Guillermo Francella reconoció que después de décadas de actividad, de alguna
manera, volvió a rendir examen. Así le ocurrió cuando fue convocado para "Rudo y cursi", la
película que protagoniza junto a Gael García Bernal y Diego Luna. Se trata de una producción de
Alejandro González Iñárritu, Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón. Además acaba de rodar el thriller
"El secreto de sus ojos" el cual le demandó un cambio "estético e interpretativo".
—Me llegó en febrero de 2007. Interpreto a un representante de
futbolistas, argentino. Busca pibes en los potreros para llevarlos después al DF para triunfar.
Recibí un llamado bastante inusual porque hablaban de hacer una audición. Y en Argentina uno no
está muy acostumbrado a hacer audiciones cuando es conocido y conoce su trabajo. Cuando me
empezaron a explicar de qué iba la cosa, concretamente que la producción de esta película era de
Alejandro González Iñárritu, Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro, la verdad, era la selección
nacional de México en cine.
—¿Sentiste que era como volver a rendir examen?
—Y, un poco sí. La audición se trata de eso. Que alguien juzgue tu
expresión y diga sí o no. De modo que fue bastante particular y novedoso, como el recuerdo de
cuando iba a hacer pruebas en la adolescencia.
—¿Qué diferencias encontrás entre rodar en el exterior y hacerlo en la
Argentina?
—Bueno, fue una megaproducción. Además de los productores y los actores,
el director de arte era Eugenio Caballero que ganó el Oscar por "El laberinto del fauno"; el
director de fotografía fue Adam Kimmel, que trabajó en "Capote". Se trabaja muy bien, se le dedicó
mucho tiempo, son muy minuciosos, se hacen muchas tomas. Tienen muy claro qué quieren y cuál es la
película que quieren contar. En ese sentido fue una experiencia inolvidable.
—¿Había diferencias sustanciales con otras películas tuyas, como
"Exterminator"?
—Estás hablando de dos cosas totalmente distintas. Son otros contenidos y es bastante
normal que haya una diferencia sustancial. Pero esto no es nada peyorativo para "Exterminator" o
"Los bañeros". Las películas populares a las que te referís fueron emblemáticas en la Argentina para los niños y los adolescentes y lo
siguen siendo hoy.
—Ahora sumaste el género de suspenso con "El secreto de sus ojos", de
Campanella...
—Terminé de filmarla hace muy poco. También hay una posibilidad de una
ópera prima, pero se están definiendo fechas. La película de Campanella es un thriller muy bien
contado, y he quedado fascinado con Campanella.
—¿Eso puede marcar un cambio de rumbo en tu carrera?
—Hay un cambio en esta película, un cambio estético e interpretativo, algo
que me ha pedido puntualmente Juan. Traté de dárselo y por lo que me exterioriza está muy feliz por
lo que ha pasado a lo largo del rodaje.
—¿Qué riesgos o desafíos implican esos cambios?
—Obviamente que como actor hice mucha más comedia que otro género. Pero
también me dí el gusto de hacer algunas cosas que me gustaron. Cuando empecé a trabajar en comedia
fue efectivo para mí, para los productores y continuamos. No fue un desafío. Desafío es haber hecho
"Los productores" con Pinti, donde tuve que cantar y bailar, algo que en mi vida había transitado.
El corazón me explotaba el día del estreno. Siendo actor, esto de encasillar me parece bastante
como subestimar.
—¿Te sentiste así en algún momento?
—No, nunca sentí eso. A mí como actor no me ocurrió eso jamás, gracias a
Dios.
—Ahora volvés al teatro con "La cena de los tontos" y además
dirigiendo.
—La estamos por estrenar en Mar del Plata, con Adrián Suar, Pablo Codevila, Marcelo De
Bellis, Carla Conte y Sabrina Rojas, además de protagonizarla junto con Adrián. Es una obra que ya
hice hace ocho años y nos trajo tantas satisfacciones que siempre teníamos ganas de hacerla de
nuevo, sobre todo en Mar del Plata y con la que también estuvimos en Rosario. Así que la
amamos.