Después de una larga espera de casi cuatro años, Adele volvió al mundo de la música para confirmar por qué es una de las artistas más importantes de este tiempo: la cantante británica lanzó su nuevo disco, "25", a fines de noviembre, y en apenas una semana batió el récord de 3,38 millones de copias vendidas en EEUU. Adele superó así los 2,42 millones de copias que vendió en el 2000 "No Strings Attached", de NSYNC, el grupo liderado por Justin Timberlake. "25" ya es el álbum más vendido del año, tanto en formato físico como en formato digital, y en Argentina alcanzó en pocos días el status de Disco de Oro. A los 27 años, la vocalista que saltó a la fama en 2008 sigue demostrando que es un verdadero fenómeno.
El camino hacia la grabación de "25", sin embargo, no fue fácil. En 2011 Adele se transformó en el centro de todas las miradas con su segundo álbum de estudio, "21", que llegó a vender más 30 millones de copias y ganó seis Grammys. Después de semejante éxito, Adele Laurie Blue Adkins (ese es su verdadero nombre) decidió tomarse un año sabático para enfocarse en la crianza de Angelo, su primer hijo. Pero los problemas empezaron cuando tuvo un "bloqueo creativo". Las secciones de grabación eran improductivas, y la artista llegó a pensar que había perdido su habilidad para escribir canciones. Finalmente en 2013 el álbum tuvo un gran avance, y Adele empezó a apoyarse en productores como Max Martin, Shellback, Greg Kurstin, Danger Mouse, Tobias Jesso Jr. y Bruno Mars.
Sidra en el parque. "El disco es sobre crecer y volverse nostálgico", dijo la cantante en una entrevista con la revista "i-D". "Habla de lo que fue, lo que es y lo que podría haber sido. Se trata de extrañar cosas que en su momento no tenías ni idea de lo valiosas que eran, como tener 18 años y beber dos botellas de sidra en el parque con tus amigos", contó. "Esos fueron los mejores y más auténticos momentos de mi vida, y desearía haber sabido que ya no podría sentarme en el parque para beberme una botella de sidra otra vez. Creo que el álbum gira sobre tratar de limpiar el pasado", reflexionó.
En ese sentido, la artista agregó: "Al convertirme en madre y tener más de 25 años, no puedo preocuparme por tantas cosas por las que solía disfrutar preocuparme. Ahora soy madre, tengo un espacio limitado en mi cabeza. Tengo que dejar un buen puñado de mierda fuera, algo que resulta realmente terapéutico, porque puedo ser muy rencorosa. La vida es más fácil cuando no arrastrás tu pasado con vos", confesó con sinceridad brutal.
El secreto del éxito de Adele pasa por trasladar perfectamente su experiencia individual hacia el sentimiento colectivo. Y en "25" reflexiona sobre cómo cambiamos a los 20 años, tanto si somos un cantante famoso, un licenciado o una madre post adolescente. "Era muy consciente de que no quería volver a hacer «21» No iba a escribir un álbum sobre corazones rotos, porque mi corazón no está roto, y seguramente no seré capaz de mejorar el disco que ya hice", explicó. "Además no vale la pena volverme a sentir como cuando escribí «21». Estaba muy triste y muy sola. Independientemente de que sea una madre o una novia, no quiero sentirme así de nuevo", enfatizó.
Maternidad y madurez. Se habló mucho del tiempo que le llevó grabar "25". Pero a Adele no le gusta que la apuren. "A veces me pregunto si lo debería haber sacado un año antes. Pero estaba ocupada siendo madre y no podía acelerar el proceso. Además es importante darle a la gente la oportunidad de que te extrañe", dijo entre risas.
Grabar el álbum significó dejar a su hijo Angelo, que entonces tenía dos años, en casa, algo que no fue muy divertido. "Estar sin mi bebé fue de lo más agotador", confesó. Pero después agregó: "¿Cómo es la vida siendo madre? Es asquerosamente difícil. Pensé que sería fácil. No tenía ni idea. Es difícil, pero al mismo tiempo es genial. Es lo mejor que he hecho en la vida. No hay nada que te haga madurar más que un niño que se vuelve contra vos y se niega a hacer lo que le decís. Antes mi mundo giraba a mi alrededor, ahora gira alrededor de él", aseguró.
Una estrella diferente. Adele es distinta a otras estrellas de su generación porque no juega al juego de la fama. "La fama simplemente me asusta", admitió. "Me asusta que me destruya y me arruine, que me pierda y le dé la espalda a algunas de las personas que amo con todo mi corazón. Me asusta. Y temo por las personas que amo, por si sienten que me han perdido", confesó. "La fama es un poco tóxica. Tengo suficientes toxinas en mi cuerpo, ¡no necesito ninguna más!", exclamó.
La cantante —que también ganó un Oscar por el tema "Skyfall", de la saga de James Bond— se mantiene alejada de las redes sociales. Adele raramente tuitea, ingresó hace poco en Instagram y los paparazzis la han fotografiado tres veces este año como mucho. ¿Cómo hace para evitar todo eso? "Definitivamente es más difícil evitarlo que rendirte", respondió. "Creo que la mayoría de la gente tiende a rendirse porque es más fácil, pero yo simplemente no puedo. Me incomoda ceder a ese tipo de cosas", aseveró.
Es por eso que evita las zonas calientes llenas de paparazzis como Bond Street y el Soho londinense. "No es que intente ser anti famosa, simplemente quiero tener una vida real para poder escribir canciones. Nadie quiere escuchar discos de alguien que ha perdido contacto con la realidad. Así que vivo una vida de perfil bajo para mis fans", concluyó.