Luis Piedrahita te puede hacer reír hablando simplemente de los piyamas, las valijas o las servilletas de papel. Está considerado el número uno del stand up español, y construye su humor a partir de pequeños objetos en los que nadie repara. Humorista, escritor, director de cine e ilusionista, Piedrahita es autor de seis best-sellers (dos con prólogo de Marcos Mundstock y Alejandro Dolina) y desde 2011 forma parte del programa de entretenimiento con más rating de la televisión española, “El hormiguero 3.0”, donde compartió sus monólogos y su magia con estrellas como Tom Cruise, Gwyneth Paltrow, Will Smith, Denzel Washington, Iggy Pop y Justin Bieber. Ahora llega por primera vez a la Argentina para presentar su espectáculo “Dios hizo el mundo en siete días... y se nota”, un compilado de sus unipersonales más recientes.
“Yo intento hacer un humor de la imaginación, un humor que se acerca a la poesía, casi surrealista”, explicó el comediante el diálogo con Escenario. “No hay malas palabras, ni puteadas, ni una reivindicación explícita. La reivindicación es muy sutil, porque reivindica la belleza. Es un humor blanco, al menos en apariencia. No hay nada más transgresor que reivindicar la belleza y la poesía, porque es lo más difícil de hacer”, aseguró. En sus monólogos se cruzan desde las madres quejosas hasta los artefactos que se niegan a funcionar, pasando por las costumbres burguesas y las rutinas ciudadanas que se convierten en pesadillas infernales. “Me dicen el rey de las cosas pequeñas. Siempre trato de hablar de temas muy cotidianos”, remarcó.
El humorista tiene fuertes lazos con la Argentina. Es admirador de Les Luthiers, de Dolina, de Quino y de Roberto Fontanarrosa, y los considera una influencia vital en su trabajo. Entre sus referentes también cita al legendario humorista español Miguel Gila y a autores como Jardiel Poncela, Ramón Gómez de la Serna y Julio Camba. Sin embargo, dice que no se siente influenciado por las estrellas del stand up norteamericano. “El formato del stand up es americano, pero en el contenido nosotros los latinos nos diferenciamos, porque tenemos una puesta humorística más seria, con más reflexión e imaginación. No creo que tengamos que ir a abrevar a lo anglosajón. Tenemos un contenido propio”, afirmó.
Piedrahita trabaja desde hace 15 años como guionista del programa pionero del stand up comedy en España, “El club de la comedia”. Y en ese sentido, desde esa formación, asegura que en sus espectáculos “todo está guionizado, incluso las improvisaciones”. “Bajo la apariencia de algo muy improvisado hay un guión previo. Por supuesto que siempre suceden imprevistos y hay que decir algo que nunca se había dicho antes, pero seguramente sí se había pensado. Lo mío son las improvisaciones muy preparadas”, dijo entre risas.
También destacó que su humor no pierde efectividad fuera de España por los modismos que suelen aparecer en sus monólogos. “Yo hago un humor de concepto, que puede entender todo el mundo. «Dios hizo al mundo en siete días y se nota» es un comentario universal, es una broma que puede entender cualquiera. Por lo tanto he tenido que cambiar muy poco de mi guión para adaptarlo a la Argentina”, reveló. En esa adaptación lo ayudaron algunos humoristas argentinos que son referentes del stand up, como Juan Barraza, Fernando Sanjiao, Pablo Fábregas, Coco Sily y Sebastián Wainraich. “Son amigos, me ayudan con la difusión del espectáculo y me dan consejos”, comentó.
Piedrahita sabe que el stand up está de moda en la Argentina, y dijo que en España sucedió lo mismo a fines de los años 90. “Recuerdo que fue una explosión terrible. Eso sucedió porque el stand up es muy fácil en apariencia. Al stand up alguien lo ve y dice: «eso lo hago yo». Yo creo que cuando alguien ve un espectáculo y dice «eso lo hago yo» es porque el espectáculo no es bueno. Nadie dice «eso lo hago yo» viendo a Les Luthiers, o un dibujo de Quino o escuchando a Dolina”, apuntó.
Según el comediante, “lo que sucederá, como sucedió en España, es que quedarán los que dedican horas y trabajo al stand up, los que trabajan mucho el contenido. Aquellos que simplemente se suben a un escenario y creen que el stand up es un muro de ladrillos detrás, un micrófono por delante y estar más o menos sudoroso y mal vestido, esos standaperos desaparecerán. Aquellos que trabajan su texto, que tratan de mejorar su técnica actoral, desde la respiración hasta la forma de hablar y de moverse, esos son los que quedarán. Recuerdo al maestro Juan Tamariz, un mago español, que decía que no era sencillo encontrar un antónimo de arte, pero que tal vez el más acertado sea lo fácil. Y es así. El arte es todo menos fácil”, concluyó.