Hace un par de años, un estudio de la Universidad de Leiver, en los Países Bajos, arrojó que las mujeres de baja presión arterial lucen más jóvenes. Tal vez, en nuestro hemisferio el resultado sea otro, pero hay cuatro actrices locales que, jugando con los vaivenes de la presión, pretenden lucir algo mayores.
“Alta la mínima” es una construcción escénica en base a textos de Gonzalo Ortiz y Mecha Núñez. Ortiz, que viene avanzando en el terreno de la escritura, acumula en su haber obras como “Mi cumpleaños sin mí” y “Stand down”, todas estrenadas en los salones del Teatro La Morada, San Martín 771. Bajo su dirección, esta nueva propuesta también se presenta allí, los sábados de septiembre a las 22.
Cuatro viudas que se sienten vacías se encuentran cada semana para acompañarse y enfrentar el dolor, “mostrando al espectador sus desdichas”. Así, todo puede sonar lacrimógeno, pero desde el comienzo el abordaje se apoya en el humor, desde los costados más tragicómicos que fueron construyendo este conciliábulo.
En esas reuniones, en las que todas hablan a la vez, Marta (Cecilia Lacorte) con una dificultad para trasladarse y un carácter vehemente, desafía a Miriam (Ebelyn Rita), porque parece que ya está buscando nueva compañía. Mónica (Mecha Núñez) trata de componer todo el tiempo y Mirta (María Laura Silva) intenta romper la resignación de esos encuentros y propone un plan de acción que las moviliza para cambiar la marcha de los acontecimientos.
Así comienza esta trama sobre un momento en la vida de cuatro seres que naufragan entre la pérdida y la resiliencia, con humor y elementos que pueden sonar absurdos, o delirantes. “Es hora de salir y terminar con lo que tanto te rompe las pelotas...”; las cuatro perdieron a sus maridos cuando iban a jugar un partido de ping pong.
Lo que aparece en “Alta la mínima” es un buen trabajo de las actrices a la hora de componer a estos personajes y una dinámica escénica que se fortalece en el vínculo y en la generación de situaciones algo desopilantes, más que al argumento en sí mismo.
Es decir, se destacan más los latiguillos y el cuerpo cómico de Marta (Lacorte), casi bufonesco, mezclados con las sutilezas en el humor de Mónica (Núñez), que el objetivo que las reúne, que a veces se torna redundante y corre el peligro de estancarse.
Con un final realmente inesperado, “Alta la mínima” viene a engrosar la lista de obras que pelan y apelan al entretenimiento, a revalorizar el hecho teatral como una fiesta para empezar la noche del sábado. Otra producción de Esse Est Percipi, un grupo que ya tiene 20 años de trabajo incansable en la ciudad, por el que pasaron innumerables talentos escénicos.