El genial guitarrista británico John McLaughlin está considerado uno de los músicos más influyentes en el arte de la improvisación. Tan inmenso es su dominio en este terreno, que el gran Miles Davis en “Bitches Brew”, álbum emblemático del jazz fusión, le dedica un tema poniéndole de título, simplemente, su nombre. McLaughlin, sin embargo no se limitó al mundo del jazz rock, sino que orilló varios estilos desde su prisma de la fusión, por ejemplo el rock con su Mahavishnu Orchestra, la música hindú o el flamenco, estilo este último que le posibilitó uno de los momentos más fuertes de su trayectoria, junto a Paco de Lucía y Al DiMeola, formando lo que se conocería entre los aficionados como “The Guitar Trío” –con los que grabaría uno de los mejores trabajos de guitarra, un disco en vivo grabado en San Francisco en 1980–. El trío se reunió nuevamente en 1996 para una segunda sesión de grabación y una gira mundial.
—Hay muchos aspectos relacionados a las virtudes y características de la banda. Primero de todo, ellos (Gary Husband, teclados; Etienne Mbappe, bajo, y Ranjit Barot, batería) son seres humanos excepcionales. Segundo, sus vidas han sido y son dedicadas a la música, y como consecuencia son músicos extraordinarios. Estas dos características son esenciales para que se genere una verdadera complicidad entre todos. Esta complicidad está detrás de la alegría de cuando estamos tocando juntos, y nos permite movernos espontáneamente, que es la norma principal para cualquier posibilidad de verdadera inspiración.
—¿En qué lugar de su amplia discografía pondría a “Black Light”?
—Desde que “Black Light” es mi último trabajo, puedo decir que es mi mejor grabación. Dicho esto, hay gente que va a estar en desacuerdo conmigo, aunque tengo algunas grabaciones favoritas que he hecho en todos estos años. Pero siempre hay una relación así entre el artista y su trabajo. Entre mis amigos, varios son pintores y en esto son iguales que yo, están apegados con ciertas pinturas, como yo estoy apegado a algunos de mis discos.
—Precisamente en este último disco hay un hermoso homenaje a Paco de Lucía, con el tema “El hombre que sabía”, ¿cómo surgió esta canción y cuál es su mejor recuerdo de Paco?
—Paco siempre va a estar vivo en un lugar de mi corazón. Era una persona a quien quería y admiraba profundamente y puedo decir que hoy lo extraño. La canción es una de las piezas que escribí para una grabación de Paco que él habría grabado en 2014 si no hubiese fallecido en México. Hemos intercambiado muchas piezas musicales y él recibió esta canción en particular un día antes de volar a Cuba y después a México. Me llamó para decirme que le había gustado mucho la canción y que estaba muy feliz. Después de su muerte, necesité rendirle un homenaje como el gran artista que fue y como mi amigo más querido. Sé que a él le encantaría nuestra versión de la canción.
—Recientemente falleció George Martin, que alguna vez fue su asesor artístico, ¿qué recuerdos guarda de él?
—Sí, estuve muy triste por las noticias de su muerte. Lo conocí en 1966. El no fue mi manager “artístico”, pero fue el productor de mi disco “Apocalypse”, que hice con Mahavishnu y la London Symphony Orchestra en 1973. El era un ser humano encantador y muy inteligente. Por supuesto que también era un músico extraordinario y siempre lo consideré el quinto Beatle, como muchas otras personas. La producción de “Apocalypse” fue extremadamente desafiante, pero él fue un experto en organizar la orquesta y a mi banda en el estudio, y el resultado es uno de los mejores discos que he hecho.
—Entre la Mahavishnu Orchestra y su trabajo con Miles Davis, desde mediados de los años 70 usted viajó desde los raggas de Shakti hasta su colaboración con Al Di Meola y Paco de Lucía. ¿Qué síntesis podría hacer de su extenso camino recorrido hasta hoy?
—La diversidad de mi educación musical comenzó cuando tenía 11 años. Al mismo tiempo empecé a tocar la guitarra. A esa edad había estado estudiando piano clásico por 4 años. Cuando empecé a tocar la guitarra, mi hermano mayor estudiaba en la universidad y volvió a casa durante las vacaciones con grabaciones de los mejores cantantes y guitarristas de blues. Fue la época en la que el blues explotó en Inglaterra a principio de los 50. Esa música tuvo un impacto poderoso en mí y continúa influenciándome hasta hoy. Cuando tenía 14 años conocí el flamenco, que también me impactó muy fuerte. Poco después de eso, escuché música clásica india y a los 15, escuché jazz viejo. Toda esa cultura musical fue formando mis gustos musicales y se manifestaron por sí mismos más tarde en mi vida y en la música. Lo que puedo decir de las diferentes culturas musicales es que son todas hermosas. La música es el verdadero lenguaje de la humanidad y nos recuerda que nuestro verdadero hogar está en el corazón.
— “Black Light” no es ni jazz, ni rock, ni música india ni blues, y sin embargo es todo ello... ¿podría ser esa una definición del disco?
—Eso que dice se relaciona directamente con lo que opino sobre la variedad de culturas musicales que han influenciado mi vida y música. Pero dicho esto, para manejar un instrumento necesitás una disciplina. Esta disciplina puede ser clásica o jazz. Mi disciplina en guitarra es jazz, ambas por necesidad y amor. Sin embargo, el jazz fusión había estado aquí por muchos años. La primera expresión de este género fue la grabación de Miles Davis en 1958 con arreglos de Gil Evans, llamado “Miles Ahead”. En esa grabación vas a escuchar jazz fuertemente influenciado por las tradiciones musicales hispanas.
—Hablando de Miles Davis, no es usual que un músico le ponga a una canción el nombre de otro músico, En “Bitches Brew” Davis lo hizo, uno de los temas se llama “John McLaughin”. ¿Por qué cree que puso su nombre a la canción? ¿Lo sorprendió?
—¡Me shockeó cuando vi el el título de esa canción en la portada del álbum! Cuando conocí a Miles Davis, en enero de 1969, él sabía cuánto lo admiraba. El ha sido mi gurú desde que tenía 15 años. Después de la sesión de grabación de “In a Silent Way”, Miles me invitaba a su casa varias veces por semana a tocar la guitarra para él. Entonces, a medida que íbamos al estudio a grabar “Bitches Brew”, nos conocimos mucho mejor. De alguna manera, contribuí musicalmente a esa grabación por las sesiones de guitarra que pasé con Miles en su casa. ¡Aún así, él me dio el gran honor de nombrar uno de sus temas con mi nombre! Miles me dio más de lo que alguna vez seré capaz de agradecerle. ¡Mi deuda es enorme!
—Imagino que usted ha tenido momentos memorables sobre el escenario, el festival Havana Jam, en 1979, en el que integró el Trio of Doom, junto a otros grandes como el bajista Jaco Pastorius y el baterista Tony Williams, ¿qué recuerda de aquelllos años?, y de su relación con Jaco, ¿guarda alguna anécdota?
—Cuando Jaco llegó a Nueva York en 1974 o 1975, me encontró en la sala de ensayo con mi banda Mahavishnu. Se presentó a sí mismo diciendo: “¡Mi nombre es Jaco Pastorius y soy el mejor bajista del mundo!”. Me gustó la manera en la que habló, entonces lo invité a tocar inmediatamente y fue increíble. De todos modos, yo ya tenía un bajista maravilloso, pero le dije a Jaco que llamaría al baterista Tony Williams y lo recomendaría. Después de unos meses, el co fundador del grupo Weather Report, Joe Zawinul, había reemplazado rápidamente a Alfonso Johnson por Jaco, y el resto es historia. Jaco y yo seguimos siendo amigos hasta nuestra reunión con Tony Williams, varios años después en Cuba. ¡Pero nuestros ensayos en Nueva York eran increíbles! Nosotros tres juntos era algo simplemente maravilloso. Jaco estaba tan inspirado que inventó el nombre “The Trio of Doom” (el trío del infierno). Desafortunadamente, el concierto en La Habana no fue del mismo nivel que los ensayos, y hubo ciertos conflictos durante el show. Dos semanas después, estábamos los tres en el estudio de Nueva York para regrabar algunos de los temas. CBS quería lanzar el álbum. Pero aún había conflictos entre Tony y Jaco, que podían trabajar juntos a veces y otras no. Personalmente, yo estaba muy feliz de tener ese material 4 años atrás, cuando Sony me pidió remixarlo, lo tuvimos que hacer en Cuba, y luego en Nueva York. Y ese fue el disco de Trio of Doom que fue lanzado tres años después.
—¿Qué significó la aparición de Jimi Hendrix? ¿Cómo podría explicar la influencia que tuvo en los guitarristas de su generación y de generaciones futuras?
—Antes de conocer a Jimi ya era su fan; él estaba tocando cosas increíbles con su guitarra, cosas fuera de este mundo. La influencia que tuvo Jimi en las guitarras eléctricas va a durar para siempre. En 1965 estaba frustrado con el sonido simple y suave de la típica guitarra de jazz. Había algunos guitarristas excepcionales pero yo estaba bajo la influencia de la música de John Coltrane. Coltrane estaba buscando con su saxo un sonido más potente, y al final, empezó a usar un tipo de distorsión acústica para tocar más de una nota simultáneamente. En mi opinión, Jimi estaba buscando lo mismo. En 1966, yo estaba tocando con un amplificador más grande y empecé a usar un sonido más distorsionado. Esto ha continuado hasta hoy. Sigo trabajando en mis sonidos.
— ¿Cómo ve a la generación de nuevos guitarristas? ¿Más arriesgados o más conservadores que su generación?
—La nueva generación es más conservadora y más osada al mismo tiempo. Todo depende del estilo de música que se toque. Últimamente, he participado en el jurado de dos competiciones de guitarra. La primera fue el año pasado en Suiza, que fue ganada por un joven guitarrista brasilero llamado Pedro Martins. Podría decir que Pedro toca en un estilo tradicional, pero con cierta fluidez e imaginación que es imposible de perderse, él es un guitarrista y músico extraordinario. La otra competición en la que fui jurado fue en Bangkok y el ganador fue un joven de 19 años, que era totalmente radical en su manera de tocar. Estos dos jóvenes son claros ejemplos de la diversidad a la que me refería en su pregunta.
—La mayoría de sus proyectos están relacionados a la música de fusión a partir de un sonido muy personal. ¿Qué opinión tiene de los puristas en la música?
—Los puristas son estúpidos y presumidos. Creen que ellos son los únicos que conocen lo que es puro o no puro. Son la peor clase de egoístas. Ellos critican a Stravinsky con su “Sacré de Printemps”, critican a Miles Davis, a Paco de Lucía, a Zakir Hussain y a muchos otros más. Yo he criticado muchas veces y la crítica es buena para todos, pero cuando tenés gente que ni siquiera sabe cómo tocar un instrumento, que hable de qué música es pura o no, es absurdo.
—¿Quien le dio el mejor consejo de su vida y cuál fue ese consejo?
—Me dieron dos excelentes consejos en mi vida: uno de Miles Davis, que me dijo “¡Sigue adelante, John!”. Y otro de mi ex manager, Nat Weiss, que fue: “Es fácil lidiar con el fracaso, mucho más difícil es lidiar con el éxito”.