clases en las mejores academias. “La vi bien pero no voy a hablar sobre los consejos que pude haberle dado o lo que le dije, son cosas que quedan entre nosotras”, explicó Teresa.

Ese día, finalmente, Liz fue interceptada por fotógrafos a la salida del teatro y aunque no se ocultó, pidió privacidad. Se retiró del lugar en su camioneta Honda CRV, llevando a su hermano. Juntos se dirigieron a una pizzería donde encargaron una grande de muzzarella y la llevaron al departamento que la modelo tiene en Belgrano.

Ayudada por su familia y amigos, con planes simples y cotidianos, Liz todavía intenta sacar de su memoria la imagen de la trágica muerte, en enero de este año, de Leonardo Verhagen, el joven rosarino con el que salía. Leonardo murió en sus brazos debido a una afección cardíaca que lo sorprendió horas después de haber hecho el amor con la modelo. Poco a poco, Liz intenta seguir con su vida. Lo primero que retomó fue el entrenamiento con su personal trainer Pablo Benadiva. Entre ejercicios de respiración, y rutinas de relajación, ella comienza a juntar valor y fuerzas para mirar el futuro y retomar sus sueños.