El desafío de interpretar a Edgar Allan Poe, uno de los máximos referentes de las letras estadounidenses, era demasiado atractivo John Cusack se resistiera. Cusack atravesó todo el arco interpretativo, desde la comedia, como "Alta fidelidad" y "Con Air", hasta dramas como "Medianoche en el jardín del bien y del mal", ciencia ficción con "2012", y también el terror como "1408". "El cuervo", que se estrena hoy, se filmó en Budapest, donde la arquitectura proporcionó el marco al Baltimore del siglo XIX, ciudad de origen del escritor. "Creo que fue una especie de estrella de rock literaria de su época", dijo Cusack acerca del escritor. "Además, todas las semanas leía a clientes ricos y brindaba lecturas de sus poemas a estas señoras. Creo que también se veía a sí mismo de esa manera. Pero por otra parte, sostenía que él creía que Dios le había otorgado una chispa de genio, pero que estaba empapada de miseria", señaló el actor.
—Cuando se trata de un genio literario, el guión debe brillar...
—Sentí que estábamos en una posición muy buena ya que el concepto de la película se sentía como una de las propias historias de Poe. Y se trata de la deconstrucción de su propio material. Con el fin de comprender la mente del escritor, él tiene que deconstruirse a sí mismo. Es como un círculo, ¿quién sueña a quién?. Así que parecía una confusión metafísica y luego, también, un descenso a los infiernos. Eso es muy Poe. Y luego, tuvimos que asegurarnos que el lenguaje era de un nivel más elevado, porque Poe era un maestro del idioma inglés, un genio total, y eso establece un estándar muy alto.
—¿Es usted quien tiene que establecer ese ingenio con el uso del lenguaje?
—Sí. En la escena del principio, en el bar, era muy importante para mí para mostrar las diferentes facetas del hombre antes de que la acción y la narración se concreten porque uno tiene que obtener una idea de ella y después revelar algo más. Un escritor trabajaba con nosotros, en todo momento, para lograr ese diálogo correcto.
—¿De niño leyó a Poe?
—Sí. Creo que lo leí en la escuela secundaria. Está en el plan de estudios de inglés, pero es rápido. Se lo conoce como poeta, ves un poco de su trabajo, pero luego, después de un tiempo, se convierte en un ícono de dos dimensiones. Leerlo nuevamente e investigar su vida fue un placer. Estamos tratando de pintar un cuadro de él, pero de alguna manera es tan cierta como una biografía.
—¿Vio a Poe como una especie de estrella de rock?
—Sí, creo que fue una especie de estrella de rock literaria de su época. Siempre estaba interpretando, todas las semanas leía a clientes ricos y brindaba notables lecturas de sus poemas a estas señoras. l también se veía a sí mismo de esa manera. Una vez dijo que creía que Dios le había otorgado una chispa de genio, pero que ésta estaba empapada de miseria.
—¿Cree que Poe le hubiera agradado?
—No, creo que debe haber sido un hombre desagradable (ríe). Y creo que hubiera dependido de cuándo lo conociera; si estaba bebiendo o no, o en qué ciclo de la bebida estaba. He oído que podía ser un caballero, pero también una persona muy difícil. No creo que le agradaran mucho los hombres, creo que se sentía más cómodo con las mujeres. Le gustaba estar rodeado de mujeres y es ahí donde encontró una especie de sentido espiritual, como así también, su mayor tragedia, en los brazos de una mujer; belleza y muerte. "Siento que no puedo amar a menos que la muerte se fundiera en sí con el aliento de la belleza...", dijo. Pero creo que con los hombres parecía estar, básicamente, en guerra todo el tiempo. Era muy competitivo y siempre trataba de ensuciar a otros escritores. Era divertido al respecto, pero ansiaba pelear todo el tiempo. Decía: "No tengo la intención de tolerar algo que puedo dejar. Se destaca por la nada misma que lo caracteriza..." y "una manzana o una pera tiene un ángulo más agudo que la escritura de este hombre...". Ensuciaba a otros escritores (ríe), que también eran grandes escritores. Pero creo que si lo conocieras, sería un personaje con un gran magnetismo e intensidad, que es lógico, pero, tal vez, no sería el hombre más cordial.
—Pero alguien interesante para interpretar...
—Sin dudas. Esto fue como un día de estudio para mí. Querés permanecer en su cabeza por mucho tiempo. Es muy oscuro y muy intenso.
—¿Es difícil desprenderse de un papel así? ¿Necesita un período de descompresión cuando el rodaje termina?
—Es como cuando transitas algo por mucho tiempo, en cierto modo, permanecés allí hasta que termina. Una película tiene diferentes etapas: te sobrevaloran, te usan, y entonces, te descartan (risas). Siempre en el mismo orden. Hay una secuencia muy específica. Al principio pensás, "ah, esto será genial...", y te rompés el traste, y no es culpa de nadie, y hay un horario que cumplir, y no hay dinero... Luego te dejan en algún lugar cuando se acaba y es como que sigues con tu vida (risas).
—¿Le gustaban las historias de terror de Poe, o le atraía más su poesía y otros escritos?
—Me gusta el tipo de asombro luminoso que tenía por el crepúsculo entre la vida y la muerte. Puedo apreciar las imágenes literarias como en "La caída de la casa Usher", donde la genealogía del imperio en colapso y la casa representan esas cosas. O "La máscara de la muerte roja", donde la peste, literalmente, entra en el palacio. Es escritura clásica. Luego están sus otros elementos que tiene esta cosa absurda, donde podés ver su ingenio y su mente increíble trabajando. Lo que más me interesó de Poe fue el hecho de que iba a entrar en todas estas cosas diferentes.