La célebre frase del pianista Alfred Brendel: “A la música se le concede el sollozo, pero no la risa”, fue absolutamente desmentida en el concierto de cierre de temporada de la Orquesta Sinfónica Provincial de Rosario, el viernes último. A la música se le concedió la emoción, la risa, la nostalgia y toda la paleta de sentimientos humanos, que se desprendieron del sonido de la orquesta conjurado por la batuta de David del Pino Klinge.
Importante la ocasión por variados motivos, el cierre de temporada se unía con la llegada del nuevo piano de Steinway & Sons, modelo “D Grand Concert”, adquirido por el gobierno provincial. Otro dato interesante era que formaba parte de programa, música de John Williams, el gran compositor de música de cine de las ultimas décadas.
Alexander Panizza, tuvo a su cargo la consagración del nuevo piano, y no podía ser de otra manera, en sus manos, la gama de sonidos varios, de fuerte y contundente a suave y delicado, la equilibrada mezcla de contrarios, necesaria, para hacer lucir el instrumento y conseguir conmover al público, con el allegro inicial del “Concierto para piano y orquesta Nº 1” de Thaikovsky. Escuchar a Alexander Panizza es dejarse llevar mas allá de la partitura, para entrar en una profunda exégesis espiritual de la obra.
Luego comenzó la noche de los grandes orquestadores, Rimsky-Korsakov, Arturo Márquez Navarro y John Williams. “Capricho español opus 84” de Nicolai Rimsky-Korsakov, fue interpretada con perfección, por la sinfónica rosarina. Se pudo gozar de la abigarrada textura sonora, la precisión rítmica y la variedad exacta de intensidades y luminoso color español.
Nadie del auditorio quedó indiferente con el “Danzón Nº 2” de Arturo Márquez Navarro, una danza sinfónica, que hoy se escucha en las grandes salas de concierto del mundo, hermosamente orquestada, todos los presentes de una manera u otra respondió a su ritmo arrollador.
El esperado segmento con obras de John Williams fue sin duda el gran momento de la noche, primero por la posibilidad de escuchar las famosas melodías de las películas que nos acompañaron desde chicos y segundo por disfrutar de un compositor que de ninguna manera podemos llamar menor. Esta parte del concierto se convirtió en una fiesta; cada melodía reconocida de las partituras de John Williams fue aludada con aprobación por el público que llenó la sala, desde los dinosaurios de “Jurasic Park” a las mil y una aventuras de Indiana Jones, pasando por el entramado exquisito de tonalidades sutiles y etéreas, que es la música de “Inteligencia Artificial”, que con exactitud recreó la batuta de maestro Del Pino Klinge.
Para el final, se escogió la música de “Amistad” que Williams compuso, para el filme de Spielberg (1997) . El tema principal, “Seca tus lágrimas, Africa” fue cantado en el idioma nativo de Sierra Leona. Se utilizó el flashmob como un certero golpe de efecto, los coros surgieron de entre el público y el coro infanto-juvenil, de los pasillos del teatro. Las voces y la orquesta, en una secuencia de altísimo intensidad, llevó al concierto a su punto máximo. Poner la Sinfónica de cara a la ciudad y entre la gente, es el logro más promisorio de esta gestión. Si la orquesta viene mejorando temporada tras temporada, en la gestión actual está aprendiendo a volar.