"Farsantes" instaló otra modalidad de capítulo final en las ficciones televisivas. Al ya conocido final bueno, malo, rosa, complaciente, oscuro, trágico, redondo o abierto (por citar sólo algunos), la polémica tira de Pol-ka le suma el final "como se pueda". Y dentro de ese escenario es que vale considerar, y rescatar, la labor de los guionistas Mario Segade y Carolina Aguirre, porque supieron encontrar las palabras necesarias para ponerle un broche digno. Lo menos que merecía una tira que nació para ser la ficción del año y terminó siendo una novelita deshilachada a causa de fricciones entre los actores y deserciones de dos de los principales protagonistas, como es el caso de Benjamín Vicuña y Facundo Arana.
No fue menor la tarea de Segade y Aguirre, porque empezaron con una historia y un elenco que tenía la fuerza de un misil y terminaron tirando piedritas con una gomera. Sin Pedro (Vicuña, la sorpresa actoral de esta tira), Guillermo (Julio Chávez, que sigue en el más alto nivel expresivo) tuvo que reacomodar su corazón para continuar con su vida profesional, afectiva y sentimental. Y lo hizo. En una cena íntima, se mostró dispuesto a disfrutar de esta nueva familia disfuncional, en la que ganó espacio su ex mujer Ana, ya recuperada del alcoholismo, y su hijo Fabián, a punto de ser papá.
Y en este combo de gente pegada a sus afectos, Guillermo establece un nuevo lazo de empatía con Gabriela (Griselda Siciliani), a quien le regaló un viejo libro de abogacía para seguir la cadena de un entrañable legado profesional. Y conectó su mirada y su alma con esa socia a quien aconseja, reta y apaña tanto como a una hija. El camino también quedó habilitado para José (Diego Velázquez), quien parece ser el hombre que se acostará al otro lado de la cama, en ese espacio que hasta ahora era territorio de Pedro.
En un guiño místico, Pedro también estuvo ahí, para dar el visto bueno. En ese mismo día de la cena familiar, y horas después de que Miguel (Mario Pasik) casi hace un desparpajo con un arma, de no ser por el coraje de Guillermo, la audacia de Fabián y la efectividad de la policía, que se lo llevó. Pedro le recordó a Guillermo aquella frase "todo esto va a pasar", y le pidió que le prometa que va a ser feliz. Guillermo se lo prometió, le dijo que lo extrañaba y se abrazaron, en una escena hija de la lágrima.
En tanto, Gabriela sigue contando los días y horas para que Alberto salga de la cárcel y decidió no seguir su pareja con Antonio, quien ya empezó a mirarla con más cariño a Sonia. Por su parte, Marcos se lanzó a explotar su veta erótica con su mujer Isabel, en una dupla actoral de antología. "Farsantes" dio las hurras. Nunca se sabrá cómo hubiese sido el final con Pedro (vivo) y Alberto (en libertad). Otra vez será.
P.S.