"Van a ver un Luca íntimo, un Luca bajado del pedestal, y en una de esas cómo se
lo podría ver en los cinco minutos después de lo que la gente conocía; con sus debilidades y con su
faceta humana". Así definió el director Rodrigo Espina el filme "Luca" que se exhibirá mañana,
pasado mañana y el sábado, a las 22, en Willie Dixon, Suipacha y Güemes.
A Espina le demandó 14 años completar un trabajo que
definió como "un musical documental cuya columna vertebral son las cartas que le enviaba Luca a su
familia y a una ex novia en las que les contaba que estaba en Córdoba, «en el culo del mundo, los
cielos son fantásticos, estoy empezando a hacer un banda». Son cartas que muestran a un Luca
íntimo, cartas en las que no hay nada de pose. Es todo lo que le pasaba al Luca ser humano".
Internacional. El cuadro se completa con testimonios de amigos y familiares,
registrados en varias partes del mundo en los cuales Prodan pasó distintos tramos de su vida, desde
Escocia a Roma. "Creo que menos en Africa, estuvimos en todos esos lugares", dijo Espina.
Entre los testimonios figura el de Germán Daffunchio, ex
cantante y guitarrista de la banda Sumo que lideraba Prodan, y actual responsable del grupo Las
Pelotas.
Según explicó el director, su relación con el músico
comenzó casi por azar: "Yo estaba haciendo el corto «El día que reventaron las lámparas de gas» y
estaba metejoneado con que quería que actuase Luca. Por esos azares de la vida, pasó cerca de donde
yo estaba. Una asistenta lo corrió, vino, hicimos el corto. Luca caminaba muchísimo y mi oficina le
quedaba de paso, así que comenzó a pasar seguido y nos hicimos amigos", explicó.
El tiempo y las afinidades se encargaron del resto: "Me
invitó a ir con mi cámara a los shows. Yo iba a grabar los recitales como una excusa para estar
cerca de él y de Sumo. No había ninguna intención de hacer ningún documental. Después me encontré
con mis amigos y los ex Sumo diciéndome que lo tenía que hacer. Ahí comenzó todo. Pero desde que
entró en producción fueron 14 años", recordó.
Veinte años. En diciembre pasado se cumplieron los 20 años de la muerte del
músico. Con dos películas previas y con Prodan seguido por una legión de fans, ¿qué se puede decir
de nuevo?. "Van a ver un Luca íntimo —afirmó Espina—; un Luca bajado del pedestal...
También va a ver mucho show, una banda sonora con muchos inéditos", afirmó.
Sin embargo el peso de la leyenda no influyó en su objetivo
de revelar facetas nuevas: "Siempre la faceta humana va a ser más interesante que la faceta
pública. Y en este caso con una gran ventaja: Luca era íntegro, una sola versión. No había un Luca
humano y otro estrella", señaló el cineasta porteño.
Una de sus grandes virtudes era que no actuaba. Era él, ese
animal de escena, ese cantante visceral con una cultura vastísima. Además era un gran poeta. Creo
que por eso Sumo también fue grande", añadió.
El amigo y colega. Daffunchio coincidió con Espina en la dimensión que alcanzó la
figura de su amigo Prodan y de la banda que formaban junto a Ricardo Mollo, Roberto Pettinato,
Diego Arnedo y Alberto Troglio.
"Sumo era muy auténtico. Estábamos dentro del ambiente del
rock argentino pero no alimentábamos a la prensa. Creo que fue porque era un grupo verdaderamente
auténtico. No había posturas ficticias o truchas. Era todo verdad", dijo el músico.
Específicamente sobre la figura de Prodan, el actual líder
de Las Pelotas, puntualizó: "Es una constante en el mundo del espectáculo. Está el personaje que la
gente proyecta en vos y el ser humano. En cuanto al ser humano es muy triste. Hablamos de alguien
que a los 34 años ya no pudo vivir más. Yo viví las dos facetas. La historia de Luca es muy
especial, como lo fue la historia de Sumo. Creo que él fue una especie de ícono de una
generación".
El destino y el azar. Como en el caso de Espina, Daffunchio recordó que el azar y
la empatía estrecharon el vínculo: "En esa época yo era marino mercante. Coincidió que él viene de
Europa medio pidiendo la salvación porque estaba camino a morirse y nos encontramos en
Traslasierra. El único nexo que hubo en ese año o medio año era la música. Nos quedábamos tocando
horas y horas. Era todo terapéutico. A la vez cuando Sumo empieza a ser Sumo, nos seguía gustando
hacer lo que hacíamos. Era la sensación de estar generando cosas en la gente. Pero de eso empezamos
a darnos cuenta después", explicó.